Tomó el sobre en sus manos, su corazón templo, era la primera vez que los marqueses de Ailsa le extendían una invitación a él.
- Me ha llegado la invitación - le dijo a su ayuda de cámara.
- Eso es excelente, mi lord - dijo asintiendo.
- Si te soy sincero, estoy nervioso - rasco su cabeza.
- No lo este, solo debe cortejarla; hacer que ella se prende de usted.
- ¿ Crees que podré?- Cuestiono nervioso.
- Por supuesto, usted es joven y muy bien parecido,__ se miro al espejo - solo debe pedir que alguien le ayude.
- ¿ Que alguien me ayude?, no sabría a quién pedirle ayuda.
Se sirvió un trago de Whisky. Tomándolo de un tajo.
- Debemos partir en tres días, no me dará tiempo de cambiar mis ropas - dijo mirando el enorme saco estilo militar que usaba.
- Si es así, comenzaré a preparar su baúles - hizo una reverencia para salir del estudio.
Abstraído pensaba en lady Ailsa, sabía que el acercarse a ella sería todo un reto.
- ¿Mi lord?- tres toques en la puerta lo trajeron de vuelta a la realidad.
- Adelante - ordenó desde dentro.
Mails, el mayordomo ingreso.
-¿ Qué sucede Mails? - inquirió sin mirarlo.
- Lo solicitan - anuncio.
- ¿ Quién? -cuestionó extrañado, casi nunca tenía visitas.
- Lady Domblit, aquí está su tarjeta - recibió la tarjeta de presentación que Mails le extendió.
- Hágala pasar, - ordenó, tomó otro trago llevándolo a su boca, arrugó la frente al sentir como quemaba el ambarino líquido.
-¿Bebiendo, que raro?, nunca lo haces! - lo miró alzando una castaña ceja - ¿ te sucede algo? - se acerco al conde, abrazándolo por la espalda.
- Estoy muy estresado, tengo muchas cosas en mi cabeza - Miranda sonrió, se acercó abrazando a Leighton .
- Cariño, sabes que puedo ayudarte - metió su mano debajo de la chaqueta - muchas veces te he dicho lo que debes hacer - se dirigió al mueble cerca de la chimenea, sentándose en este - se por que sufres, se porque estas asi.
Leighton suspiro mirando a través de la ventana.
- Si, pero no será posible ahora, debo ir a Haughtiness manor, los Ailsa me han enviado la invitación anual, este año es su turno.
- Ah si - se cruzó de piernas - a mi tambien me han enviado la mía - crei que después de haber fallecido mi querido esposo no me enviarían las invitaciones, pero al parecer en Londres me tienen en alta estima - se levantó caminando hasta el - Sabes que puedes contar conmigo, estando en la propiedad de los Ailsa, puedo ayudarte - Lo miro con cariño, aunque era una viuda y joven le quería como a un hijo e incluso como a un hermano.
- Y lord Domblit, vendrá este verano?- Seguía con la mirada perdida en la fría calle.
- Si, llega en un par de días, me alcanzara en Haughtiness; esta muy guapo, quisiera que consiguiera una esposa adecuada para ostentar el título que le ha dejado mi amado lord Domblit.
- La conseguirá, es un joven muy educado, dotado de gallardía y sobre todo - se volvió para mirar a la viuda - tiene una madre ejemplar.
- Oh mi querido Leighton, no digas tal cosa, sabes que no he sido un dechado de virtudes - se sonrojo - he tenido mis fallas, he sido tu amante, y no puedo sentir menos avergonzada por haberlo sido, pero si mi hijo no se entera me daré por bien servida.
Leighton se acerco y acaricio el diáfano rostro de la joven viuda - lo fuiste en un momento muy malo, ya hacen tres inviernos que lo fuiste, nunca nadie se entero; asi que tu reputación sigue intacta.
- Eso espero, mi querido Leighton - acarició el rostro del conde - me retiro, tomaré el té en Huntintong Hall con lady Brocked, lo crees !; ahora me invitan a todas las reuniones habidas y por haber - sonrió con ternura.
- No se podía esperar menos, después de dos años has vuelto a los salones, esperaste más de lo debido para volver a las fiestas, el conde falleció hace casi cuatro años.
- Sabes, a pesar de haberme casado con él teniendo quince años y mi amado conde tenía casi cuarenta llegue a amarlo - sus ojos se cristalizaron - se ganó mi corazón, supo enamorarme, envolverme, lo ame tanto - lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Lo se - la abrazo - Tranquila, estoy contigo, sabes que siempre podrás contar con este viejo.
- Viejo!, eres un poco mayor que mi hijo - Ahora si me voy, no quiero llegar tarde al té - beso la mejilla del conde - nos vemos en Haughtiness. Te ayudaré.
Salió de la propiedad, dirigiéndose a la mansión de los Duque de Huntington .
Tres días, tres días para partir a Haughtiness Manor. Una vez allí, la cortejaría, envolvería; haría hasta lo imposible para ganarse su corazón.
Miraba como su doncella preparaba los baúles; antes ella misma se encargaba de dirigir a Cinthia sobre lo que llevaría.
- Mi lady, guardó su vestido rosado? - Cinthia la miraba , desde hacía un par de días lucía muy extraña; su lady siempre había saltado de un lado a otro cuando se trataba de viajar al campo, pero al parecer ahora no tenía ánimos de nada - Mi lady? - volvió a llamar - ¿ esta bien? - se acerco.
- ¡¿Que?! - inquirió frunciendo el ceño.
- Esta bien - se acerco a lady Ailsa - está en otro mundo, le estoy hablando , pero no me escucha - la miro preocupada.
- No estoy bien - suspiro dejando a un lado el vestido - estoy muy preocupada, mi padre tiene muchos problemas, y solo yo puedo ayudarle.
- Sabe, no todo es como lo percibimos, a veces la vida nos da sorpresas - no entendió lo que dijo Cinthia.
- Si, pero para mi ha sido una muy amarga - Cinthia nego.
- A veces el chocolate amargo es el más delicioso - sin pensarlo sonrío.
-¿¡ Qué dices !?.
- Que no se amargue, disfrute este verano, tal vez al final sonreirá al recordar las espinas que tuvo que pasar para llegar a los suaves pétalos.
- Estas loca, las espinas no te llevan a pétalos.
- Las rosas mas hermosas y de mejor aroma son las más espinosas - se levantó para seguir guardando en el baúl lo que lady Ailsa llevaría a la casa de campo.
Pensativa se quedó mirando el ir y venir de Cinthia por la recamara.
Dichosas las sirvientas que podían unir sus vidas a quien su corazón escogía.
Se levanto y camino hacia la ventana, recostando su cabeza en esta, se sentía tan mal, que no quería ir al campo.
Sabía que debía conocer a lord Grosvenor.
Sabia que Amarin se burlaría de ella cuando le dijera que .... trago en seco frenando sus pensamientos, no quería pensar sobre aquello. A esa hora su amado padre debía estar con Lord Fritz-james comunicando la decisión de su hija....
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EL ANHELO DE UN LORD.
RomanceNo solo la veía, la contemplaba, anhelaba convertirla en su esposa, en su condesa, pero eso jamás sería... Ella lo miraba como si fuera poca cosa, de nada le servía tener sus arcas rebosantes de monedas, si el anhelo de su corazón nunca podría alca...