Capítulo 8

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El mercado era más grande de lo que imaginó, por poco se pierde entre tantas personas. Hay más puestos de los que puede contar, aún recuerda cuando tan solo habían unos cuantos, ahora tiene que luchar para no ser aplastado por los demás.

Todavía no lo encuentra, habían quedado de verse en el primer puesto del mercado, pero para cuando llegó no lo encontró por ningún lado. No se ha movido de ahí porque tiene la esperanza de que llegue en cualquier momento.

—Disculpe, ¿no ha visto a un hombre alto aquí en su puesto? — se atrevió a preguntar, con la esperanza de que la señora pudiera decirle algo.

—Sí, me dijo que vendría alguien a buscarlo, por lo que me dejo esto — buscó entre sus cosas, al final le extendió a Veth un papel donde había algo escrito —, dijo que su nombre era Bastian o Cassian, no recuerdo bien. También dijo que alguien llamado Veth vendría, de seguro eres tú.

Asintió.

Desdobló la nota que le había dejado.

Me cansé de esperar.

-V

Debió saberlo desde un principio. A él nunca le ha gustado que lo hagan esperar, Veth le dio su palabra de que pasaría por él tal día y no lo hizo, seguramente ya debe estar en algún otro lado fuera de Ketho, lo cual no está nada bien porque él tiene algunas cosas para Ake e información para Veth.

También había una gran probabilidad de que haya visto el barco de Veth desde lo más alto de Ketho, no tardaría en bajar e irse al barco sin antes molestarse en buscar a Veth donde habían acordado.

«Voy a matarlo» Pensó. «Realmente voy a matarlo».

Se despidió de la señora y se echó a andar por el mercado, quería comprar algo que le fuera útil en la vida o un simple recuerdo — pese a que tenía un montón en el barco — que tendría guardado en alguna parte del barco.

En el mercado vio a Larond y Zak vendiendo un tentáculo del kraken, estaban negociando con un anciano que al parecer quería darle una cantidad muy baja por ese tentáculo. Escuchó a Zak decirle al señor "yo mismo se lo quite con mis pistolas", luego de eso siguió caminando.

Hay todo tipo de puestos en el mercado, de comida exótica que los cazadores atrapan con sus redes de pesca o de animales salvajes que cazan en lo más profundo del bosque, a Veth le daba un poco de miedo estar en los alrededores de los bosques. Puestos donde vendían joyería de todo tipo, perlas preciosas que costaban más de una vida, diamantes que eran vendidos a los reyes de cualquier reino, incluso había piedras de Fylés que tomaban de todas esas sirenas que mataban. Puestos en donde se venden las pieles de animales, ya sean manticoras, sirenas, incluso alguna parte de una naga, aunque en realidad en muy difícil lograr cazar a una naga y salir con vida. Muchos puestos con diferentes cosas, había tantos que no alcanzaba un solo día para recorrer todos.

Se detuvo en un puesto donde vendían todo tipo de amuletos, no era el único puesto donde vendían amuletos pero sí el primero que encontró Veth. Había unos con una forma muy extraña y otros que no tenían forma — sí tenían forma solo que Veth no se la encontró —, unos raros y otros bellos. Los precios también variaban mucho.

—¿Buscas algo en especial?— preguntó una mujer, joven y muy atractiva. Tenía muchas joyas en todo su cuerpo con tal de lucirlo a la perfección, su piel morena resaltaba mucho, pero lo que lograba resaltar aún más eran esos ojos azules que  tenía.

—Por el momento sólo estoy viendo — dijo.

Ella tomó una caja y se la dio a Veth, en ella había más amuletos muy coloridos, de oro y de plata. Veth vio cada uno de ellos con mucha lentitud hasta que sus ojos se posaron en uno que le llamó mucho la atención.

Okeánia Agápi | Segunda versión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora