ANHELANDO UN SI... 4

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Miraba por la ventana, su padre le había comunicado la petición de mano.

- No creo que el marqués me conceda la mano de lady Ailsa, sabes que ella no aceptara - contemplo el atardecer.

- Hijo, no pueden rechazar tal proposición, el marqués está en la ruina - miró a su padre, sin poder emitir palabra alguna.

- ¿¡Como!?, que ha sucedido?- miró a su padre con sus penetrantes ojos azules.

- Ha perdido un enorme cargamento, en el cual había invertido todas sus libras - frunció el ceño.

- Acaso... ¿ ese es  el negocio en el que tu invertiste hace un par de meses?- mantenía sus manos tomadas detrás de su espalda.

- Si, pero sabes que yo nunca invierto todo, a demás mi fortuna es mucho mayor que la de Crown, el nunca ha sabido ser un buen negociante; se emociona invirtiendo - Leighton miro analítico a su padre, pensaba sobre toda la información que le estaba dando.

- Tranquilo, se que no tardará mucho en traer una respuesta, además, se que nos enviaran la participación para ir este verano a su casa veraniega, allí podrás conocerla. 

- Sí padre, lo dices tan fácil, para ella no existo, no se si acepte mi cercanía, si concede convertirse en mi condesa, no creo que permita la toque - miro hacia la calle, las damas paseaban del brazo de sus esposos y prometidos.

- Sí se convierte en tu esposa, deberá aceptar ser tu mujer. Sabes que debe darle un heredero al título - Sabía que era cierto lo que decía el marqués, pero al tiempo sabia que seria casi imposible ganar el corazón de lady Ailsa. Suspiro, sería un camino largo y pedregoso.

- Tiene razón, algún día deberá dar un hijo al título; pero... Lo único que deseo es ganar su corazón -  lord Fritz- james lo miró, sabía que su hijo sufriría demasiado tratando de conquistar el reacio corazón de la joven.

- No desmayes; el primer paso ha sido dado, lo que sigue no será fácil, pero está en tus manos el conseguir lo que tanto anhelas. 

- Lo se padre... ella no abrirá su corazón tan fácil ante mi - metió sus manos en sus bolsillos - pero deberé perseverar. No me daré por vencido.

- Lo se hijo, se que eres perseverante; nunca te haz dado por derrotado. se que el vendrá a dar un grata respuesta; una que sea favorecedora para ti - Asintió, si era verdad que el marqués de Ailsa estaba en la ruina daría la mano de su hija para salvarse de caer en la miseria; para que el título no cayera en desgracia. Y así evitar que el chisme corriera como pólvora por todo Londres...

CANARY...

COUNTRY MANOR, MANSION DE LOS MARQUESES DE AILSA.

Lloraba sin cesar, le dolía el saberse en la ruina; pero más le dolía el pensar que su padre podría llegar a caer en la cárcel de deudores, gimió

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Lloraba sin cesar, le dolía el saberse en la ruina; pero más le dolía el pensar que su padre podría llegar a caer en la cárcel de deudores, gimió. Debía tomar una decisión, debía salvar a su amado padre; aunque eso podría llevarla a contraer casamiento con aquel desagradable y nada apetecible lord. Apretó los ojos sintiendo como su cuerpo se extremista solo de imaginar que el conde la besara.

- No puedes seguir llorando - dijo su madre abrazándola, estaba encerrada en su recámara con las cortinas cerradas , iluminada solo con la luz de una vela.

- No puedo controlar las lágrimas que derramó, siento que me duele el alma - dijo acurrucándose en el pecho de su madre.

- Ven -  la ayudó a levantar del rincón donde se había tirado - debes lavar tu rostro, aplicar polvo de arroz y bálsamo a tus labios, no puedes dejar que tu semblante desmejore - la llevó a la jofaina donde la doncella había dejado agua fresca. 

- Estoy tan triste, me duele el alma; se que si no lo acepto padre irá a la cárcel de deudores, y también se que podrá morir en menos de nada, pero si lo acepto seré miserable; al saber que nunca podré amarlo.

- Tranquila hija, en realidad el conde no es mal parecido, mira a sus padre y hermana son muy guapos, lo que sucede es que el conde se ve muy viejo y acabado con su enorme barba, con su monóculo y esos horribles trajes que usa. 

Miró a su madre, ¿ cómo podía ella pensar tal cosa?.

- Creo que si cambia su aspecto seria muy guapo.

- Madre!, no puedes decir tal cosa, debes tener ojos para mi padre - Lady Ailsa sonrió.

- Hija, si no lo digo por que lo vea como hombre, el podría ser mi hijo - Helene frunció el ceño.

- A caso, cuántos años tiene? - inquirió .

- Creo que debe tener unos veinticinco o veintiséis - pensó llevando su mano a su mentón.

Sorprendida abrió los ojos de par en par - ¿¡ en serio!?, pensé que tenia unos cuarenta, se ve muy viejo - su madre asintió.

- Si alguien lo ayuda podrá cambiar su aspecto, así se vera mucho mas joven - sugirió.

- Quién lo hará, yo no estoy interesada en acercarme a él.

- Vamos a bajo, necesitas tomar un té de tila, para que te tranquilíces - dijo conduciendo a su hija hasta la sala del té.

- Debo pensar y tomar la mejor decisión - dijo mirando a su madre.

- Tranquila hija, ahora solo debes centrarte en el verano que pasaremos en la casa solariega - sonrió para tranquilizar a su hija.

- ¿ No haz enviado las tarjetas de invitación? - inquirió tomando un sobre.

- Si, por el momento he enviado una parte , mañana enviare la otra parte -  asintió, tomo una taza de te que la sirvienta le ofreció - gracias - sonrió con tristeza.

La joven se retiro a unos pocos metros - Madre, le haz enviado la invitación a lord Fritz-james y su familia,__la marquesa asintió.

-  Por supuesto hija -  tomo un bollo glaseado de la bandeja -  es la primera que he enviado.

Helene trago en seco, tendría que aguantarlo durante todo el verano.

- Esta bien - suspiro, sabía que no podían agraviarlos.

"Serán tres meses interminables". Pensó...


EL ANHELO DE UN LORD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora