6.*Itachi Uchiha*

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Sonreía mientras cerraba el restaurant. Sabía que talvez no era la mejor opción haberle dicho a Hidan que volvieran a intentarlo él y su pareja, pero estaba seguro de que ellos tomarían la desición correcta.

Con su mochila en su hombro caminaba a una parada de taxis en donde tomaría uno e iría a casa. Sonreía mientras pensaba en que sus hermanos ya hayan llegado bien a casa, imaginaba que Gaara estaría regañando a Naruto por comer ramen, rió al pensarlo. Se sentó en la banqueta esperando a que llegase algún taxi.

- Que hermoso auto- decía mientras miraba un auto negro aparcado frente a una tienda de ropa.- Algún día yo tendré uno como ese, y llevaré a mis hermanos a pasear.

Ya eran casi las doce de la noche y aún no pasaba ningún taxi, había llamado a sus hermanos para informarles que quizá no llegaría temprano a casa debido a que no pasaba ningún taxi, por lo tanto se quedaría a esperar.

- ¡Qué estupideces estás diciendo! ¡Claramente dije lo que ocurriría sí se hacía algo mal con el manejo de prensa!- De la tienda de ropa salía un azabache claramente enojado- Sé que no es tu culpa, está bien, lo arreglaré mañana.- Suspiró mientras colgaba y miraba al frente.

Deidara jugaba con un pequeño palito, hacía dibujos sin sentido en la tierra, en eso escucho como alguien gritaba, por un momento pensó que era a él a quien le gritaban, pero se calmó al ver a un azabache de espalda a él y supuso que era el dueño del auto. Al finalizar la llamada miró como se volteaba quedando de frente a él.

No podía creer lo que sus ojos veían, ese chico al que habían dañado estaba ahí, eso cabellos rubios es imposible olvidarlos, sin perder más el tiempo camino firmé hacia él, noto como se tensaba, sin embargo no se movía de ahí. Cruzó la calle que los separaba, y sí, sus ojos no se equivocaban, justo frente a él estaba el chico rubio al cual hace poco tenía graves quemaduras.

- Yo...

- ¿Qué haces aquí? Ya es muy tarde.- Sin pensarlo hablaba en un tono de molestía.

- ¿Qué a dicho? Usted no es nadie para decirme dónde debo estar.- Voltio su rostro dejando de verle.

- Tus quemaduras.– Jaló su brazo intentando ver qué ya no habitaba alguna en aquella piel.

- ¡¿Qué es lo que le pasa?!

- Es lo qué debería preguntar yo a ti. ¿Por qué no estás en tu casa? Las quemaduras fueron algo graves, ¿Sabías que si te llegase a pasar algo grave por culpa de eso, yo sería la parte afectada?

Deidara le miraba sin entender, ¿Cómo sería posible que él fuese la parte afectada? Si el que tenía las quemaduras era él y no ese sujeto frente a él. Levantó una ceja, se soltó de su agarre y dispuesto a irse de ahí, caminó en dirección a otra parada.

- ¡Oye, estoy hablando contigo ¿Adónde crees que vas?!– Gritaba, el rubio solo seguía caminando sin voltear a verle.

- ¡Quiero ir a casa!– Sonrió mientras seguía caminando– ¡Y me gustaría mucho que dejarás de acosarme!

- Idiota– Dijo el azabache mientras corría a él, al alcanzarle le tomó de su hombro girandole hacía él.– En primera; Yo no te estoy acosando. Y en segunda; Camina, te llevaré a casa.

- ¡¿Qué?! Yo no me iré con un desconocido a ningún lado. Estás idiota si piensas que iré contigo– Se dió la vuelta dispuesto a irse, pero el azabache le tomó de la cintura levantándole del suelo– Sueltame..

- Deja de quejarte, lo hago por tu bien...

Itachi realmente no quería hacer eso, sin embargo se sentía mal por lo que hizo su "novia" quería  enmendar de alguna forma lo que le hizo el rubio. No quería que volviera a ocurrir lo que pasó hace algunos años. En verdad quería que él estuviese bien, así quizá la culpa que sentí disminuiría un poco. Lo tomó en brazos dejándole sobre su hombro, era muy liviano y se atrevería a decir que pesaba muchísimo menos que Sakura.

Gritaba y pataleaba para que le bajará sin embargo no le hacía caso, ya arto desidió jalarle del cabello, escuchó como el azabache maldecía pero no le soltaba. Habían llegado al auto y sus miedos se intensificaron...

‹‹¿Él sería capaz de secuestrarme?››

No, definitivamente no dejaría que ocurriese algo así, vió como abría la puerta del copiloto e intentaba meterle dentro, así que hizo todo lo que tendría que hacer, Gritar.

- ¡Déjame!– Gritaba– ¡No quiero. Ayuda!

- Tranquilo rubio, no grites, solo te llevaré a casa.– Dijo, estaba frustrado, pensaba que era un malagradecido, él se ofrecía a llevarle y el rubio sólo se ponía a gritar como histérico, definitivamente no volvería a ser  buena persona.

- ¡Me están secuestrado!– Puso mala cara y miró al azabache– Ya no soy virgen si pensabas violarme– Dijo sonriendo, para después ser empujado dentro del auto.

El azabache pensaba que definitivamente el rubio era estúpido, él no le violaría, no tenía ni la más mínima intención de hacerlo, él solo quería asegurarse de que llegase bien a su casa. Pero no, el rubiesito pensaba que le iría a secuestrar y de paso también violar. Le puso el cinturón de seguridad pase a qué seguía forcejeando.

- Tranquilizate, no voy a hacerte nada.– Entró al auto, se puso el cinturón y comenzó a manejar– Dime la dirección de tu casa.

- ¿Por qué debería hacerlo?– Miraba por la ventana.

Quería llorar, él no quería estar ahí, se suponía que tomaría un taxi para ir a casa. Pero no, un tipo le había secuestrado y le llevaba a quién sabe dónde. Se le hizo un nudo en la garganta, sus lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, sólo quería irse a casa, quería que sus hermanos estuviesen bien. Se tocó su pecho con la esperanza de que todo fuese un sueño, un muy estúpido sueño.

- Déjame irme... Porfavor..– Escuchó el susurro y los pequeños sollozos del rubio, sin pensarlo aparcó el auto frente a un parque y miró al rubio, fue así como se dió cuenta que estaba llorando.

- No llores...– Se sentía la peor persona en el mundo– ¿Qué tienes?...

No fue la mejor pregunta que pudo haber hecho, sin embargo no sabía que hacer, se arrepentía de haberle llevado a la fuerza.

- Lo siento, yo solamente quiero llevarte a tu casa... No quiero hacerte daño, jamás haría eso. Lamento mucho lo que ocurrió así también la vez en el restaurant, me sentí muy mal al ver tu rostro de dolor, es por eso que quería hacer algo por ti.

Deidara se trataba de limpiar sus lágrimas, ¿Será cierto lo que decía? En verdad no le haría daño, le miró, tenía unos ojos negros tan intensos que sentía que podría hundirse en ellos. Le miraban fijamente, sin siquiera pensarlo un pequeño brillo apareció en ellos, fue tan pequeño que creyó no haberlo visto.

- No llores más... Te juro que jamás te haría daño– Sintió una pequeña caricia en su mejilla.

- Quiero irme a casa.

- Te llevaré.– Tomó un pañuelo y con el limpió las lágrimas de ese rubio ojos azules.

- ¿Cuál es tú nombre?– Preguntó sin pensarlo, quería saber cual era el nombre de ese azabache.

- Soy Itachi Uchiha...

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El Mesero [ItaDei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora