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Capítulo 59: Falsa alarma

Esa misma noche se habia escapado.

Habia colocado un par de gotas de sueño profundo en un té que le habia preparado, le ordeno a Blink no decirle nada y este acepto, tomaba a Roset como la señora de la casa. Una señora bastante joven y amable a su parecer.

Con un puñado de polvos termino en la chimenea de los Potter's, no se sentia lo suficientemente bien como para teletransportarse.

– ¿Dementa? –la llamo Sirius, esta lo miro y corrió a abrazarlo. El muchacho se encontraba petrificado en su sitio, temiendo que si colocaba sus brazos envolviéndola pudiese romperse por su enfermizo estado.

– ¿Quién más canuto? –le sonrió separándose.

– ¿Quién es Sirius? –pregunto la señora Dorea, su tía–abuela y madre de James. A la pobre anciana casi le dio un ataque– ¡James! –

A los segundos tanto el llamado como su hijo bajaron disparados por las escaleras hasta terminar en la sala.

–Roset– soltaron al unisonó los Potter.

Pero Harry fue primero terminando por abrazarla.

–Maldición, Daniel dijo que estabas mal...pero no pensé que tanto– comento James.

–Me alegra que escaparas–

–Tía Dorea ¿Roset podría quedarse? –pregunto el Black.

–No no– les interrumpió la ojigris– no tengo mucho tiempo, solo vine a hablar con ustedes. Es urgente–

– ¿Se dieron cuenta? –pregunto Sirius con preocupación.

– ¿Qué acaso te torturaron los mortífagos? –inquirió ahora cornamenta.

– ¿Mortífagos? – les cuestiono la mayor, sabía lo que su hijo habia creado en la escuela, estaba orgullosa pero aterrada a la vez.

–Vamos a fuera– pidió James cosa que los menores hicieron terminando en el patio trasero de la gran casa en el Valle de Godric, todas las generaciones de Potter's siempre habitaban el pueblo.

Era de noche y estaba algo oscuro.

Ella les conto todo.

Desde el cómo llego, a quienes vio, el que hacían con algunos de sus traidores, la gran batalla en la que se vio obligada a participar.

Sirius se quejó tanto como pudo.

Esta molesto.

No.

Furioso con sus padres por lo que le habian hecho a su hermano menor.

Tambien agradecido con la desquiciada de su amiga por haberlo salvado.

Cuando llego a la parte donde les colocaron las marcas tenebrosas Harry solo contuvo la respiración.

Estaba ahí. Tatuada por toda la piel de su antebrazo izquierdo irradiando magia oscura, James la examino incrédulo, poseía una amiga como mortífaga. Tenían ya un espía dentro y le fascinaba.

Pero a Harry no.

Tenían que colocarle otra vez el encantamiento de protección que el "Protego Diabolica" habia arrebatado para no morir calcinada esa vez. Aun así el muchacho no quería creer que esas eran sus consecuencias, la última vez que habia "muerto" no le habia chocado tanto. Habia perdido algo de color sí, pero lo habia terminado por recuperar en unos días. Su único rastro era el hecho de poseer las manos tan frías como el hielo.

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora