¡Hey, BL Boy! [Yoonmin](CORRIGIENDO)

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—¡YoonGi, no vuelvas a hacer eso jamás o te juro que voy a romper tu nariz aquí mismo!—Limpió sus labios con la manga de su chaqueta, quitando de su hombro el brazo del contrario.

—¿Por qué después de salvarlos de unos matones me hablas de esa forma?

—Me besaste...otra v- —Carraspeó al darse cuenta de su error. Estuvo a punto de confesarle el primer beso que habían tenido mientras él estaba ebrio—Justamente se te ocurrió decir lo único que jamás pasará.

—¿Qué fuéramos pareja?—El rubio asintió—¿Entonces quieres que vaya afuera y los llamé para aclararles que no somos nada?

—Yo no tengo idea de que tipo de relación tengan, pero esto parece la escena de un BL—Ambos lo miraron ahora sintiéndose avergonzados, sabiendo que una de las razones por las cuales ahora estaban en una obra juntos, fue por su pleito inicial—Quizá ya deba irme, no quiero que esos chicos vuelvan más tarde, Jimin ¿Quieres que te lleve?

—Si, por favor—Su intento de ir hacia la puerta fue interrumpido por el pelinegro, quien tomó de su brazo para mantenerlo a su lado.

—¿No eres consciente de que es demasiado tarde? Tu amigo tendrá que hacer más recorrido hasta donde viva, es más conveniente y lógico que vengas conmigo.

El que veía desde una segunda perspectiva, creía que era mejor seguir su camino, lo único que notaba en ellos era una plena tensión.

—Es mejor que vayas con él, así tampoco se irá solo—Finalizó, dando la ultima palabra a esa discusión.

El rubio sentía molestia de si mismo al ver como Taemin se alejaba en su auto, sin habérsele ocurrido de último momento pedirle el aventón sin importar que.

Todo el camino de regreso había sido silencioso, y es que YoonGi había ido al lugar en su auto.

En el estacionamiento del campus, Jimin bajó del vehículo agradeciéndole en breve.

Sin mirar atrás se dirigió hasta su dormitorio, esperando a que ningún vigilante estuviera cerca, ya que tenían normas de horario.

Su facultad estaba cerca de la entrada, así que no había tardado demasiado en llegar a su dormitorio. Se apresuró a abrir la puerta. Aún podía sentir que alguien estaba detrás suyo.

—¿Por qué no estás en tu dormitorio?—Por un momento estaba más tranquilo de saber que no era un matón quien lo había estado siguiendo desde la entrada.

—Al final, yo me comprometí a traerte, así que hasta que estés dentro no lo daré por hecho—El contrario lo miró fijamente, con la intención de que eso le incomodara y por consiguiente lo hiciera irse.

—Ya estoy aquí, no es necesario que te quedes.

Se sentía como alguien que podía decirle las cosas sin ningún filtro, pero eso cambiaba siempre que lo tenía a menos de diez centímetros.