El viaje de Bradley

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Cuando Bradley Biggle, cuyo nombre de nacimiento era Gok'zarah, comenzó la búsqueda de su planeta natal, Kokujon, sabía que su viaje no sería para nada sencillo. El universo era muy vasto, y él, inexperto en su navegación; pese a ello tenía la esperanza de que, tarde o temprano, surgiría alguna pista que lo llevaría a encontrar cuál había sido el destino de la civilización a la que pertenecía y del porqué había sido enviado a la Tierra. Sin embargo, no importando a dónde se dirigiera, parecía imposible encontrar cualquier pista que le dijera a dónde debía dirigirse. Y a decir verdad, se encontró con que había una especie de estado de alarma por todo el universo.

Se detuvo entonces en un planeta del sistema solar de Vega, en dónde se enteró de ciertos acontecimientos.

Unos días atrás, la señal de la cadena de televisión galáctica se había cortado. Investigando el porqué, se enteró de que la civilización actual de la Tierra era una especie de reality show, el programa más visto de la galaxia, ni más ni menos. Aunque, su transmisión se había interrumpido repentinamente justo cuando el asunto del derrame petrolero del golfo llegaba a su clímax con la apertura de aquel agujero dimensional. La gente estaba preocupada, ya que todos los canales de la cadena permanecían fuera de servicio. Lo único que se veía al encender los televisores holográficos era un mensaje que pedía tener paciencia, puesto que en esos momentos se estaban teniendo «dificultades técnicas».

Siguiendo una corazonada, Bradley decidió ir en búsqueda de dicha cadena. Así fue como, conforme se adentraba en los sectores habitados por aquellas civilizaciones galácticas, más noticias relacionadas con lo acontecido algunos días atrás en la Tierra y la interrupción de la señal televisiva, aunque de forma indirecta, llegaban a él.

Cuando estaba muy próximo al planeta en el cual la cadena de televisión galáctica tenía su sede, se enteró de que era imposible acercarse a ese planeta. Las autoridades no decían mucho, solamente que la policía galáctica tenía cercadas todas las rutas de navegación estelar que llegaban allá en prevención de una contingencia. Se informaría oportunamente en cuanto la situación fuera estabilizada.

Esto, obviamente, más que tranquilizar a la gente espacial había provocado una ola de teorías cada cual más excéntrica que la anterior. Algunos rumores decían que un desastre de grandes proporciones había devastado la superficie del planeta, matando a todos sus habitantes. Los más osados hablaban de un ataque de algún grupo radical de fanáticos religiosos de las antiguas sectas de los dioses cósmicos. Aunque, sin duda, los rumores más escalofriantes hablaban de una especie de epidemia de locura que había azotado al planeta, provocando olas de suicidios en masa entre sus habitantes, y turbas enfurecidas que habían tomado la cadena televisiva, destrozando las instalaciones, para posteriormente matarse unos a otros.

Un extraterrestre nativo de dicho planeta, quien buscaba desesperadamente la forma de volver o comunicarse con la familia que tenía en aquel lugar, habló de lo muy tensas y extrañas que habían estado las cosas en el planeta los días previos a todo ese desastre. La gente estaba teniendo pesadillas, él mismo había sido víctima de algunas cuantas. Hablaba de una ciudad de arquitectura imposible y de monstruos terribles que se arrastraban y acechaban desde las sombras. También de una música espectral y un cántico en una lengua antigua de la cual no se entendía nada, salvo dos palabras de pronunciación casi imposible incluso para los seres con más de una lengua o boca: Cthulhu fhtagn.

Bradley, entonces, preguntó más detalles sobre esos sueños, con una urgencia tal que al extraterrestre le pareció extraño y le preguntó de dónde venía. Al responder que de la Tierra, aquel alíen soltó una risotada hueca, aunque sin humor. Le contó algunos detalles más y luego le inquirió sobre cómo había logrado salir de aquel «estudio de televisión» y qué era lo que buscaba tan lejos de casa.

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