«... es la Señora de los Bosques, incluso para... y los presentes de los hombres de Leng... por lo que desde los abismos de la noche hasta las vorágines del espacio, y desde las vorágines del espacio hasta los abismos de la noche, siempre las alabanzas al Gran Cthulhu, a Tsathoggua y a Aquel que no puede ser Nombrado. Siempre Sus alabanzas, y abundancia para La Cabra Negra de los Bosques. ¡Iä! ¡Shub-Niggurath! ¡La Cabra Negra de las Mil Crías!»
—H. P. Lovecraft, El que susurra en la oscuridad
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Niebla. Había una niebla espesa y blanca rodeándola. Ese sueño era muy común para ella. A pesar de que no era capaz de ver nada más allá de la niebla —salvo unas pocas veces en las que le pareció vislumbrar una enorme puerta a lo lejos—, esta vez tenía la sensación de que algo dentro de la niebla la estaba observando.
Lo que fuera, era algo maligno.
Tragó saliva y comenzó a caminar entre la niebla, esperando poder alejarse de lo que fuera que la miraba. Pero, por más que se esforzaba, parecía que esa cosa se hallaba cada vez más cerca y no era capaz de poner distancia alguna entre esa cosa y ella.
Comenzó a correr con todas sus fuerzas. Su respiración se agitó y sentía como si el pecho fuera a estallarle debido al esfuerzo; a pesar de eso no se detuvo. Entonces, a lo lejos, vio la puerta, esa que tanto le fascinaba, desde la primera vez que la había visto, muchos sueños atrás.
Debía medir varios metros de altura, era de color gris brillante, de tal forma que bien podría estar hecha de plata. Unos símbolos extraños la rodeaban, grabados en su marco, los cuales resplandecían con un brillo que le pareció mágico.
Aumentó la velocidad. Lo único que sabía es que tenía que llegar hasta ella. La cosa que le perseguía estaba cerca.
Corrió, hasta que no quedaba aire en sus pulmones y el mero hecho de respirar dolía. Pero, por primera vez, llegó.
Golpeó la puerta desesperadamente, comprobando así que estaba hecha de plata sólida.
—¡Por favor! ¡Alguien! —gritó.
La cosa que la perseguía se encontraba casi sobre ella. La blancura de la niebla comenzó a cambiar. Un gris suave, luego más oscuro y más oscuro, hasta que parecía que lo que la rodeaba eran nubes tormentosas.
—Soñadora —algo susurró a su oído. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro—. Soñadora —repitió la voz—. Estás ante las puertas del sueño profundo. Detrás de ellas están las Tierras del Sueño.
La niña volvió la mirada hacia las enormes puertas.
—He enviado a tu hermano con Carter, ahora te daré acceso a las Tierras del Sueño. Soñadora, obtendrás el favor del Rey Kuranes y la herencia de su trono. Gobernarás en mi nombre. Por eso, ahora te doy acceso a ese mundo más allá de tus propias Tierras del Sueño personales.
Una mano fría y horrible se posó en su hombro.
Gritó.
La puerta se abrió por en medio, revelando que en realidad eran puertas dobles, como si fueran la entrada de un castillo encantado. La mano la empujó. Comenzó a caer a gran velocidad por un vacío que parecía ser eterno. Luego, cuando menos lo esperaba, se encontró de pie ante los páramos inmensos de las tierras que más tarde descubriría son Ooth-Nargai. A lo lejos, podía verse el océano, y a su orilla una maravillosa ciudad de mármol y cuarzo rosa. La fantástica ciudad de Celephaïs.
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Universo Lovecraft-Park
FanfictionCthulhu había sido derrotado, Mint-Berry Crunch le había robado su oportunidad de entender quién o qué era realmente; pero eso no significaba que fuera a rendirse tan fácilmente. Kenny continuaría investigando sobre «El Necronomicón», sobre los Anti...