27.*Primer paso para enamorar*

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- ¡¿Gaara?!

- ¿Qué tal, Sai?

El pelinegro jadeó sorprendido y algo confuso de ver a Gaara por ahí.

- ¿Por qué...

- Vine a visitar a alguien y a recoger mi medicina.– Respondió y después sus ojos fueron directo hacia el pequeño en brazos de su amigo y sonrió.

Sai, de pronto no supo que decir y por primera vez en su vida prefirió quedarse callado.

- Que lindo.– Dijo mientras veía al niño.– ¿Cuál es tu nombre?

- Haruki.– Susurró el niño algo sonrojado. 

- Es un buen nombre, yo me llamo Gaara.

- ¡Gaara! Él es mi papá.– Señaló a Sai con su manita.

- ¿Qué? – Volteó a mirar al niño y después al pelirrojo.

«Es mentira»

Estuvo apunto de decir eso pero se contuvo, tal vez luego le cuente la verdad a Gaara.

- ¿Si? – Habló bajito casi no se podía escuchar su voz.

- Sí, él es mi hijo.– Respondió firme.

Gaara le sonrió con admiración y a la vez un poco de ternura. Sai le miró sorprendido y abrazó aún más fuerte a Haruki, aveces los ojos de este chico decían más que sus palabras y eso le asustaba.

- Nunca me lo imaginé, pero Haruki es un niño tan hermoso, que es difícil creer que es tu hijo.

- ¡¿Ah?!

- Papá dijo que los Uchiha siempre son lindos.

«Pero tú no eres un Uchiha, cariño, aún así eres tan lindo»

Sin saber porqué, comenzó a sentir remordimiento o preocupación por algo, pero no sabía exactamente que era lo que le preocupaba o molestaba.

- ¿Sigues con mucho trabajo?

Gaara tomo la manita del niño de tal vez unos tres o cuatro años y dejo que el pequeño jugara con su pulsera. 

- Sí, en estos días es cuando hay más trabajo, aún faltan muchos trámites por hacer, Itachi aún no acaba con lo de la empresa, además las cosas no han ido muy bien en una de las ramas de la empresa.

- ¿Puedo ayudar en algo? –Preguntó al ver los ojos algo cansados de su amigo.

- Por el momento no tengo nada en lo que puedas ayudarme, pero te agradezco.– Suspiró.– Itachi aún no se ha enterado de algo muy importante, prepara la habitación de Deidara es probable que dentro de nada estén aquí.

Gaara asintió y colocó su mano en el hombro de su amigo para después darle un leve apretón. 

- ¿Cómo sigues?

Pregunto aún sabiendo que el menor siempre cargaba con demasiadas medicinas en su bolsa.

- Baje seis kilos, el doctor dice que no es bueno, ahora debo subir más de peso.

Sai le tomo del brazo y abrió sus ojos sorprendido, era tan delgado que apostaría que si le tomaba con más fuerza podría hacerle daño.

- No has comido bien.

- Sí lo he hecho, pero no sé que me pasa.– Susurró.– Aveces no tengo fuerzas para ir al trabajo, estoy pensando en dejarlo.

- Déjalo, no te hará bien ir.

El Mesero [ItaDei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora