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Capítulo 96: Cuando la broma llega muy lejos

Un poco más de tiempo tuvo que pasar para que finalmente Rita Skeeter fueras de ella.

«Media Luna: Las dos caras de Aries Longbottom»

Ese era su título.

Un best seller repleto de amarillismo y exageraciones respecto a varios hechos de su vida.

La había investigado, tanto como para rastrear sus comienzos en Gales.

Sin embargo ninguno de sus conocidos llego a participar en aquella barbaridad y tampoco cayeron en su trampa de la taza de té con veritaserum.

Aries ya sabía que tarde o temprano ese día llegaría, pero sinceramente no le importaba. Problemas más grandes que ese poseía, y sí que eran más relevantes.

Después de que Alice cumpliese los 10 años se empezó a desesperar.

Día no había en el que no se esforzara desmedidamente por demostrar algún destello mágico, ya sea intentando invocar algo o metiéndose en situaciones peligrosas para que su "magia" la salve así como le paso a su papá.

Cabe aclarar que contarle esa historia había sido lo peor que se les pudo haber ocurrido.

Eran finales de marzo y justo el día de hoy ya había sido la tercera vez desde su cumpleaños que se le había roto el brazo.

Solo había pasado una semana.

Alice siempre había tenido mucha presión sobre sí misma. Siendo consiente desde muy pequeña de los grandes magos que eran sus padres y de todas las cosas que habían hecho.

Se sentía insignificante.

Se sentía insignificante cuando James se montaba en su escoba de verdad, se sentía insignificante cuando su tío Teddy cambiaba de forma, se sentía insignificante cuando su madre le contaba historias de sus experimentos y a donde la habían llevado, se sentía insignificante cuando escuchaba hablar a la señora Potter sobre como su padre levanto toda una revolución dentro de su escuela, se sentía insignificante con sus abuelos, con sus amigos, con sus conocidos. Pero sobre todo... se sentía insignificante cuando su pequeño hermano lanzaba algún encantamiento de la nada y sin esfuerzo.

Y así lo había hecho desde que nació.

Minutos de vida y él había podido hacer lo que hasta la fecha ella jamás pudo.

Magia.

Lo envidiaba.

No.

Lo odiaba.

Lo odiaba con todo su ser.

Simplemente no le parecía justo.

Todo el mundo hablaba de lo maravilloso y prodigioso que era a sus 7 años en los que podía casi manipular sus mágicos destellos, y sin varita.

Decían que sería el mago de su generación.

El nuevo Dumbledore.

Y ella no podía con eso...

-Cariño, ya es la tercera vez en la semana. No tienes por qué hacer esas cosas- le reprochaba su padre tras reacomodarle el brazo. Neville se encontraba muy preocupado sobre la estabilidad emocional de su hija mayor, que, lastimosamente, le recordaba a los arranques emocionales y desmedidos de su esposa en su juventud.

Por más que lo negasen eran demasiado parecidas.

-Casi pude sentirlo. Te lo juro-

- ¿A si? Sentiste eso ¿Y no el golpe de la escalera? -

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora