Se Busca Capullo de Rosa Blanca

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CAPITULO XXVII

Presente: 2002

Marcus.

Salí muy temprano en la mañana a buscar a mi pequeña hija Rosalie, a mí de verdad me hacía mucha ilusión conocerla, dormirme y despertar 5 años después, el no haber hecho nada por defender a mi hija, el no saber quiénes la tienen, el que Verona sufra por ella es algo que destruye mi corazón, la deje durmiendo, sabía que estaba bajo mucho cansancio mental, también sabía que el hechizo de la pérdida de memoria estaba perdiendo su poder por lo que tenía que apresurarme antes que Verona sufra un colapso aunque estoy seguro que muy probablemente lo sufra quiero que la vea antes de este.

El viento golpeaba mi rostro feroz iba, a toda velocidad quería llegar rápido a donde sea que estuviese, la verdad no se a dónde voy, solo me dejo llevar por mi instinto, ni siquiera se cuál es su olor. Pensar en estas cosas me hace pensar en ese día que Verona y yo íbamos a escapar...

(...)

(Flashback) 1995

—¿Segura que puedes correr en tu estado? —pregunté con miedo, yo no quería que perdiéramos a nuestra hija.

—Si, solo serán unos instantes si ya no puedo más confió en tú me cargaras para largarnos de aquí —Dijo sonriéndome y acariciando mi mejilla derecha suavemente.

—Está bien Vero mi rosa negra —Le doy un beso en la frente.

Todo estaba listo, solo faltaba ejecutar el plan, las maletas las tenías un sirviente ambos huiríamos a Italia, ya teníamos una casa cómoda allá con todo lo que necesitamos para vivir, Verona tenia los pasajes, viajaríamos como humanos para no levantar sospechas con los vampiros.

—Verona corre tu primero y yo cuidaré tu espalda ya verás falta poco —Dicho esto ella sonríe, asiente y se va a toda velocidad.

—Si yo no puedo ser feliz con mi prometida tu tampoco con tu mujer —Gritó Adrián, sus ojos lloraban sangre, sus pupilas viperinas, lo primero que se me vino a la mente fue que Cyra lo estaba controlando este tema creo que ya lo habíamos superado ambos.

—Adrián... no es mi culpa que Cyra haya escondido a Clarisse —Le grite, mirando atrás, donde Adrián iba saltando de árbol en árbol, sabía que esto no solo se trataba de Clarisse sino de muchas otras cosas que no quería pensar en este momento.

—No hermanito, bien sabes que se refiere a ella, hoy no vas a jugar a la novela de amor donde la chica y el chico viven felices para siempre —Dice el lunático de Daniel entre risas quien baja de un árbol y toma a Verona y la carga.

—Ni te atrevas a tocarle un peleo idiota— dije listo para golpear su cara de desquiciado sonriente.

—Oh... así que este era el secreto que guardabas zorrita —Dijo Daniel tocando el vientre de Verona —Seré tío, que tierno... — empieza a canturrear — Sera pequeña o pequeño Marcus... ¡¡¡NO!!! Es Pequeña Marcus —Ries como loco a lo que yo le golpeo en la mandíbula, logrando que caiga hacia atrás y Verona pueda seguir huyendo no importa si me tengo que enfrentar a este par de idiotas manipulados.

—Verona siempre fue para mí y tú eres un maldito ladrón envidioso —Dijo Adrián estampando su puño en mi cara podía sentir toda su ira en ese golpe, pero sus golpes de ira no me detendrían.

—No, nunca lo fue, eres un agresivo de mierda, egocéntrico e inestable imbécil, conmigo esta más segura—dije golpeándolo con mi rodilla en el estómago de forma defensiva, ya estaba cansado de pelear con él, ya nos habíamos arreglado como hermanos, mucha paz me parecía extraña, pienso que aún me odia porque Verona finalmente se enamoró de mí.

—¿Y tú crees que estas muy bien de la cabeza? Eres un depresivo, suicida, un maldito loco egoísta asocial —Dijo empujándome contra un árbol, este se rompió por el impacto de su fuerza sobrenatural, escuché el crepitar de la madera rompiéndose y sentí como la corteza se abría en mi espalda.

—No estoy bien lo reconozco, pero estoy mejor que ustedes dos —Ambos me golpeaban a lo que yo esquivaba algunos golpes y otros impactaban en mi pecho, cara y estómago, Adrián realmente estaba descargando su ira y frustración contra mí por otro lado Daniel lo estaba apoyando como siempre.

—Yo no estoy loco — dice sonriente Daniel —¡Yo solo soy feliz! Cosa que tu jamás serás —dijo cambiando su cara a una muy fría y vacía la cual no expresaba nada ese era Daniel el Psicópata de la familia.

—Hoy te mueres Marcus, yo nunca te odié tanto como hoy, ni Verona, ni tu ni yo seremos felices —Dijo dejándome inmóvil de mis brazos a lo que yo ordené a las plantas que los ahorcaras o estrangularán para que pudiera huir con Verona.

—Alguien hoy se va aquedar sin corazón —Dijo Daniel sacando una Daga de su abrigo y enterrándomela en mi pecho, pero la cruz de titanio que me puso mi padre impidió que llegara muy lejos, mientras que los tallos de las plantas se enrollaban en el cuerpo de ambos y les hacían presión, los tallos con espinas esperaban sus palies haciendo que brotara un poco de sangre.

—Mmm tienes protección divina... pero no del infierno —Toma la daga y la entierra en el área del diafragma, rasga de un lado a otro, mete su mano dentro y toma mi corazón arrancándolo, y lo más extraño es que latía en su mano, soy un vampiro no se supone que mi corazón no debería de latir, el dolor que sentía era agonizante, empezó a sentirme un poco de sueño.

Estábamos en el bosque... hacía mucho frio la brisa era extraña muy fría, no estábamos en invierno... no sé porque estoy pensando en esto... mis piernas ceden y caigo en el piso, todo se va oscureciendo muy lentamente y veo a Cyra llegar.

—Se los dije, no puede escapar de Black Rose no se puede —Dijo quitándole mi corazón a Daniel y volviéndolo a poner en su lugar.

—Madre... porque es mi tesoro, mira late —dijo a lo que Cyra le da una cachetada que le hace voltear la cara —¿Porque madre? —Pregunto sin entender que pretendía Cyra.

—Pedazos de inútiles les dije duérmanlos, no quiétale el corazón a Marcus... y late porque está enamorado imbécil —Cyra saca de un bolso que hace juego con su vestido una especie de arma parecía una pistola 9mm con silenciador, pero no estoy seguro había algo diferente —me apunta en la cabeza y todo se vuelve negro, pero aun podía oír.

—Ahora busquen a la mocosa y hagan lo que quieran con ella —dijo Cyra con un tono autoritario.

—Madre... está embarazada... y está avanzado —dijo Adrián en tono un tanto preocupado

—Qué problema... bueno... me haré cargo de ese problema, no voy a matar a la criatura tal vez su sangre sea importante —dicho esto no vuelvo a oír más voces.

(Fin del Flashback)

De mis mejillas empiezan a salir lágrimas, las cuales limpio rápida mente, use el vínculo que te tenía con ella, mi padre me había hablado de esto pero nunca pude experimentar esto hasta hoy, me llevó a un preescolar donde estaba muchas niñas pero había una que tenía el cabello blanco "Rosalie" pensé me iba a acercar pero una mujer de cabello castaño, piel rosácea, uñas rojas, vestida de jean negro un suéter cuello tortuga azul rey, se acercó a mi niña y la abrazó, por un momento mi mente voló y me dejé llevar por la imaginación, imaginaba que en vez de esa mujer que abrazaba a Rosalie era mi Verona y yo las veía desde lejos, éramos la familia que siempre quisimos ser.

Fijándome bien me doy cuenta que la niña tiene los ojos marrones... aquí empiezo a dudar si es mi hija o no... tengo que hablar con esa mujer, pero será en otro momento... pero ahora tengo que averiguar más de esta familia, avisarle a Verona, tengo que ver más de cerca a esa niña.

—El amor te va a llevar al camino correcto solo tienes que saber escuchar tu corazón.

—Cristine Marconi.

El Clan Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora