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Miraba a través de su ventana, como las parejas paseaban por el jardín de la mansión.
Suspiro, tenía razón. En cada palabra que le había dicho aquella tarde. Él no se opondría a que ella estuviera con alguien; pero... Cómo podía olvidar a Grosvenor, aquel guapo hombre que le había servido de flotador cuando ella más lo había necesitado.
Limpió una lágrima que bajaba por su mejilla. Sentía como el doloroso nudo apretaba su garganta, trago en seco. Fue en vano, no había desatado el nudo que la asfixiaba.
– Mi lady, está bien?– Inquirió su doncella.
– Si– se giró a mirarla, sonrió con pesar– más que bien, es solo que – Suspiró entrecortadamente – no sé cómo salir de este horrible hoyo– camino hasta la cama y se sentó en el borde de esta.
– Oh mi lady, no se sienta así– acarició la espalda de su ama – pronto el amor tocará a su puerta.
Miranda la miro y sonrió sin ánimos, ojalá ella fuera tan optimista como su doncella.
– Lo dices porque eres joven y no tienes el corazón roto como yo– se sentó frente al espejo de su recámara quitando sus pendientes.
– ¿ Acaso es usted una anciana? – Mirando a través del espejo a su doncella, se encogió de hombros.
- Tal vez no, pero me siento asi- suspiro audiblemente - sabes, la vida no ha sido un sueño para mi, cuando me case con mi amado difunto esposo. Pensé que mi mundo acababa, pero el conde supo ganarse mi corazón, cuando era inmensamente feliz a su lado la desventura toco a mi puerta, arrebatándolo de mi lado - una lágrima rodó por la diáfana mejilla de Miranda.
- No se castigue, usted encontrara su final feliz.
Miranda la miro atreves del espejo y sonrió con tristeza.
- Ojala tengas razón, ahora ayúdame a bañar; debo ir al pueblo.
Sonrió al ver que Grosvenor la esperaba al pie de las escaleras.
- Hermosa como siempre - tomo la mano de Miranda y la beso.
Miranda repartió su vista a todas partes, no quería que su hijo la viera salir con el conde.
Aliviada sonrió, su hijo no se molestaría por verla salir de la mansión con el conde.
Abstraída miraba los árboles que estaban a un costado del camino.
- ¿ En que piensas?- inquirió Leighton al ver que Miranda no charlaba con él.
Miranda lo miró y sonrió con la ternura que la caracterizaba.
- En nada, bueno. pensaba en mí viaje.
Grosvenor frunció el ceño.
-Viaje!, no me habías dicho nada - dijo mirándola extrañado, miranda se encogió de hombros.
- Bueno, te lo estoy comentando en este momento - Leighton detuvo la caleza, se giro a mirar a su amiga.
- Algo no esta bien - dijo mirándola extrañado.
- Claro que todo esta bien, anoche mi hijo me comunicó que me llevará con él a Francia.
Leighton sonrió sin humor.
- Claro que no. Nada esta bien, te marcharas con tu hijo porque no aceptas mi casamiento con Helene.
Las mejillas de miranda estaban rojos debido al enojo que sentía.
-Mejor calla - dijo cerrando los ojos y elevando una mano - ¿ que quieres, que siga aquí para que vea como formas una familia con esa jovencita frívola?- lo miro con los ojos cristalizados.
-Perdóname, no quiero hacerte sentir mal, es que... Estoy tan feliz - bajo su rostro sintiendo vergüenza por ser el causante del dolor de su querida amiga.
- Lo se, se que estás feliz porque al fin ella ha decidido darte una oportunidad, la verdad es que no puedo seguir aquí, no puedo vivir cerca tuyo sabiendo que estas con otra mujer.
Leighton trato de tomar la mano de miranda, pero está con una cálida sonrisa lo rechazó.
– Tu no entiendes nada – dijo agitando las cuerdas para que el caballo comenzará de su nuevo la marcha.
- Tal vez tengas razón - dijo fijando su mirada hacia delante.
llegaron al pueblo, Miranda al ver la sastrería suspiro.
- Hemos llegado- aguardo a que Leighton le abriera la puerta - bien sabes que mañana será la velada.
Leighton sonrió, deseoso de quitarse esa espesa barba.
Al fin, ya sabía que su prometida lo amaba.
-Mi lord, mi lady, bienvenidos. Tome asiento, de inmediato le mando a medir los trajes- miranda sonrió con dulzura.
-Gracias-dijo sentándose y recibiendo una copa de jerez que le brindaba el ayudante del sastre.
- Venga por aquí mi lord - le hizo pasar a una sala donde le midió los trajes, los cuales le quedaban como guante.
Se reparó ante el espejo de cuerpo completo, dándose cuenta y dándole la razón a Miranda, esos viejos y anticuados trajes de militar lo hacían ver mucho mayor de los que realmente era.
Sonrió, en verdad miranda era un ángel en su vida, salió al recibidor donde la había dejado.
- Y la dama que me acompañaba?- le pregunto al ayudante del sastre.
- Mi lady ha salido, le ha dejado esto- tomo un papel y se lo tendió a Leighton.
Grosvenor tomo el papel amarillo abriéndolo leyó lo escrito en el.
Ha terminado mi labor, espero seas inmensamente feliz al lado de lady Ailsa, debo buscar mi camino.
M.
Sintió que su corazón se partía en dos, pero Miranda tenía razón, debía seguir solo a partir de ese momento...
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EL ANHELO DE UN LORD.
RomanceNo solo la veía, la contemplaba, anhelaba convertirla en su esposa, en su condesa, pero eso jamás sería... Ella lo miraba como si fuera poca cosa, de nada le servía tener sus arcas rebosantes de monedas, si el anhelo de su corazón nunca podría alca...