Capítulo 20

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La taberna cada vez se veía más y más vacía, aún se puede escuchar música de fondo que algunos marineros están cantando, pero no se escucha muy bien la letra ya que parece que están murmurando y no cantando en sí. Debe admitir que no es un buen momento para escuchar un par de canciones.

Tiene algo de sueño y gracias a todo el ron que ha tomado, parece tener aún más. El dueño de la taberna —ha olvidado su nombre— le ha ofrecido una taza de té para que el efecto del ron se le baje poco a poco, no sabe si ese té va a ser muy efectivo, solo espera sea efectivo. Lo menos que quiere es quedarse dormido sin escuchar el final de la historia.

Clio, en estos momentos luce cansado, como si en cualquier momento fuera a quedarse dormido sobre el banco de madera en el que se encuentra sentado. Él, pese a que ya es un hombre viejo no deja de lucir muy atractivo, aún sigue teniendo una argolla en ambas orejas que al parecer son de oro, el joven marinero se sorprendió de que nadie le haya intentando robar esas argollas. Su cabello rubio y entre negro ahora se pinta de blanco, y aún con esos mechones de color blanco sigue luciendo como un hombre atractivo, Floyd de inmediato pensó que Clio de joven fue un rompe corazones.

Se dio cuenta de que en todo el rato que ya tienen conversando y bebiendo juntos, no se ha tomado el tiempo de observar muy bien a Clio, a simple vista muchos pueden decir que es un hombre mayor que no es capaz de dañar a nadie, un viejo pirata que abandonó el mar por alguna razón que nadie sabe, ha dicho que tiene una esposa e hijas, Floyd sabe qué hay algo detrás de esa familia que Clio dijo tener — más bien fue el dueño de la taberna quien mencionó a su esposa e hijas —. Parecerá estúpido, pero Floyd sospecha que Clio le está ocultado algo, pero se no atreve a hacer la pregunta que tiene rondando en su mente.

Su tripulación comenzó a retirarse —la mayoría se había ido ya al barco—, por lo que sabe que él también debería irse al barco y dormir hasta que los primeros rayos de sol alumbren su rostro, pero en vez de levantarse del banco decidió quedarse ahí hasta que Clio terminara de contarle la historia. Se niega a irse sin antes saber el final.

Un chico de su tripulación se acercó hacia él, su cabello es rubio y sus ojos son azules claros, al parecer es el único que no bebió en todo el rato que han estado ahí en esa taberna. Se acercó hacia Floyd de manera tranquila mientras que ponía su abrigo encima de su hombro, el chico es atractivo —demasiado—, las pocas mujeres que aún están en la taberna lo veía con ojos brillos se incluso se bajaron su escote para que el chico las viese, pero él pasó de largo directamente hacia Floyd.

—Es tarde — esas fueron las únicas palabras que salieron de su boca. Siempre ha sido así, para ser alguien joven es demasiado serio y de pocas palabras, casi no le gusta estar cerca de las personas pero siempre se está esforzando por ser social, no es que odie a las personas, sino que no siente la necesidad de ir haciendo amigos por todo el mundo. Se aclaró su garganta para después decir —; despídete de tu amigo, tenemos que volver al barco.

Hay veces —no siempre— en donde ese chico está detrás de Floyd como si estuviera cuidando de él, a Floyd no le molesta que Lev esté detrás de él, más bien le parece un gesto muy lindo.

—Me quedaré un rato más — dijo, con voz suave.

—Pero es tarde.

—Sé que es tarde, pero me quedaré un rato más aquí — se esforzó por darle una sonrisa tímida a su compañero de barco —, tú ve a descansar, cuando despiertes me verás y nos iremos a quien sabe donde.

El capitán ya les había dicho a donde irían pero Floyd nunca pone atención a las palabras del capitán, desde el principio no le ha agrado al tipo que tiene como capitán, ya que pese a ser joven es muy engreído y a cada rato quiere saquear barcos para tener sus bolsillos llenos de oro. Ha decidió que muy pronto dejará esa tripulación de mala muerte.

Okeánia Agápi | Segunda versión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora