La primera vez que vio el océano fue con su padre, no recuerda cuantos años tenía en ese entonces, solamente recuerda que quedó encantando de ese hermoso azul que tenía el agua salada. Fue una buena vista, sin duda alguna. Desearía volver a tener una vista como esa, aunque era casi imposible.
Amaba tanto el océano, a tal grado de decir que se había enamorado del mismo. Fue por esto que decidió seguir los pasos de su padre y se convirtió en un pirata, tardó unos años en lograr construir su propio barco y en conseguir una tripulación que le fuera fiel hasta los huesos.
En sus primeros años como capitán de un barco, fue realmente pésimo. Cada vez que hablaba para dar una orden su voz le temblaba o algunas veces ni siquiera se escuchaba, muchos de la tripulación decidieron abandonar el barco tan pronto como tocaban tierra. Fue entonces cuando quedó con diez personas que seguían siéndole fieles, ellos creían en él, tenían muchas esperanzas de que alguna días llegaría ser un buen capitán. Lo consiguió. Años después se volvió un capitán que todos respetaban, hasta su tripulación sentía miedo de él.
Pese a tener una mala reputación o tener una cara de odiar a todo el mundo, no era tan malo como todos suponían, muy en el fondo tenía un corazón dócil. Sentía lástimas por algunas personas, es por es que la mayor parte de su tripulación son personas sin hogar.
A parte del mar, Veth amaba mucho dibujar, aprendió él solo, al principio sus dibujos eran un asco pero se volvieron magníficos. Dibujaba lo mismo, siempre era lo mismo. Una sirena, con aleta dorada como el mismo oro, ojos azules como el océano, una belleza sin igual y hebras de color café. Todavía no se explicaba el por qué siempre era lo mismo.
Aparecía en sus sueños. Soñaba que la tomaba de la mano y que murmuraba algo en el idioma desconocido. Soñaba que nadaban juntos y que la sirena lo llevaba hasta la profundidad del océano para ahogarlo. Soñaba que la besaba.
Casi se podría decir que sentía afecto por esa sirena que no era real.
—Terminé — pintó unos trazos más. La pintura era perfecta, la sirena estaba sobre una roca grande, sus manos apoyadas en ésta, mientras miraba hacia un barco que naufragaba muy lejos de ella. Su cabellera caía sobre sus hombros hasta llegar al inicio de su aleta.
Tomó el papel y lo dejó cerca de una ventana, con tal de que la pintura terminara de secarse por completo.
—Le he traído el desayuno, capitán — cerró los ojos ante el descaro de su mano derecha, nunca tocaba la puerta antes de entrar a su cabina —, ¿terminó otro dibujo? ¿Puedo echar un vistazo?
Antes de que dijera algo, ya tenía el ojo en el dibujo que había terminado.
—Magnífico, capitán. Me encanta los pequeños detalles que suele hacer, más en la aleta de la sirena — señaló donde iniciaba la aleta, los detalles eran impresionantes —, por cierto, ¿qué es esto?
—Rocas.
—¿Rocas?— frunció el ceño —, ya entiendo. Es como la continuación del dibujo anterior — dejó el plato de comida en el escritorio antiguo, fue hasta donde Veth tiene guardados todos sus dibujos. Tomó uno que era diferente a los demás —, es este.
Era como una cueva que conectaba al mar, puso ese dibujo con el nuevo y realmente coincidían. Era como si, la sirena se despidiera de un pirata, era por eso que el barco estaba tan lejos de ella.
—Son el mismo, Cy.
—Está cueva me resulta familiar.
Cy parecía pensar en algo. Cy es unos cuantos años más joven que Veth, esto hizo que fuera muy famoso entre las mujeres — aunque, aquí entre nos, también es muy popular entre los hombres — de cada puerto. Sus ojos color azules eran hermosos, su rostro expresivo y ese cabello rubio y negro — que por el momento lo tenía largo —. Todo de él era tan bello que parecía irreal.
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Okeánia Agápi | Segunda versión
Fantasy«La mayor aventura que puedes experimentar, es vivir en tus sueños». Veth Neider es el pirata más buscando por todo el mar de Finternis, él asesina, roba y miente. Oculta un gran secreto que solo los más cercanos a él lo saben, todas las noches sueñ...