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Capítulo 85: La historia de un príncipe

Potter se encontraba en el despacho del director, ingresando a la habitación hasta encaminarse al pensadero. Tomando el disco con aguas para lazarlo cual frisby de forma suave y desembocando sobre el amplio escritorio.

Harry tanteo si hacerlo, si colocar las lágrimas dentro y husmear de esta forma en memorias ajenas. Aunque claro, la curiosidad del porque le habría encomendado algo como eso le picaba. Necesitaba saberlo.

De esta forma saco el frasco de su bolsillo, mirándolo para seguido dejar caer su contenido al platón de plata levitante, formándose una bruma negra, como si de pinturas se tratase y no simples lágrimas.

Potter dio un respiro y sumergió su rostro para adentrarse a ese oscuro mundo dentro de la mente de Severus Snape...

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Dos niñas se columpiaban hacia delante y atrás, y un niño delgadísimo las observaba desde detrás de unos arbustos.

Su cabello negro era largo, y su ropa era tan desastrosa que parecía a propósito: jeans demasiado cortos, un abrigo lamentable y demasiado largo que podía haber pertenecido a un adulto y una extraña polera que parecía un delantal.

Snape parecía tener unos nueve o diez años, pálido, pequeño y rudo. Había codicia sin disfrazar en su delgado rostro, mientras observaba a la más joven de las dos hermanas columpiarse más y más alto que su hermana— ¡Lily, no hagas eso! — gritó la mayor.

Snape ya no podía contenerse y saltó de detrás de los arbustos. Petunia gritó y retrocedió corriendo hacia los columpios, pero Lily, aunque claramente asustada, permaneció donde estaba. Severus pareció lamentar haber aparecido. Un sobre de rubor se posó en sus pálidas mejillas mientras miraba a la pelirroja de brillantes ojos verdes.

— ¿Qué es obvio? — preguntó Lily. Snape parecía nervioso y exaltado. Mirando a Petunia, que se asomaba por detrás de los columpios, bajó la voz y dijo.

— Yo sé lo que eres—

— ¿Qué quieres decir? —

— Eres... eres una bruja — susurró Snape.

La niña se mostró ofendida.

— ¡Eso no es algo muy agradable para decirle a alguien! —y de inmediato se dio vuelta, con la nariz en el aire, alejándose hacia su hermana.

— ¡No! — dijo Snape. Ahora estaba completamente colorado.

Y aleteando detrás de las chicas, pareciéndose grotescamente a un murciélago, al igual que su yo mayor.

Las hermanas lo examinaron con una mirada desaprobatoria, y se colgaron de las poleas de uno de los columpios, como si ese fuera un lugar seguro.

— Lo eres — le dijo Snape a Lily — Eres una bruja, te he estado observando desde hace tiempo. Pero no tiene nada de malo, mi mamá también lo es, y yo soy un mago—

La risa de Petunia era como agua fría— ¡Un mago! — exclamó, recuperando el coraje ahora que ya había superado el susto la aparición repentina — ¡Yo sé quién eres! ¡Eres ese tal Snape! Viven al terminar. El Fin del Hilandero, cerca del río — le dijo a Lily, y era evidente por su tono de voz que consideraba la dirección muy poco recomendable — ¿Por qué nos has estado espiando? —

— ¡No he estado espiando! — dijo Snape, acalorado, incómodo y con el cabello sucio bajo la luz del sol — No te espiaría a ti, de todas formas — añadió con desprecio — Eres una "muggle" —Snape se había quitado el abrigo, y su delantal parecía menos peculiar a media luz— ... y el Ministerio puede castigarte por hacer magia fuera de la escuela, te envían cartas— comento— ¡Pero yo sí he hecho magia fuera de la escuela! Estamos a salvo. Aún no tenemos nuestras varitas. Te dejan en paz cuando eres un niño y no puedes evitarlo. Pero cuando cumples once...— le intento explicar, reflejándose la pelirroja atenta —T e comienzan a entrenar y debes ser más cuidadoso—

ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora