ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀ

•79•

Capítulo 79: Carroñeros

Jueves 28 de marzo

Seguridad.

¿Qué era eso?

¿Lo habría sentido alguna vez?

Proteger.

Siempre, aunque le costara.

Dolor.

Físico y emocional, con un severo cuadro de ansiedad anteriormente.

¿Alguna vez se habría llegado a sentir a salvo?

Jamás a decir verdad.

Pero por el afán de defender a un inocente como así sus padres lo hicieron alguna vez era uno de sus motores al encontrarse solo en ese basto y lamentable mundo, con una fortaleza de piedra añeja, tomada por ruines manos en las cuales nunca confió.

Hizo lo que le pidió y no se arrepentía.

Intento ayudar y ahora parecía que todo el peso caía sobre sus hombros, sus jóvenes hombros de todo un león.

No le importaba el hacerles frente por más castigos que se impusiesen o que el dolor de los torturadores crucios tocaran dolosamente cada uno de sus nervios bajo su piel, cuando ya mucho tiempo atrás lo habían desecho emocionalmente.

Fuertes gritos era arrojados con violencia desde lo más profundo de su ser al mismo tiempo que toda su clase admiraba una vez más esa fuerza de voluntad suya, con miembros del Ejercito de Dumbledore aguantándose las ganas de querer ayudar a su líder por mismo mandato suyo.

Neville una vez más había vuelto a causar problemas al nuevo régimen de los mortífagos y su temible pero casi imperceptible director.

Esa era su fama.

Pasando de un tímido y torpe chico a ser el más rebelde y valiente de toda la escuela, mandándolos al diablo sin importarle las reprimendas al estos haber acabado con el único y último rastro de su familia.

La muerte de su abuela le había dolido, el que esa misma gente haya dejado a su padres en San Mungo le pesaba y la terrible noticia de un reciente avistamiento de Potter con Black y Malfoy cerca de la casa de los Weasley's lo termino por alterar, creyendo por un momento que si fueron capturados.

Era a quien más castigaban.

Casi siempre salvado por Skarsgård a espaldas de los hermanos Carrow.

Y digo casi siempre dado que el sueco no podía aparecer cada que lo necesitaba, debía mantener una imagen para quienes dominaban esa escuela.

De esta forma los hermanos Carrow se deleitaban con sus agonizantes gritos de dolor, poniendo incomodo a más de un alumno en el aula.

Esa mañana, durante la ahora obligatoria clase de Estudios Muggles con Alecto, tras cansarse de escucharla parlotear respecto a cuan supuestamente estúpidos, sucios y animales eran los muggles, no se molestó en alzar la voz un tanto burlón, preguntando cuanta sangre muggle poseía ella y su hermano.

Aquello la enfado tanto que le tiro una bofetada, raspándole un poco una mejilla al cortarle la piel con una de sus uñas, pareciendo más el querer arrancarle la cara que pegarle, pero él se rio, humillándola frente a toda la clase y soltando otra broma que provoco que todos no pudiesen aguantar la risa. Por supuesto la mujer los callo de un grito y bajo 50 puntos a Gryffindor.

Luego, antes de la comida se había metido al baño de Myrtel la llorona a platicar discretamente con un par de alumnas quienes estaban dispuestas a integrarse al E. D.