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Capítulo 9: Te quiero.

Vacaciones del 92

La pequeña Black rodaba de un lado a otro en aquella inmensa cama. Había algo que no la dejaba dormir y no solo era el hecho de que la cama era excesivamente grande para ella y la hacía sentir minúscula, si no, que era cumpleaños de su padre y no sabía que darle.

¿Qué tal un diamante?

No, el no era ese tipo de personas...

¿O que tal si le daba un reloj muggle?

No, ya tenía uno de esos. Perteneció a su difunto abuelo.

¿Y una pintura de su padre?

No, quien querría inmortalizar a tan temeroso hombre.

Después de pensarlo un poco se le prendió el foco. Dio un salto de la cama sin medir sus consecuencias resbalando contra la alfombra y chocando su cara con la perilla de la puerta.

Tocó su nariz y estaba sangrando– torpe– bufo y salió corriendo a la sala de pociones. Se topo con un par de elfos hasta que llegó. Buscó un libro y empezó a preparar la poción.

–Tres cucharadas de piel viva de babosa, 4 ojos de sapo durmiendo en el río y finalmente... ¿Pelo de quien será reemplazado? ¿¡Dónde rayos conseguiré cabello de mi padre?!–

–Ten– dijo una voz conocida que la hizo saltar del susto.

– ¡Merlín! Regulus me diste un susto– este rio burlón.

– ¿Qué haces pequeña Sirius? – se le acercó demasiado queriendo leer su mirada, pero ella solo rodo los ojos, lo había estado evitando por su reciente mentira. Al notar su forma de actuar este le echo los cabellos del padre de ella– te recomiendo que lo mescles 4 hacia la izquierda– dijo antes de irse.

Ella bufo e hizo lo ordenado.

Ya lista agarro lo preparado.

–Todo sea por papá– seguido se lo tomo– Sabe a pescado– seguido su cara empezó a cambiar y ella se volvió él.

Ya no era Aries Black, sino, Sirius Black.

Se levantó del suelo y se miró en el espejo. Era como el de sus recuerdos. Uno joven, de 25 años máximo.

Salió del lugar en dirección al cuarto de Remus. Los elfos le quedaron viendo.

Tocó la puerta y luego entro.

– ¿Remus? – este se removió– Remo, Remulus, Rumes– musitaba mientras se acercaba– ¡Remus! – se le lanzó encima.

–Sirius basta. Aries duerme– dijo entre dormido– espera ¿Sirius? – se levantó de golpe en la cama– ¿pero ¿cómo...? –

–Shhh– seguido lo saco de su cama y empezó a bailar con él mientras tarareaba una canción en su oído.

Estuvieron haci por 10 minutos. El susurrándole cosas al oído mientras el castaño reía.

Pero la poción perdió su efecto y en vez de estar Sirius se encontró a su pequeña. El licántropo quedo sorprendido. De sus ojos salieron lágrimas mientras le abrazaba fuertemente.

–Gracias...– le susurró.

–Feliz cumpleaños papá– le correspondió.

(...)

Ese día comieron chocolate hasta más no poder. Ya era otra vez de noche, ambos se fueron a acostar, pero juntos ya que lo necesitaban. Corrían las 11 de la noche cuando un claxon la despertó. Rápidamente cubrió con las mantas a su padre y salió al balcón de su cuarto.

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora