Capítulo 13

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Izuku

Salir del departamento de Kacchan es relativamente más difícil que entrar.

Oh, no. Me retracto.

Salir de sus brazos fue lo difícil.

No me quería soltar y cada vez que me removía, más me abrazaba.

Nadie se había aferrado tanto a mi desde esa mujer que un día se fue y no volvió.

Se sintió muy bien.

Lo que significa que estuvo muy mal.

Muy mal porque si sigo así, todo esto provocará sentimientos demasiado fuertes y mi corazón no lo podrá aguantar.

Un corazón que apenas puede soportar su presencia imponente y sus ojos examinadores.

A veces pienso que debería dejar todo esto.

Pero cala hasta dentro de mí y el sentimiento se mantiene ahí.

Firme.

Sentirme por primera vez de una forma distinta que no sea a la usual farsa que muestro.

Porque todo en la vida se reduce a eso: farsa.

Nadie es realmente como quiere er enfrente de todos.

Nadie en absoluto se muestra de la manera que su corazón le exige.

Ya sea en pocas o en muchas cosas, mentimos.

Mentimos.

Porque somos humanos.

La diferencia es que los que mienten más, son los malos.

Pero nadie se esmera en preguntarnos por qué somos así.

Por qué queremos destruir todo.

Solo nos miran como una forma de verse grandes y poderosos a costa. De nuestra humillación.

Ninguno de los héroes que enviaron para atraparme se esmeró en entender algo.

Solo quieren por fin atrapar a Deku, porque es malo y mata personas. Porque carga con la vida de inocentes en sus manos.

Si apenas intentan ver la farsa de la máscara, no van a ver el trasfondo de la persona.

Tomura Shigaraki intentó hacer algo bien. Su propio padre lo hizo caer en un estado de defensa con el que acabó a toda su familia. Vagó solo, siendo un niño y nadie lo ayudó.

«Vendrá un héroe. Él tendrá que ayudarlo».

Así se desligan las personas del deber humano de velar por el que no tiene seguridad.

Himiko Toga fue obligada a ser alguien que no era. Rebajándola a un nivel de perfección que no tenía y haciéndola llegar a un nivel de locura por finalmente poder ser como quería y anhelaba.

Dabi o Toya Todoroki se mezcló tanto con los ideales egoístas de ese héroe patético que intentó ser el mejor, a pesar de que estaba dañandose en el proceso. Y luego su padre lo reemplazó, haciéndolo a un lado como el experimento fallido.

Esos casos los conozco porque he interactuado con ellos. Pero, ¿cuántos "villanos" más esconden pasados llenos de odio?

Es fácil venir y decir "Pero esta persona pasó algo peor y sigue queriendo ser un héroe".

¿Minimizar el dolor de alguien por «fortaleza» cambia algo?

No.

No somos iguales.

Si esa persona tuvo más fortaleza que yo para seguir siendo «bueno», no me interesa.

Si soy «malo» por querer arruinar la sociedad que arruinó mi vida, seré malo.

Pero aquí estoy, siendo malo.

Y dándome cuenta de que aún siéndolo, no puedo escapar del corazón humano.

Perdiendo lentamente mi propio interés en algo más que no sea seguir con esta forma perfecta de encajar con Kacchan.

La pregunta en sí, es la variable que puede cambiar.

¿Aún si sigo siendo el malo, él seguirá encajando conmigo?

Porque en este mundo de héroes, Kacchan es el que tiene que mantener el orden.

Si yo deshago ese orden, tendrá que hacer algo al respecto.

Y eso duele.

———

Mencionan muchas cosas. Hablan de otras distintas. Tienen su ataque preparado.

Lo único que a mi me interesa es otra cosa.

—¿Eri está en la U.A.? —pregunto, hablando por primera vez desde que llegué.

Tomura me mira. Parece sorprendido.

—¿La chiquilla de Overhaul?

—No es la chiquilla de Kai —hablo, serio—. Es Eri. Y sí, quiero saber si ella estará ahí.

—Según el informe que Himiko construyó, sí —responde, encogiéndose de hombros—. Está bajo tutela de Eraserhead.

El héroe que borra particularidades.

El sensei de Kacchan.

Prosiguen a seguir repasando el plan, mientas yo pienso en cómo hacer para poder sacarla de ahí.

Si la tienen, es por que sí lograron acabar con Kai.

O enviarlo al Tártaro.

Algo bueno que hacen al fin los héroes.

Me ahorran la molestia de tener que ir y matarlo yo mismo.

Siento un pequeño golpe en mi brazo. Me giro para ver a Himiko, que sonríe de lado.

—Entonces vas por ella.

—No sé de qué hablas.

Soltó una risita, negando con su cabeza una y otra vez.

—Te conozco. Mucho. Lo necesario para saber que traicionaste a Stain y lo vendiste a los héroes porque solo te servía para recopilar información. Luego te aliaste con Overhaul y, a pesar de tu gran odio a todas las drogas y sustancias que potencian el poder, te encargaste de ser uno de los que más entregaban cada una de esas cosas. Dime, ¿la encontraste por fin y Eri tiene algo que ver con ella, o es alguna otra cosa, Izuku?

—Si tu pregunta es si acaso encontré a mi madre, la respuesta es no. Lo probable es que esté muerta. La debieron matar hace mucho y ni siquiera pienso en ella. Eri no significa nada para mí, de todos modos. Solo la necesito para algo importante y cuando lo consiga, puede que la mate o la devuelva, dependiendo de como se comporte. Deja de ser tan invasora en mi privacidad, Himiko.

—Solo espero que no nos traiciones. O tendré que matarte. Y no quiero matar al chico que amo.

—Antes de que me mates, podría ir y cortarle la garganta a esa heroína que tanto te gusta. ¿Cómo era que ir llamaba? Ah, Uravity. La que intentó atraparme.

Todo rastro de diversión escapó de sus ojos.

Sentía la mirada de todos los demás puestas en nosotros y no me importaba.

—No te atreverías, Izuku —dijo, más que furiosa.

—Pruebame.

Incorrecto (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora