URIAH APOLO
Thalía ha encontrado esta nueva forma de provocar mis celos que me dan ganas de beber hasta el olvido. Así que eso es exactamente lo que hago: dejo que mis instintos más bajos se apoderen de mis sentidos y acepto la ronda de tragos con la que todos los hombres de la casa están celebrando. Somos monarcas, reyes, la gente que escribe las leyes y ahora tenemos mucho más dinero del que gastaremos.
De cualquier manera, se lo está pasando de puta madre sentada entre las piernas de Alek, así que no le importa un carajo lo que haga o deje de hacer esta noche. Por supuesto que ella está sonriendo, feliz cuando los dedos del grandísimo bastardo tocan los de ella mientras continúa aprendiendo a cómo tejer.
Y por supuesto, tenía que ser él quien le enseñara cómo tejer, aunque Aphrodite y Celinda están en la misma puta habitación y han sabido cómo manejar los dedos en esos palos desde que eran niñas porque mi abuela les inculcó cómo hacerlo.
Genial.
Ella es la que se enojó conmigo por siquiera respirar el mismo aire que Arena y ahora está literalmente en las piernas de Alek. A la mierda con eso, al carajo con esto que está pasando, y a la gran puta con él. Que se joda el mundo, y que se joda con ella por hacerme tan malditamente enojado que puedo sentir mi sangre bombear más fuerte de rabia a medida que pasan los segundos.
Dejo que salga humo de mi nariz antes de darle otra calada al cigarro. El sabor del alcohol en mi boca es adictivo y quiero probar más, más del tequila que me impide irrumpir en la habitación y golpear con el puño la cara de ese jodido imbécil.
Andréi me da un sorbo de su bebida cuando se lo pido.
—Primo, Alek está...
—Me vale mierda, ella sabrá lo que hace —escupo. Me sirvo más de la botella de vodka y lo combino con jugo de naranja —. Estoy jodidamente cansado de esto. Cansado de su inseguridad, de sus celos, de que él esté tan cerca de ella todo el tiempo y que Thalía no vea sus intenciones. Estoy hasta la verga.
—Primo, venga, ella es tu esposa —me recuerda. Me zampo de golpe todo el vaso —. Y Thalía no te engañaría. Estabas progresando mucho con tus ataques de celos, ¿qué está pasando?
—¿Qué está pasando? Bueno, no lo sé. Tal vez la persona que se suponía que era como otro hermano para mí quiere follar con la mujer que amo, ¿qué tal eso? —Vierto más vodka, esta vez sin añadir el cítrico —. Que Dios me joda porque mi paciencia se está acabando.
—¿Paciencia? Pensé que era algo que no sabías que existía.
Retrocedo, volteando para ver los ojos verdes de Arena enfocados en mí. La rubia está en pijama, una prenda negra ancha que le llega hasta debajo de las rodillas. Tiene la cara lavada, y con la falta de maquillaje puedo apreciar las venas debajo de las bolsas de sus ojos. Aún así, ebrio y bajo la influencia del humo del cigarro, puedo notar la belleza natural que posee.
Es bella, ¿por qué mierda Alek no se conforma con esto para dejarme tranquilo por primera vez desde que regresó?
Arena se acerca, pone la mano derecha sobre mi hombro y se pone de puntillas para poder alcanzar mi cabello. Estira los dedos tocando uno de mis mechones y quitando un pedazo de papel que se había enganchado del confeti que Logan lanzó hace rato durante la celebración. Los labios rosados de la rubia suben en una sonrisa, una pícara mueca que me recuerda el porqué una vez decidí tocarle los cojones a Alek.
Pensé que estaba atraído a ella también, pero al parecer su tipo son mujeres comprometidas.
Arena habla —. No sabía que estabas tomando tanto. Pensé que solamente era una celebración tranquila, pero veo que ustedes aprovechan cualquier ocasión para celebrar a lo grande.

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No Serpientes, No Veneno
RomanceLos Smirnov siempre han sido el clan rebelde. Desde tatuarse en la mano del diablo hasta causar revoluciones, siempre encuentran la manera de arrastrarse como el animal que los representa para acabar con quiénes amenazan a quiénes ellos aman. Alek...