05

771 39 3
                                    

URIAH APOLO

Nunca he odiado a nadie de la forma en que odio a Arena en este momento. El impulso de degollarla y ver que la vida se le escapa de los ojos es algo muy tentador para mí en este preciso instante. Planeo matarla tan pronto como estemos en casa y no haya adónde pueda correr.

Le prometí que no tocaría a su puta cría.

Nunca dije nada sobre ella.

Arena ríe —. Entonces, ¿le cuento yo o le cuentas tú?

Mis dedos se ponen blancos alrededor del timón.

—Pobrecita de Thalía pensar que siempre la has amado cuando ambos sabemos que...

—Cállate —gruño. Giro el rostro para verla al aprovechar que la luz está en rojo —. Lo que pasó entre tú y yo fue un jodido error del que siempre me voy a arrepentir, ¿entendido?

No luce para nada ofendida. Es más, es como si estuviera disfrutando de verme rabiar. Es jodidamente repugnante la forma en que estoy tan cerca de olvidar que ella es la madre de la hija de mi difunto mejor amigo. ¿Por qué, de todas las mujeres, tenía que elegir a esta? ¿Su coño se estaba volviendo loco y su polla tan necesitada que no podía escoger a otra maldita persona para poner a un niño dentro?

Puta madre, Alek. Toda la vida cagándome los cojones donde más me jode.

—Lo hiciste para emputar a Alek y al final te salió todo mal. —Arena cruza las piernas y apoya el rostro sobre sus manos —. Pobre Celinda, ¿no crees? Otra mujer a la que utilizaste y dejaste tirada como si no valiera nada después de todas las promesas que le hiciste.

Saco el cuchillo del bolsillo y le corto la pierna. Grita, viendo salir la sangre roja de inmediato. Su respiración se acelera y sus manos corren para cubrir los cuatro centímetros que dejarán una cicatriz que no se desvanecerá en unos meses.

—Haré uno en tu puta cara ahora mismo, maldita sea, si sigues hablando —gruño. Abre el cajón del auto y saca la pequeña bolsa de bandas que tengo. Perra afortunada —. Cierra la asquerosa boca.

—Que me calles no cambia el pasado —replica.

Mis sienes están a punto de explotar como una bomba dentro del coche. Por supuesto, el pasado es insustituible y no se puede cambiar. Pero puedo aprender de ello y conocerlo mejor. Era ingenuo y estaba loco de ira por tantos de mis problemas que no podía pensar con claridad la mayor parte del tiempo. Arena lo sabe, es por eso que está tratando de empujar el pasado tanto tiempo como pueda para que sus palabras se conviertan en mis pensamientos y termine enloqueciendo una vez más.

Está equivocada.

Ya no es la ira lo que me impulsa.

Dejó de serlo hace tres años.

—Que acabes conmigo tampoco cambia el hecho de que estuvieras enamorado de Celinda hace todos esos años y que Thalía solamente piensa que tú y ella eran amigos con derechos. —El cuchillo tiembla entre mis dedos y debato o no clavárselo en el lado izquierdo —. Una pregunta, emperador, ¿Thalía sabe que fue Celinda quien te enseñó a cómo bailar o cómo enamorar a las mujeres con todas esas palabrerías baratas que te mandas?

Grita cuando el metal se desliza por su mejilla. Se abre una fina línea y llueve sangre.

—La próxima vez te cortaré desde el coño hasta la boca, ¿entendido?

Gruñe mientras se pone una nueva banda en la cara.

—Veo que no has cambiado en absoluto después de todo este tiempo. Ingenuo de mí que pensar que la mierda se vuelve cobre de la noche a la mañana. Sigues valiendo mierda y es la razón por la que te has quedado sola.

No Serpientes, No VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora