Capítulo 14

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Abrió sus ojo lentamente, parpadeó un par de veces hasta que se acostumbró a la luz del día, al parecer estaba soleado — más de lo normal —, lo que significaba que no iba a estar mucho tiempo en el sol para no quemarse porque después su piel ardería.

Sintió un cuerpo más pequeño a su lado, lo miró de inmediato solo para darse cuenta de que se trataba de Lin, ese joven tritón que lo volvía completamente loco. Se veía tan tranquilo durmiendo que tenía  ganas de llenarlo de besos y muchos abrazos, tiene marcas en todo su cuello y cuerpo. Varios recuerdos de anoche le invadieron la mente como un balde de agua helada, sintió como su rostro comenzó a enrojecer por recordar todo lo que había hecho con Lin.

Lin murmuró algo que Veth no fue capaz de comprender, esto ocasionó que se riera por lo bajo, ver a Lin durmiendo tan pacíficamente como si todo en el mundo estuviera bien era lo más maravilloso que Veth estaba viendo. En estos momentos Lin se ve tan indefenso y con la guardia baja, cualquier persona aprovecharía esto para hacer una tragedia, pero Veth no.

—Es hora de despertar, bello durmiente — tocó su mejilla con la punta de su dedo, pero aun así no se despertó, ni siquiera hizo una mueca o un mínimo ruido —, está bien, te dejaré dormir todo lo que quieras.

«Quizá fui muy rudo anoche». Se quitó la sábana de encima, gracias a este moviendo un tanto brusco hizo que Lin se destapase un poco, fue capaz de ver unos moretones en la cadera de Lin, se acercó para ver con más claridad, se sintió culpable al ver un par de manos grandes marcadas en la piel de Lin. Lo más probable es que él le reclame una vez que despierte.

Antes de salir de la cama le dio un beso a Lin en la frente.

«Trataré de contenerme la próxima vez» Se quedó helado, «si es qué hay una segunda vez».

Al salir del camarote no se le hizo tan extraño ver que no había nadie de su tripulación trabajando de un lado a otro sin descanso alguno, ya que sabía muy bien que todos estaban en Ligea haciendo cualquier cosa que ellos quisieran. No tiene ni la mas mínima idea de cuando piensan volver, quizá se queden un día o dos más para disfrutar de las maravillas de este reino, ya que a decir verdad a Veth siempre le ha gustado mucho este reino, tal vez se debe a que su padre — si mal lo recuerda — solía traerlo aquí.

Fue hasta la cocina dispuesto a prepararle un desayuno delicioso a Lin. Por suerte sabe hacer pan, ya que su madre era una panadera muy famosa en el pueblo donde vivían, ella tenía una tienda de pan y claro que le enseñó a prepararlo por si acaso.

Comenzó a preparar la harina, por suerte no era algo muy difícil. Cuando ya tuvo la masa comenzó a darle forma, solo espera que no le quede muy duro porque sino no será para nada comestible. No recuerda cuando fue la ultima vez que cocinó para alguien o para sí mismo, duda que alguna vez se haya preparado sus propios alimentos. Una vez que terminó de hacer el pan — por suerte no le quedó tan duro —, prosiguió a preparar una sopa de veleidad, Nim le había dicho cómo hacerla hace años, por mera suerte cuenta con una buena memoria, o al menos eso es lo que dicen algunos.

Al terminar de preparar todo, lo probó. Su sabor no era el mejor, pero tampoco era lo peor del mundo, simplemente era comestible.

Colocó todo en una bandeja, y sin más se encaminó hacia el camarote.

Lin ya estaba despierto, sentando sobre la cama mientras se ponía la ropa que usaría el día de hoy, su cabello mojado caía sobre su frente, ni siquiera lo vio pasar a las duchas, debió estar muy concentrado preparando el desayuno de ambos.

—Buenos días, capitán — le dijo con una cálida sonrisa —, por un momento creí que ya se había ido.

—No sería capaz de dejarte aquí solo, alguien podría venir a robar el barco.

Okeánia Agápi | Segunda versión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora