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Capítulo 20: Siendo ellos...

Unos golpes la puerta de su despacho lo sacaron de su lectura, tranquilamente se levantó y la abrió.

–Llega tarde señorita Black– miro a la chica con asco y luego al profesor que le acompañaba. Severus traía ya encima grandes sospechas con ese par, ya sea por las miradas que compartían en el gran comedor o esas caricias que se proporcionaban al cruzar por los pasillos. Y desde hacia años el venia en representación suya.

–Lo lamento profesor Snape. Black y yo tuvimos cosas que atender. Bueno, la veo mañana– le proporciono una mirada que el murciélago intento leer.

–Adiós profesor– Ambos sabían que no podían evitar ponerse melosos uno con el otro por el lazo que tenían. Al ser hombres–lobo Remus sentía la necesidad de siempre cuidarla como si fuera una cachorra todavía. Y cada que podía le daba todo el amor que fuera posible. Claro que habia veces que se les escapaba y no podía evitar hacerle mimos o decirle cosas bonitas. Por eso cuando la vio llorando en medio de un ataque de nervios en el suelo del salón a él le dolió mucho.

–Tiene mucho que explicar– uso su tono frío.

– ¿Cuál es mi castigo? – esta vez no se la habia podido librar. Que diario este "castigada" era muy sospechoso.

–Láveme esos calderos– señaló varios de estos– su varita– está le entrego. Se remango la mangas y se amarro el cabello.

El ácido de los niños de primero le quemaban las manos, pero eso era lo de menos, estaba realmente relajada.

De repente el Slytherine se le acercó por detrás.

– ¿Y usted porque tan animada? –

–No lo estoy profesor–

–No te escucho quejarte–

–Solo estoy pensativa–

–Dime que hay entre tú y el profesor Lupin–

–No hay nada, es solo una persona que apreciaba mucho a mi padre– decia sin mirarlo mientras seguía su labor.

– ¿Apreciaba...? –

–Si– respondió. Tal vez, solo tal vez habia encontrado a Black, padre, en una que otra situación inapropiada con Lupin durante su último año en Hogwarts.

–Y se puede saber porque llegaste tarde o porque te trato con tanto cariño pedazo de porquería– le encantaba hacerla sentir miserable, pero desde que llegó él, Neville y Aries ya no eran su saco de boxeo donde les podía golpear, insultar o ridiculizar. Ambos tenían más confianza en sí mismos y esa confianza no gustaba para nada al mayor.

–Ya le dijo él, estaba haciendo cosas–

– ¿Qué cosas? – se le acababa la poca paciencia que tenía. Ella solo trataba de no mirarlo a los ojos– ¡Mire me cuando le estoy ablando! – le agarro de la quijada con fuerza y la miro a los ojos.

Entro a su mente y vio lo del incidente de la clase de la mañana. Toda la culpa y la sangre la sintió al igual que la soledad de perder a su único verdadero amigo. Como una bestia junto a un deseo de torturar y asesinar era encerrado y cubierto por una capa de amabilidad, valentía y sumisión. Trato de escarba más profundo, pero lo único que encontró antes de ser expulsado de aquella mente fue un recuerdo de los chicos expulsados de 2 años atrás. Ella tan solo tenia 11 años y ellos 14 o 15, la pateaban, golpeaba y metían su cabeza a un inodoro.

– ¿Como es qué? –pronuncio sorprendido

–Usted no debió ver eso– Dijo ella arrugando el entrecejo en un tono calmado. Por unos segundos sintió todo el dolor que el una vez sintió cuando joven, solo que en este la miraban peor que a un fenómeno.

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora