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URIAH APOLO

Mis manos se encuentran con las de ella a mitad del camino, nuestros dedos uniéndose en un agarre tan sólido que consigue hacerme temblar por dentro ante lo bellísima que es. Es la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días, con la única persona que deseo tener cada experiencia que existe en el mundo. No quiero descubrir nada si no es a su lado, y quiero poder quedarme entre sus brazos hasta que deje de respirar.

Apoyo mi frente contra la suya.

—Eres tú —susurro.

—Eres tú —responde, su voz es igual de agitada que la mía.

Kuriah Thalek ríe entre nosotros, haciendo un pequeño remolino gracias a la emoción, y rápidamente camina hacia donde están mis primos, quedando al lado de Taehyung. El pelinegro le toma la mano y regreso mi atención a aquellos ojos grises que continúan resplandeciendo más fuerte que nunca.

Estoy a dos segundos de mandar al notario a volar y besarla para dar por finalizado el momento que llevo esperando desde que me susurró lo mucho que me amaba. Quiero que sus manos me toquen, que su boca cubra la mía y que su cuerpo no tenga distancia con el mío.

Su nariz y la mía se tocan.

—Estamos aquí reunidos, para que Dios garantice con su sello de amor, ante el pueblo aquí congregado y presidido por su ministro, la unión entre Uriah Apolo Dorian Sokolov y Kaia Thalía Hale.

Quiero crear un mundo en el que solamente podamos existir nosotros. Un espacio en el que nuestra familia no tenga que pensar en tristezas, que solo sean recuerdos felices que nos harán llorar cuando nos sentemos en la sala durante reuniones y pensemos en todos esos momentos compartidos. Donde nuestros hijos crecerán a salvo. Una casa la cual amarán presumir con sus amigos por el amor que se derrama de cada rincón.

Quiero que Kuriah Thalek ame sin límites.

Que ame a alguien tanto como yo adoro a su madre.

Pienso dejarle claro que el amor no lo hará débil, y que amar sin condiciones es lo más irónico y preciado que puede existir. Que deje entrar a las personas como hasta el momento lo hace sin dudar, que se permita confiar y vivir aventuras aunque parezca imposible. Deseo que ría sin tener una razón, que sea feliz sin tener un motivo.

Que las personas que nos dejan se vuelven luces en nuestro camino.

Los labios de Thalía suben en una pequeña sonrisa cuando acaricio su rostro, ajeno a todas las cámaras que nos apuntan.

—¿Están decididos a amarse y a respetarse mutuamente durante toda la vida?

—Sí —contestamos

—¿Están dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?

Kuriah Thalek ríe.

—Sí.

Sus manos se sienten como terciopelo. Un pedazo del cielo mandando a este lugar solamente para endulzar mis días. Estoy tentado a esconder el rostro en su cuello, en el lugar que me hace sentir tranquilidad plena, para besar la piel que tanto amo dibujar. Con todo y los pequeños detalles imperfectos que la hacen única ante mis ojos. No hay absolutamente nada que cambiaría de ella.

Nuestros dedos se aprietan.

—Yo, Uriah Apolo Dorian Sokolov, te tomo a ti, Kaia Thalía Hale, como mi esposa. —El brillo en su mirada me hace temblar por dentro —. Me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —prometo.

No Serpientes, No VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora