Capítulo 17

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—Ake.

El nigromante no le respondió debido a que se encontraba haciendo un par de pociones. Debido al cansancio y estrés, terminó derramando un líquido verde sobre su túnica negra. Esto lo hizo fruncir el ceño y chasquear su lengua. Estaba molesto.

—Ake — volvió a llamarlo.

—¿Qué?— espetó. Un par de cuernos sobresalieron de su frente debido al enojo que sentía en ese momento, al ver que se trataba de Cy se calmó cuanto antes. Carraspeó —. Lo siento.

El pirata no se asustó por este hecho, pues en más de una ocasión ha liderado con el enojo del nigromante.

—¿Qué tal si te tomas un descanso?— se acercó a él, tratando de mantener una actitud seria. Una vez cerca de Ake, comenzó a jugar con las cosillas que tenía en su túnica —, puedo hacer que te relajes.

—Tú presencia ya es capaz de relajarme.

—¿Si?

Asintió.

—Yo...— agachó su mirada —, tenía algo en mente.

—Puedes decirlo.

Negó un par de veces.

—Jamás eres de las personas que les da vergüenza decir algo — el nigromante lo miró con una ceja alzada —. Aunque, podría acostumbrarme a verte avergonzado.

—¿Quieres bañarte conmigo?

Ake se atragantó.

Cy apretó sus labios con fuerza.

Sintió sus mejillas arder en cuestión de segundos. Sintió la necesidad de salir corriendo de ese camarote, estaba a punto de hacerlo, solo que alguien lo tomó de la mano.

—Bien — fue lo único que dijo Ake.

Los ojos de Cy se iluminaron.

Al tener su mano sostenida por Ake, fue fácil guiarlo hasta las ballenas. Ahora mismo todos se encuentran dormidos, por lo que ellos tienen que hacer poco ruido para evitar despertar a toda la tripulación.

Una vez que llegaron a las bañeras, Cy miró a Ake en seguida.

—¿Podrías calentar el agua?— su voz apenas fue escuchada —, ¿si puedes?

Asintió.

El nigromante se acercó a la tina, colocó una de sus manos muy cerca del agua. Cy vio cómo el agua se de la ballena se movió un poco, formando pequeñas olas que desaparecieron segundos después. Comenzó a salir humo del agua.

Cy se giró para perder el tiempo buscando jabones y aceites en el gabinete que está en la entrada.

—Puedes ir desvistiéndote, Ake — le dijo —, ¿hay algún aroma que te guste?

—Sí.

—¿C-Cuál es?

—El tuyo.

Esta vez, fue Cy quien se atragantó.

Giró para ver al nigromante, vio cómo éste comenzó a quitarse esta larga túnica negra que parecía ser muy calurosa. Dejó caer un cinto de tela, seguido de una faja que no parecía ser muy apretada. Después, deslizó la túnica por sus hombros, dejándolos a las vista de Cy, quien tragó saliva de inmediato.

En los hombros de Ake hay un tatuaje, se trata de la silueta de de un dragón, junto cok unos pequeños cuernos. Quería preguntar al respecto, pero Ake giró a verlo tan pronto como sintió una mirada sobre él. Cy se giró de inmediato.

Okeánia Agápi | Segunda versión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora