Cap. 8

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Edad: 17 años 

💕Si o si💕

El sol invernal me  molestaba, habia corrido las cortina de mi habitación y eso logro despertarme. Estaba tan frio que ni la luz me convenció para salir de mi cama, estaba cómoda, entre las tibias sabanas y esponjosa almohada que mamá me habia comprado la semana pasada. Era una paz, tranquilidad amortiguadora.

Hasta que Carlitos y Lily entraron corriendo y se pusieron a saltar sobre mi cama.

¡Es el día, Es el día! -Gritaban, Carlitos se tiro encima de mi y me desatapó. Busque las mantas con  mi mano, pero las habia apartado hasta dejarlas al borde de la cama. Genial, ahora debía levantarme.

-¿De hablan Chiquis? -Les pregunte irritada. Los ojos azules de Lily brillaban de felicidad, algo la tenía muy emocionada. Algo que yo no podía recordar. 

-¡Es el día! -Repitieron. Con un movimiento rápido los bote de la cama. Se quejaron un buen rato mientras yo intentaba volver a conciliar el sueño. Hasta que al fin se callaron.

-Ahora que estan calmados y no estan aplastándome, Me dirás que bendito día estan hablando 

-¡Es el cumpleaños de Lincoln-Exclamaron al unismo, ambos tenían muchas cosas en común, pero algo en Lily me daba mala espina. 

¡Claro! Era el cumpleaños del anciano. Lo había olvidado por completo. O al menos eso intente. 

-¿Y por eso me despiertas? -Le gruñí ,Carlitos y Lily ya tenían Catorce años y seguían siendo bastante infantiles. Rita los cuidaba como si su vida dependiera de ello, porque no podía ver mucho a sus demás hijos.

-Si, es que ya es un adulto, ¡Ahora es un hombre! -grito otra vez. Iba a dejarme sorda antes de que cumpliera 18. 

-¿Y que se supone que era antes? -Los tres miramos hacia la puerta, donde se apoyaba Lincoln en el umbral con los brazos cruzados sobre su pecho. Iba en pijamas igual que los pequeños. Tenia el cabello despeinado y se notaba a lo lejos que recién habia despertado. 

-Eras un hada -Le dedique una sonrisa burlona y él me devolvió una mirada asesina. Tuve una larga discusión con él después de que me regalara a Lalo II, le explique que todos esos años creía que el hada de las galletas me las dejaba frente a mi puerta cada vez que me sentía mal.

Le dije que era un acto dulce de su parte, pero que no lo hiciera más hasta que se me pasará el enojo por lo de mi mascota, que si quería pedir perdón una simples galletas no bastarían. No rechisto y me hizo caso, como todas las cosas que le pedí después de ese día. 

-Lo importante es que ahora soy un hombre... 

-Y mi chofer -Agregue rapidamente. Carlitos y Lily estallaron en carcajadas. 

Cuándo Lincoln fue a dar su examen de conducir, se pudo tan nervioso que termino por atropellar a las ancianas de maniquí que colocaban en la pista, pincho un neumático y vivió su primer choque en el que destrozo toda la parte delantera del auto. Seguía siendo el mismo desastre como conductor que a los quince años.
El auto que papá le regalo para sus 16 seguirá estacionado en el porche una temporada más. 

-Al menos tengo un auto -Me dijo. Entro a mi habitación y se sentó sobre la cama- Y un pijama decente. 

Observe mi pijama, un pantalón abrigador con puntos y una camiseta muy grande. Por las noches hacía frio y en las tiendas no vendían nada más normal que esto. Era mejor que el pijama de Barbie. 

-Pero yo tengo licencia -Duro golpe para Loud. Pude ver como se le distorsionaba la sonrisa burlona- Ahora ambos -señale a los pequeños-Largo, Tu, anciano, quédate. Lily y Carlitos se quejaban mientras salían, todo los años les hacia lo mismo; Ellos me despertaban para el cumpleaños de Lincoln, él llegaba y yo lo echaba. 

Debería odiarte, pero no puedo (Ronnicoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora