Capítulo 24

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Izuku

El solo hecho de ver tanto blanco a mi alrededor, me tiene mortificado.

Es como si quisieran sacarme el demonio dentro sin necesidad de exorcista.

Por si fuera poco, me trasladaron ayer a una celda mucho más alejada de Himiko. Ya no puedo hablarle.

Según el conteo de las horas que llevo en mi mente, han pasado al menos dos días.

Dos días viendo el fatídico y horrible blanco.

¿Así de patético es el cielo? ¿Todo lechoso? Ya veo porque las personas están tan felices de irse al infierno, si allí Satanas debe hacer fiestas todos los días para los demonios.

Después de todo, ¿por qué hemos de suponer que él es el malo?

Lo único que hizo fue rebelarse en contra de la tiranía de Dios.

Vaya pecado.

¿Qué tiene de atroz querer suplantar a un Dios que tiene favoritos y por ellos destroza al resto del mundo? Es el mayor genocida. No debería negarse.

Y bueno, esta asquerosa celda luminosa me tiene pensando que me hubiera gustado mucho más estar en una llena de mugre. Al menos podría darme el lujo de contar hormigas e insectos, aunque la suciedad me tendría paranoico, pero algo es algo.

Tengo completa movilidad de mi cuerpo. No estoy encadenado. Solo tengo un pequeño brazalete que se adhiere a mi muñeca como una segunda piel.

Si hablo, me lanzan una descarga eléctrica.

Um, mejor dicho, si me escuchan gritar algo en contra de los héroes, me lanzan la descarga eléctrica.

Esta sofisticada forma de tortura para acallar una opinión ajena es realmente ridícula. Ni aunque muriera electrocutado cambiaría mi forma de pensar.

Todos son patéticos.

—Prisionero 666, el presidente de la comisión de seguridad pública entrará a tu celda. Compórtate si no quieres diez descargas más.

Aún me pregunto de dónde sale esa voz. Um, sería interesante estudiar la estructura de la prisión. Aún más la del Tártaro. ¿Qué tanta seguridad tiene como para evitar que los villanos vuelvan a salir y de qué forma logran evitar que utilicen sus habilidades?

¿Alguna habilidad que anule dentro del recinto los dones?

¿De qué material estará hecho? ¿Solo acero impenetrable? ¿Qué tanta seguridad proveen? ¿80%? ¿90%?

Mis pensamientos son interrumpidos por la gran puerta abriéndose. Pronto veo entrar a un viejo señor canoso que parece enfadado, el héroe alado: Hawks y el sensei de Kacchan.

—Estaba apunto de dormir —farfullo, sentándome en la dura cama. Apoyo mis manos a los lados, inclinándome hacia atrás—. ¿Ya decidieron que harán conmigo? Estoy aburridísimo. Al menos podrían haberme traído una muñeca para jugar a la casita de muñecas. Que mal servicio.

Veo de reojo como Hawks se aguanta una risa.

Ese héroe.

Se codea con la Liga haciendo de doble espía.

—No tiene respeto alguno —dice el viejo, furioso. Hasta le puedo ver la vena marcada. Pobre anciano, morirá por tanto estrés.

De pronto me dieron ganas de estresarlo hasta la muerte.

—Vamos, vamos, Jefe —habla el rubio, sonriendo—. No vinimos a esto. Por cierto, Deku, qué mal te ves. La última vez estabas en toda tu gloria, pero confío que vendrán tiempos mejores, amigo.

Incorrecto (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora