Regreso a Francia

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*CAPITULO XLVIII*

Pasado:

Adrián.

Regresé junto a mi amada a Francia, estaba muy feliz de acompañarla durante todo el viaje, aquí ella no tenía que fingir ser un vampiro era una humana, y amaba cuando era ella siendo ella, la observaba comer, le leía mis novelas aun no le digo a mis padres, pero no creo que se opongan, además no soy capaz de hacerle daño, estuvimos viajando en barco semanas y cuando llegamos a Italia hicimos compras para luego al fin llegar a Francia donde nos montamos en un carruaje hasta llegar a casa durante el camino a casa Verona se durmió en mi regazo yo la desperté al llegar, yo baje primero para ayudarla a ella a bajar, lo sirvientes no tardaron nada en tomar nuestras maletas.

Yo quise ir con Verona, Daniel vendrían unos días más tarde que nosotros, ambos caminamos a paso lento Verona observaba todo con una sonrisa se veía muy contenta.

—Iré a avisarle a nuestros padres que ya estamos aquí —dije dándole un beso en la frente y me fui a dentro del castillo, saludaba a todos los sirvientes, continúe mi camino hasta la oficina de mi padre, el cual estaba parado frente a la ventana que daba con la entrada del castillo.

—Me alegra que estas aquí —dijo dándose la vuelta.

—Veo que te volviste muy cercano a Verona, de verdad me contenta que se lleven bien — dijo acercándose a mí con una gran sonrisa cargada de orgullo tal vez.

—Sí, es mi mejor amiga —le dije mirándolo, hacia un tiempo que no lo veía, aun no le voy a decir sobre lo que Verona y yo sentimos, no hasta que estemos seguros de que queramos comprometernos.

—Me alegra, espero que tu regreso a casa sea para acércanos más —Me dijo dándome palmadas en el hombro.

—Y que, tú y mi madre sean menos estrictos —dije cansado de que me obliguen a ser ese hijo perfecto que ambos deseaban que fuese siempre —aún me quedan meses para salir del internado por lo que quería pedirte permiso para estudiar medicina... humana —dije humana con miedo, sé que no está bien visto que un vampiro estudie medicina humana a menos que quiera exiliarse.

—¿Te quieres exiliar hijo? —Preguntó mi padre en un tono triste.

—No, solo quiero.... Em... me parecen interesantes los humanos —Dije pensando Verona tal vez se una de las razones por las que quiero estudiar medicina.

—Que repentino, yo siempre pensé que tal vez te gustaría un poco más la aventura —dijo con alivio —Adrián yo te voy a apoyar hagas lo que hagas, el problema será tu madre... tu sabes cómo es, tal vez ya te ha elegido una carrera ya —me explico calmado.

—Entiendo... en un momento oportuno le preguntaré.

(...)

Estuve paseando por los terrenos del casillo, sin duda es un sitio hermoso, soleado, a veces muy nublado por las lluvias, me acosté en el pasto, estaba muy feliz, se sentía suave, comencé a pensar en su sonrisa en su risa, estaba muy cerca de la torre norte, un lugar donde mi madre tiene un portal para ir al mundo de las sirenas, la verdad quisiera entender porque mi madre quiere tanto poder en este mundo y para qué.

Cerré mis ojos y comencé a imaginar como un niño, Karl y yo divirtiéndonos, haciendo una carrera de caballos, yo le ganaba por fin, Karl es el mejor jinete que he conocido, nada lo derriba, la primera vez que monté a caballo, me rompí la espalda más de 4 veces era un pésimo jinete, en cambio a Cristofer y a David todo se les daba bien, parecía como si ellos fuesen la encarnación, de la perfección, hasta que descubrí la debilidad de ambos, Cristofer le tiene miedo al fuego y mi madre tiene en parte culpa de ello, mi madre fue la asesina de su perro, lo quemó vivo y él vio como el animal sufría recuerdo sus palabras "Un castigo adecuado para un niño mal educado" el solo no quería seguir sus órdenes de irse con el perro, luego de grande cuentan los guardias del castillo que el vio como descuartizaban y luego quemaban a los condenados a muerte.

El Clan Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora