18.*¿Celos u orgullo?*

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Se dejó hacer en los brazos de Sasuke, disfrutando la increíble sensación que crecía en su pecho. El regalo que recibió minutos antes, había sido el mejor, hasta el punto de no saber si llorar o reír de la felicidad.

- ¿Sabías qué quiero dormir? – Preguntó al sentir como Naruto se aferraba más a él en un fuerte abrazo.

- Gracias Sasuke...– Sonrió.– Eres el mejor.

Dicho esto se levantó y volvió de prisa a dónde se encontraba la caja, dejando al azabache en un ligero transe al recibir palabras tan lindas por parte del menor.

Naruto miraba maravillado el hermoso retrato, paso las yemas de sus dedos por el cristal siguiendo la silueta de la persona fotografiada, después paso sus dedos por el fino marco y una mezcla de escasos recuerdos pasaban por su mente, cerró los ojos y se dejó llevar por sus pensamientos.

- Feliz cumpleaños.– La voz profunda resonó en sus oídos.– Atrasado.– Aclaró.

- Sasuke ¿Cómo lograste encontrar esta foto? – Pregunto con emoción.– Hace años que no veía una foto distinta de mi padre.

- Fue tomada en un juzgado hace años, tal vez antes de que nacieras. Deja eso, te traje otra cosa.– Caminó hasta él, se arrodilló un poco para quitar el papel que había en la caja.– Pensé que estarías feliz con algo así.

Lo que restaba de la caja estaba llena de los ramen edición limitada que quería comprar, hasta hace algunos días creyó que no podría obtenerlos, pero ahora tiene una caja repleta de varios paquetes.

- ¿No dices nada?

- Gracias, enserio gracias.– Como si fuese lo mejor del mundo tomó en sus brazos tres sobres de ramen.– ¡Ya no gastaré mi dinero!

- ¿Dinero? – Negó con la cabeza al entender a qué se refería Naruto.– Este es mi regalo para ti, y lo siento por gritarte, no quería hacerlo.

Al parecer había roto el orgullo de Sasuke Uchiha, lo que creyó que jamás escucharía lo estaba escuchando de sus propios labios. Sonrió y estiró su mano para acariciar la mejilla del contrario, había descubierto algo genial hoy...

«A Sasuke le gusta que lo acaricien»

O por lo menos le gusta las suaves caricias en su rostro o su cabello, no sabía que era mejor del regalo que le había dado si los ramen o la disculpa de este chico tan orgulloso... Definitivamente la disculpa sabía mejor que una bolsa de ramen.

- No se por todo lo que pasaste de niño, pero hoy me decidí a que tú vida mejore.– Hablaba calmado, sin tener el rostro fruncido.– A cambio de algo.

Ahí está, ya sabía Naruto que algo querría a cambio, nadie hace las cosas sin tener nada a cambio. Excepto las veces que una madre prefiere darle su comida a sus hijos sin esperar nada a cambio, en este caso Deidara sería su mamá.

- ¿Qué necesitas? – Decidió seguirle el juego.

- Sabes nunca he tenido un amigo.– Recargo su cabeza en la mano de Naruto esperando por más caricias.

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? Yo tampoco he tenido amigos excepto mis hermanos.

- Cuando llego del trabajo me da estrés pensar en todos los problemas que carga mi familia, pero descubrí que tú puedes aliviar ese estrés... Lo único que tienes que hacer es teñirte ese rubio a negro.

La nariz del menor se arrugó antes de gritar que no, no sabía si este tipo era tonto o se hacía. Sabía que no le caían bien los rubios, pero no entendía el porque de tanto odio. Y siendo así, si le daba estrés pensar en ello, pues que deje de pensar en eso ¿No?

El Mesero [ItaDei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora