Capítulo 2

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Hoy era un día totalmente diferente. Lo sabía porque todo estaba completamente raro, el agua se sentía muy fría, esto hizo que su piel se erizara por completo. Escuchó en la superficie la corriente de agua, estaba un poco extraña, su madre había dicho que una gran tormenta estaba por llegar.

Por suerte Chrysafénios tiene un campo de fuerza para que el agua no se viera afectaba por las tormentas de la superficie.

Con sus dedos peinó su cabello, aunque no era para nada necesario, ya que en unos cuantos minutos se iba a despeinar por todo los movimientos que haría.

—Geia — saludó a su hermana, quien había entrado sin permiso a lo que él llamaba habitación. "Hola"

—I mamá thélei na se dei.
"Mamá quiere verte"

Frunció el ceño.

—¿Para que?— preguntó. Su hermana lo miró muy sorprendida —, ¿te dijo para que quería verme?

—Solo sé que ella está muy enojada, será mejor que vayas con ella cuando antes. Y procura hablarme en Seirēnes, si mamá te escucha hablando la lengua de los humanos te despojará del trono y yo tendré que ser la próxima reina.

Suspiró.

—Aún no se por qué le molestan que hablemos la lengua de los humanos, teniendo en cuenta de que antes podíamos hablar con ellos.

—Eso fue antes de que mataran a nuestra tía.

Lin hizo un mohín —. De todos modos, mamá también habla esa lengua.

—¡Stamatíste na miláte aftí ti glóssa!— le gritó. Lin por un momento creyó que todos en el reino habían escuchado el grito de su hermano. "Deja de hablar así"

—Gia tin agápi tis thálassas, min fonázeis — le murmuró. "Por el amor del mar, no grites"

A esa alturas, Lin ya estaba de pésimo humor. Él quería seguir hablando en la lengua de los humanos, pero sabía que si su madre lo escuchaba eso significaba que lo despojara de su lugar en la corona y Lin no quería eso.

—Cuando sea el rey del mar cambiaré muchas cosas. Por ejemplo; iré al reino de Ligea para hacer una nueva alianza.

—Mamá será capaz de salir del infierno del mar solamente para llevarte con ella. Porque, pese a que seas el nuevo protector del mar, ella no dejará que nosotros volvamos a estar con los humanos.

—Me aseguraré de que nunca salga de ese lugar.

Merlin estaba a punto de dejar salir una risa, pero se detuvo por miedo a que alguien estuviera escuchando su conversación. Era de esperar que su madre tuviera muy buen cuidado a sus hijos, ya que ella decía que no debían de estar con la guardia baja, teniendo en cuenta de que eran los futuros gobernantes del todo el mar.

Merlin movió un poco su cabello, este tenía un tono cobrizo, resaltaba muy bien en su piel blanca. Sus labios eran rojos, no naturales, ella suele pasarse tinta sobre estos, es por eso que sus labios siempre se ven rojos. Su aleta dorada estaba más brillosa y sin olvidar esos hermosos ojos azules como el mismo océano.

Es unos cuantos años menor que Lin, pero pese a esto lograban llevarse de maravilla. Ellos eran completamente diferentes, Lin suele ser más aventurero, siempre anda por ahí buscando cosas nuevas y guardando objetos raros que a los humanos se les suelen caer al mar. Lin tiene todos esos objetos muy bien guardados, ya que si su madre los ve es capaz de deshacerse de todo ellos con solo agitar su cetro. Merlin es más...calmada. Ella suele estar la mayor parte del tiempo en el reino, estudiando las historias que se cuentan en todo el mar, como si eso fuera de ayuda para su reinado en uno de los reinos vecinos. Merlin, la mayor parte de su tiempo esta con su madre, ayudándola en cualquier cosa que fuera necesario.

Okeánia Agápi | Segunda versión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora