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Capítulo 3: Carta a Hogwarts

1 de septiembre de 1991

El joven licántropo pronto acabaría su turno en aquella pizzería, ya llevaba casi 10 años trabajando allí, todo el mundo conocía a su pequeño remolino de ojos de plata y cabellos rizados.

Prefería el turno de día, en la noche ya podía estar con su cría y no preocuparse por la luna llena, Regulus se encargaba de ella y el bosque les daba suficiente privacidad. Le había causado gracia ver como el sangre pura se adaptaba a regañadientes al mundo muggle.

Después de los 5 años no la metió a ninguna escuela muggle, era educada en casa así que todo tranquilo por ese lado.

Fue a la parte de atrás a cambiarse y así irse a casa, tranquilamente usaba un encantamiento para aparecer en casa. Saludo a su hija con un beso quien ya tenía diez años y luego a su cuñado.

– ¿Qué tal el trabajo papi? – pregunto su cría.

– Bien, solo estoy algo cansado ¿Qué hicieron ustedes? –

– La saque un rato al pueblo – comento el muchacho de cabellera azabache.

– Cocine la cena – dijo ella, Lupin volteo a ver a Black.

– Yo no tuve nada que ver. Ahora se cree elfo domestico – bromeo.

– ¿un qué? – pregunto extrañada la menor.

– ¿Recuerdas esas cosas enanas de orejas y nariz grande y puntiagudas que te traen los regalos que tu tía Narcissa? – ella asintió – Esos son los elfos domésticos, limpian, cocinan y se encargan de todo. Que desdicha es no poseer uno – bufo.

– Pues míster elegante, si tanto te molesta, la puerta está ahí – señalo Remus. Conocía a al chiquillo, venia de lo alto y en 10 años no había cambiado mucho.

En eso una lechuza entro por la ventana dejando una carta.

– ¿Alguien espera un mensaje? – pregunto el licántropo para tomar la carta, casi dio un grito – e – esto es imposible... – susurro.

– ¿Qué sucede? – se incorporó Regulus tomando la carta quedándose frio – se suponía debía llegarle el otro año – la azabache los miraba con extrañes.

– Es del 80, pero del último día de diciembre –

– Tal parece que llego el día – suspiro cruzándose de brazos.

– ¿Podrían dejar de actuar como si no estuviera aquí? – ambos reaccionaron, bajaron la mirada.

– Cachorra, te admitieron en Hogwarts –

– ¿Qué? – le paso la carta.

– Vas a ser la mejor serpiente que habrá pisado esa escuela. Ya me imagino, el nombre de los Black de vuelta en lo alto gracias a ti – decia su padrino mientras ella leía la carta.

– ¿Y quién dice que será un Slytherine? – se cruzo de brazos el castaño.

– Por favor, Remus – Lo miro cómplice.

(...)

Eran alrededor de las 2 de la madrugada. Ambos adulto bebian Whiskey de fuego.

Aries dormia placidamente en el segundo piso de la cabaña lo que les daba la libertad suficiente como para poder conversar.


–Es solo una bebé–

–Por favor Remus, sabias que este día llegaria– dijo Regulus dando un trago en seco– Tienes toda esta semana para estar con ella. No toda la vida sera pequeña, algun dia cresera y sera una increible bruja–

–No es eso lo que me preocupa– lo miro con temor en sus ojos caramelo.

–Mi hermano hizo las cosas sin pensar en la concecuencias, como siempre. Pero ella es una niña fuerte con un escalofriante ejercito de arañas– soltó– Y si alguien se mete con ella yo estare ahí– sirvio más en los pequeños vacitos.

(...)

– Es aquí – hablo sonriendo le a su hija mientras la llevaba tomada de la mano.

– Seguro? Esto es un bar –

– Eso es lo que quieren que los muggles crean – seguido entraron y envés de saludar a Remus pues todos lo conocían se quedaron mirando a la enana.

Esta era la viva imagen de Sirius, ojos grises, cabellos castaño oscuro e ondulado y piel entre blanca y bronceada, con la única diferencia era que ella tenía algunas cicatrices en su cuerpo. Inconscientemente este la atrae a su cuerpo, mientras el resto susurraban cosas. Tras eso entraron al callejón Diagon y antes de dar un paso más Remus se detuvo.

– ¿Porque nos detenemos? – el mayor se arrodilló a la altura de su hija.

– Hija, promete me que no importa lo que los demás digan, tú no eres Sirius, tú eres otra persona. Nunca dejen que te intimiden y te hagan menos, eres una Lupin –

– Y también una Black – contra resto – Papi, no sé qué hizo mi padre pues tu ni nadie me lo dice, pero si tanto dicen que me parezco al pues me meteré en tantos problemas como esté y prepárate, que te sacaré canas verdes – Bromeo, pero en parte decía la verdad. Este le sonrió y siguieron avanzando.

A cada lugar que iban la gente los miraba y susurraban cosas. La gran mayoría sobre él porque Remus iba con ella o quien sería su padre. A ellos no les importo y compraron todo. Ya último en la librería el de cicatrices se encargó de agarrar los libros mientras la ojigris miraba uno que otro en el estante. Pero uno le llamo la atención, este se llamaba, "Animales fantásticos y donde encontrarlos". No lo pudo evitar y quiso tomar el libro, pero no lo alcanzaba. Saltaba y saltaba, pero nada. De pronto alguien tras de ella lo sacó, volteó y se encontró con dos cabelleras pelirrojas, una montada en sima de otra. Ambos muchachos la miraron y el de arriba bajo entregando le el libro.

– Gracias –

– De nada – dijo uno – me llamo Fred –

– Y yo George –

– Ambos somos –

– Wesley –

– Pero –

– y tú –

– Como te llamas? – algo confundida dijo.

– Aries, Aries B – No pudo terminar de hablar pues Remus la llamo. Se fue tan rápido que sin querer dejó caer el libro.

Ambos hermanos la miraron irse, Fred tomo el libro del suelo.

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora