Reto 2

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*CAPITULO LIV*

Pasado:

Verona.

Aunque no quería irme del Clan porque quería estar con Adrián lo extrañaría lo sé, pero es peligroso no puedo abusar de la protección que me ofrece el señor Anciano, además de que se cuál es mi lugar en este mundo sobre natural, me encaminé a la biblioteca donde Adrián y yo siempre nos encontrábamos ahí para leer y hablar, no podría irme sin despedirme del, aunque sé muy bien que odia las despedidas. Al entrar alguien tapa mis ojos y sonrío, porque estaba muy segura que era Adrián.

—Hola preciosa, sé a qué vienes, pero no digas nada te acompañaré, tampoco digas las palabras porque me harás ir tras de ti —me susurró en mi oreja para luego dejar un beso en mi mejilla yo asentí, no podía dejar de quitar mi gran sonrisa.

—¿Cómo te fue en tu primer día de anfitrión? — dicho esto quita sus manos de mi rostro, él se rascó la nuca e hizo una mueca.

—Me sentí raro, pero supongo que es porque estoy acostumbrado a ser el príncipe que se porta mal —me picó un ojo.

—¿Realmente quieres ser rey? —el niega.

—Solo quiero ser el duque de Black Rose y el rey de los golpeadores de imbéciles que se metan con mi novia... espera... —se pone las manos en su boca —se me salió —yo me sorprendí y luego me reí a carcajadas.

—¿Es una propuesta o una aclaración? —pregunté curiosa.

—Pues.... Estamos luchando para en un futuro casarnos supongo que se podría tomar como una afirmación —finalizó acariciando mi mejilla.

—Mi carruaje me espera así que no te gustaría que tu novia se metiera en problemas —ambos reíamos y dicho esto él me tomó de la mano y me acompañó hasta la entrada del clan donde ahí estaba mi carruaje, el cual era por fuera negro y los caballos eran blancos, quien conducía los caballos ya tenía riendas en mano, uno de los sirvientes abrió la puerta del carruaje a los que yo no dije las palabras como prometí, pero me despedí de el con un casto beso en los labios.

Me asome por la ventana y vi como él se alejaba, no despegue mi vista de la ventana hasta que el desapareció, cuando giré mi vista al frente había una gran serpiente la cual parecía una boa que se transformó en Cyra. Esta tomó un abanico lo abrió con elegancia y lo comenzó a agitar suavemente.

—Mi hijo está muy enamorado de ti no cabe duda, pero aún falta saber si vas a poder con todo lo que viene —me dijo con simpleza

—Usted no debería estar aquí — espeté un poco enojada.

—No pierdas la compostura, acaso no te enseñaron en Noapte que ¿una futura reina siempre mantiene la compostura pase lo que pase? —dijo rodando los ojos —Respondiendo a tu contesta, solo resuelvo este asunto, tengo mejores cosas que hacer que arreglar los líos amorosos de mi hijo —dijo con fastidio.

—¿Qué pretende? —pregunté con todo el valor que tenía sabiendo que esta mujer es más peligrosa de lo que aparenta.

—Simple, asegurarme que estés a la altura de mi hijo y de lo que simboliza cuidar de un reino, supongo que eres consciente de que no aprobaste el primer reto, cuando lleguemos a nuestro destino hablaremos de las reglas del segundo mientras vamos a conocernos mejor, se todo de ti y tu nada mi ¿algo que quieras saber? —dijo con una sonrisa forzada.

—Su origen, ni su propio hijo sabe quién es realmente su madre —los ojos de Cyra se tornaron viperinos, sabía que esa pregunta era incómoda para ella, pero mi mente no dejaba de preguntarse por qué.

El Clan Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora