ANHELANDO NO DESPERTAR DEL DULCE SUEÑO 17

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La beso y ella le correspondió.

Se sentía el dueño del mundo, al fin Helene estaba entre sus brazos, dejando que el la amara. Cómo tanto había anhelado desde que había vuelto del ejército.

Sentados sobre la hierba debajo de un sauce contemplaban como caía la tarde.

- Porque cuando te conté que me había caído de un árbol y me había ensuciado de lodo no me dijiste haber estado allí- Leighton escondió su rostro y sonrió avergonzado.

- Porque no estaba escuchando lo que me decías en ese momento- Helene lo miró sin entender.

- Como, íbamos juntos, te conté y no fuiste capaz de escuchar- Leighton se acercó a ella y beso su cuello.

- Solo veía a la mujer que estaba a mi lado, estaba perdido en tu imagen- Helene sonrió, nunca nadie le había dicho cosas tan lindas.

- ¿Perdido en mi imagen?- esté asintio.

- Si, cuando te veo parece que me transportó a otro mundo. Me vuelves loco.

Helene sonrió, se sentía una tonta al no haber aceptado que Leighton se acercará a ella con anterioridad.

- Por que no me cortejaste desde mi primera temporada social- Leighton se encogió de hombros.

- Veía como me ignorabas, pensaba que talvez ya no me amabas como lo hacía de niña- Helene escondió su rostro al escuchar las palabras de Leighton.

- No sabía que eras tú, madre me lo dijo hoy porque me encontró llorando.

- ¿ Cómo, porque llorabas?.

- Porque después del beso subí corriendo a mi recamara, le conté a Cinthia que me sucedía y me dijo que estaba enamorada de ti, luego madre también me dijo lo mismo y me contó que yo lloraba por ti durante días cuando te ibas a la escuela, y luego cuando te enlistaste para el ejército. La verdad no sabía que tú eras mi amado Light.

- Light, si así me llamabas de niña por qué mi nombre era muy difícil para que tú lo pronunciaras- sonrió sintiendo como su vida cobraba sentido.

- Si hubiera sabido que eras tú te hubiera aceptado mucho antes, ya tendríamos dos años de casados.

- No te afanes, somos muy jóvenes tu solo tienes diesiocho y yo tengo veintiséis, así que aún nos queda mucho por vivir, seguiré cortejandote hasta que partamos de este mundo.

Helene sonrió, jamás pensó que podría amar a alguien desde niña y que ese sentimiento no se borrará de su corazón.

- Nunca me reconociste, después de mi vuelta del ejército?.

-No, yo me marche al colegio de señoritas, tu padre cambio de residencia y tú volviste tan cambiado, ya no eras el mismo, la barba ocultaba tu hermoso rostro.

- ¿Quieres que me la quite?

-  La verdad me gustaría ver tu rostro como cuando éramos niños, pero si quieres dejarte la me da igual, ya se que eres tú.

- ¿Puedo abrazarte?- feliz asintió, quería tenerlo lo más cerca posible.

- Te amo- susurro al oído de su amada.

- Nunca me dejes ir- dijo ella recostando su cabeza en el pecho de él.

No podía creerlo, ella lo amaba, era  la misma niña que había dejado años atrás para irse al ejército, no había cambiado. Tonto en por no haberle dicho antes que era su Light.

La abrazo con fuerza, no quería que ese instate terminará, peor debían volver antes que preguntarán por ellos

- Hasta aquí vamos juntos- dijo Leighton al comenzar a ver las antorchas que habían encendido en el jardín.

- ¿Porque?, eres mi prometido, mi amor.

- No quiero poner tu honor en entre dicho, sabes que debes tener carabina pero estábamos solos en el campo.

Sabiendo que era verdad asintió.

- Está bien- se empino y beso la mejilla de su amado, Leighton rodeo la mansión para aparecer por el lado opuesto, debía cuidar del honor de su amada Helene.

- ¿Dónde estaba mi lady?- Inquirió Cinthia al verla entrar en la recamara.

Sonriente Helene se recostó en la puerta.

- Estaba con Light.

Cinthia frunció el ceño

- ¿Light?- quien es, no me diga que se está viendo con alguien que no es su prometido.

Helene sonrió llevando un mano a su boca.

- No!, Estas loca, Light es mí prometido, estuvimos juntos y hablamos muchas cosas, además...

- ¿Que?- abrió los ojos al ver que Helene llevaba una mano a sus labios.

- Me beso en la boca- corrió a la cama y se tiró sobre está, Cinthia se abrazo al poste de la cama de su ama.

- Oh, no lo puedo creer. Usted ya dió su primer beso, y yo no he podido - Helene Sonrió mirándola

- Tu ni prometido tienes, ¿como podrías dar un beso?.

Cinthia se encogió de hombros, deseaba verla feliz y así será su ama parecía más feliz que antes.

- Debe arreglarse para la cena- se levantó de la cama para refrescar su cara y cambiarse de vestido, Cinthia la ayudo a cambiar su vestido por uno limpio y luego la peinó.

Bajo al comedor, busco con la mirada a Leighton, sintió como sus mejillas se encendían al verlo, este le sonrió.

Sonrió, pero su sonrisa se borró al ver a su lado un dama la cual sostenía su mano.

Leighton se levanto al ver la tristeza en su mirada, elevó su mentón y paso por su lado sin mirarlo más, incómodo miraba desde su puesto en la mesa que Helene no le dirigía la mirada.

- Sucede algo?- Inquirió Miranda al ver que Leighton estaba preocupado.

- No, Nada- dijo cortando un trozo de carne.

- Te tensaste al ver entrar a lady Ailsa, ella como siempre ignorandote y tú detrás suyo- susurro, Leighton sintió como su sangre hervía en sus venas.

- No, digas nada más- dijo con dientes apretados- no sabes lo que sucede.

- ¿ Que no se?, Dime. No sé que se cree una princesa y que tú eres poco para ella, crees que no sé cuánto haz sufrido por esa niña caprichosa- dijo apretando sus dientes.

Leighton la miró y observó como los ojos de Miranda estaban cristalizados.

- Perdona, no debo hablarte así, tú más que nadie merece que la trate bien- dijo sintiendo dolor por verla sufrir.

- No te preocupes, pero me duele el ver como sufres por ella mientras yo me muero de amor por ti- elevó su mirada y se detuvo al darse cuenta que los presentes en la mesa los miraban, observando la escena que  mantenían ambos.

- Lo lamento- dijo colocando su mejor sonrisa- vamos, sigamos cenando- los instó a seguir.

- Miranda- susurró Leighton.

- No me digas más, no quiero tener una escena aquí, y menos delante de mí hijo- Leonard, el hijo de Miranda la miraba muy preocupado, su madre nunca levantaba la voz, y esa noche lo había hecho por culpa de Grosvenor.

Miro con enojo al causante del sufrimiento de su madre, apretó entre sus manos su cubierto, ya tendría tiempo para arreglar ese asunto con él.





EL ANHELO DE UN LORD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora