Celos y/o Posesión

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CAPITULO XVIII

Pasado: 1892

Marcus.

—Verona... bueno... ¿Cómo estás? —le dije sacándola de su mundo literario.

—Bien... ¿Pasa algo? — Me pregunto y pude notar en su rostro confusión y sorpresa creo que tiene que ver con la forma que la trate esta mañana.

—No... para nada solo quería verte tal vez la forma que la trate no fue la más cortés — ella me sonríe, Tal vez aun no tengo las palabras correctas ¿Cómo se lo tomará?

—Podemos empezar de nuevo si gusta — Yo le devolví la sonrisa parezco un idiota hablando con ella.

—Si... sería maravilloso —Tomo asiento junto a ella — ¿Sabes porque estás aquí? — noto que ella dirige su vista al cielo.

—Si, bueno no lo sé, de niña me dijeron serás la amiga de mi hijo Marcus tenle paciencia y perdónalo siempre... creo que esa era mi misión de niña, mis padres murieron ya no tengo nada ni a nadie así que ustedes son lo único que me queda y sé que estoy en peligro porque son vampiros — dijo sin despegar su vista del cielo y yo la miraba con atención, no es justo que le hagan eso a alguien ella merece una vida debe de tener sueños y aspiraciones como humana que es.

—¿No tienes algún sueño? — le pregunte alzando una ceja ella baja la mirada y me mira directo a los ojos.

—Ser libre de poder correr por el bosque y poder inspirarme allí para poder escribir historias de magia y fantasía, por eso aspiro en algún momento hacer la petición del cambio al consejo, quiero ser una vampiresa para poder ir de aquí allá libre —Así que ella quiere ser libre como yo.

—Algún día seremos libres te lo prometo— tome su mano como si estuviésemos cerrando un trato a lo que ella ríe, no quería alejarme de ella la melodía de su sangre era magnifica.

—¿Por qué te sientes atado? Eres un vampiro puedes matar a cualquiera que se meta contigo, además muchos les temen a los vampiros y estando en Noapte entendí él porque — Era de esperarse era humana, pero ella no entendía que era fácil desde su punto de vista desde el mío no, no podía simplemente irme un día mi padre mandaría una carta al consejo notificando mi desaparición donde estos mandarían a alguien a buscarme, yo no era cualquiera era un príncipe tenía responsabilidades aquí, las cuales no quiero asumir.

—Mis responsabilidades aquí me atan, pero supongo que algún día tendré el poder suficiente a renunciar a mi título de príncipe —Dicho esto dirijo la mirada por inercia al horizonte, veo que Adrián se está acercándose, al verlo mis puños se cierran automáticamente. La última vez que estuvimos juntos los 3 Adrián y yo nos peleamos.

—Verona —Hace una reverencia, espera, ¿Qué le picó? Hace unos años quería matarla y este comportamiento me extraña Adrián no es del tipo de persona que es amable simplemente porque quiere ser amable algo se trae entre manos— Marcus — dirige su mirada hacia mí, en todos estos años no le había dirigido la palabra.

—Adrián, ¿Sucedió algo? — Dice Verona con una pizca de preocupación ignorándome completamente, esto es nuevo.

—No... Solo quería invitarte a dar un paseo o talvez leer juntos— ¡¿Qué?! No entiendo, hace unos años querías matarla y ahora ¿Quieres cortejarla? Pues claro que no lo permitiré.

—Te lo prohíbo Verona— Ella dirige su mirada hacia mi disgustada, a lo que yo analizo mis palabras ¿Por qué dije eso? ¿Quién soy yo para prohibirle algo? Yo no soy mi padre el rey.

—No tienes derecho — Dijo Verona serena y calmada. Tiene razón ni yo sé porque actúe así.

—Marcus ¿Apenas llega y ya te adueñas de ella? — Ríe por debajo— pero que amigo tan posesivo.

—No es asunto tuyo— contesto con agresividad la verdad no soporto a Adrián.

—Ya basta los dos, no quiero que se peleen como cuando éramos niños ya casi somos a adultos y ustedes ya no son neófitos —Dice fulminándonos a ambos.

—En fin, Verona eso era todo— Dijo suavizando las facciones de su rostro, supongo que ha cambiado... aunque eso no me cabe en la cabeza sabiendo que clase de persona es.

—Está bien Adrián, te avisaré... —dice ella sonriéndole, el ambiente seguía tenso, pero yo me sentía fuera de lugar con si el que estuviese estorbando fuera yo, eso me enfurecía mucho.

—Nos vemos luego — dicho esto hace una reverencia y se retira a neófitos lo que yo me despido también de ella.

(...)

Estaba acostado en mi habitación estaba pensado en todo lo ocurrido del día de hoy no le dije nada sobre sus padres, mis sospechas y la investigación que quiero hacer sobre mi madre a Verona, estoy pasando en lo que me dijo el señor Thomas Mezutti y en me estoy volviendo posesivo con Verona, no sé cuál sería la forma de actuar más lógica y neutra, la verdad no sé qué hacer, debo de pensar en algo, está claro que Verona me gusta, la cuestión es: ¿Debería cortejarla?

—Cuando seas la Líder no olvides siempre pensar muy bien lo que vas a hacer y decir, en nuestra sociedad usamos las palabras como cuchillos afilados dispuesto a herirnos gravemente sé que aprenderás a defenderte para que nadie te domine.

—Siana Marconi 

El Clan Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora