The Lovesick Girl (Jennie y tú)

cap 25 ~ cicatriz ~

Pov. _______

Me desperté por los rayos solares que penetraron en mis ojos, gruñí frunciendo el ceño para después intentar girarme hacia el otro lado, pero fue entonces cuando sentí un peso sobre mí que me prohibía hacerlo. Abrí los ojos aún con la vista borrosa y me encontré con algo peludo sobre mi cara. Floté los nudillos sobre mis ojos y al enfocarse mejor, pude apreciar aquella bolita peluda que pensaba yo.

La cabeza de Jennie estaba sobre mi pecho con algunos mechones de su cabello castaña sobre mi rostro.
Bajé la mano y la coloqué sobre la sábana que cubría su espalda.

Sonreí al ver su bella tez durmiendo tranquilamente sin preocupaciones alguna. Miraba cada detalle de su rostro mientras que dejaba que el sonido de su respiración relajada acariciara mis oídos.

Al segundo más tarde noté mis mejillas arder. Notaba su piel desnuda sobre la mía, estaba caliente, pero no quemaba, era una temperatura perfecta y esto hizo que recordara la noche anterior.

Mi respiración empezó a agitarse un poco, lo que provocó que mi pecho subiera y bajaron con rapidez.

El cuerpo sobre mí empezó a moverse soltando un pequeño bostezo.

Alzó su cabeza mirándome y me mostró aquella sonrisa tan tierna en ella.

— ¿te he despertado? — pregunté con una leve sonrisa acariciando con mi mano derecha su cabello.

— no — habló en un tono bajo.

— buenos días, por cierto — sentí una gran sonrisa dibujarse en su rostro.

— buenos días — se aferró a mi cuerpo — abrázame, ______ — susurró con la cabeza en mi pecho.

Dirigí mi mano libre a su cintura y me aferré a ella.

— ¿te estás durmiendo otra vez? — pregunté graciosa al no notar ningún movimiento de parte de ella.

— no... Solo que me gusta estar así... — habló tranquila.

Sonreí. Simplemente sonreí. A decir verdad, a mí también me gustaba.

~~~

Salimos de la ducha en camino al armario para vestirnos. Íbamos al supermercado para pillar algunas cosas, que nos habíamos quedado sin comida, según Jennie para ser sinceras, yo no controlaba la comida; para qué si tenemos a una chef Michelin.

— ¿Qué te vas a poner? — pregunté mientras que me acercaba a una Jennie distraída viendo el armario.

— ¿Qué me queda mejor? — hizo puchero con el ceño fruncido.

— te queda mejor sin ropa, pero ni se te ocurra ir así por la calle — me acerqué a su oído — solo yo te puedo ver así — sonreí de lado y deposité un pequeño beso en su hombro — a ver, yo me pondré algo cómodo y ya — caminé hacia las perchas para sacar algunas prendas.

— oye — sentí sus dedos sobre mi espalda — ¿Qué es esto? ¿Cómo te lo hiciste? — pasaba ligeramente sus dedos sobre mi espalda.