Debería odiarte, pero no puedo (Ronnicoln)

Cap. 15

Confundida II

Estaba llorando, no lo había soportado más. Nunca antes le había dicho a alguien pero necesitaba desahogarme. Mi voz fue casi inaudible, y supe que no fue por el llanto, me había enfermado. Esto era patético. Yo era patética

-No vuelvas a decir eso nunca más en tu vida, ¿Me oíste? -Dijo Lincoln de repente. Aparte mi rostro de su cuello y lo mire a los ojos.

Esto no era lo que quería, solo había logrados gustarme más con Lincoln. Era el chico más esplendido que haya conocido en mi vida. Pero yo no era para él.

-Es la verdad... -le dije suspirando- Tu tienes todo lo que deseas, todo lo que te propones lo consigues... En cambio, Yo, ¿Qué soy? ¿La más estúpida de royal Woods? 

-La chica que amo desde los ocho años. Tu eres el amor de mi vida -Me interrumpió. Sonreí, nació con naturalidad esa sonrisa. Al igual que el beso que le di. Sentí ese fuego otra vez, ese que no sentía hace casi un mes, desde la ultima vez que junte mis labios con los de Lincoln. Pude sentir como si todo estuviera en cámara lenta mientras acariciaba sus labios con los míos. Cuándo nos separamos, hice una lista metal de todos los besos que él me había dado y de los que le robe; Me faltaban mucho para alcanzarlo.

-No sabes cuánto extrañe esto -me dijo

-¿Y porque no solucionaste las cosas, torpe? -Le pregunte tan bajo y ronco, que mi voz apenas fue perceptible.

-Porque si no todo esto no hubiera resultado -no entendía a que se refería, así que me lo explico.- Mi plan para enamorarte. Los celos con Cristina, que te sintieras dejada de lado, que comenzaras a necesitarme. De verdad lo siento mucho si te hice sufrir , pero lo hice para saber su tu me querías o si solo perdía el tiempo.

Si la situación no fuera tan delicada, y no me sintiera tan mareada, lo habría botado de la cama. Pero las ganas de seguir escuchándolo y sentir un abrazo suyo otra vez le ganaban a mi enojo.

-¿Y cuál es tu veredicto?

-Que seguiré luchando porque al parecer algo sucede aquí -señalo la parte de mi corazón, este latía deprisa, de emoción y algo más que no supe definir.

-Me alegro... -y lo volví a besar. 

No sabía que hora era, pero seguro la abuela estaría por llegar. Sin embargo, cada minuto nuevo que marcaba el reloj parecía una tortura para mi cuerpo, me sentía enferma y  cansada. Aunque el calor del cuerpo de Lincoln ayudaba bastante.

De pronto, y sin previo aviso, la voz de mi prometido inundo mis oídos. Al principio creí que cantaba, su voz era suave, pero luego me di cuenta que en realidad estaba recitando.

-¿A un día de verano compararte? Mas hermosura y suavidad posees" -empezó a recitar, hacedme cosquillas en el cuello con sus susurros.-.... toda belleza alguna vez declina, ajada por la suerte o el tiempo. Pero eterno será el verano tuyo. No perderá la gracia, no la muerte se jactara en ensombrecer tus pasos...

Entonces reconocí el poema

"A un día de verano compararte" El estúpido poema que el que la maestra me pregunto a los diez años.

-Es el poema de cuándo me ayudaste -le dije riendo.

-Si, bueno... en realidad, no lo hice. Ese día solo te mire y pensé en amor, y al parecer lo dije en vez de pensarlo.

-Ya sabía yo que no eras el niño genio que todos creían.

-Tomare eso como un cumplido, aunque no se le parezca en nada -nos pusimos de pies para ir a esperar a la abuela. Mientras bajábamos las escalera, Lincoln me revelo otra cosa más.- Y, cuándo nos encontramos en el bosque de la escuela, en realidad me había peleado con Cristina y sus hermanos por defenderte.

Y esa fue la gota que derramos el vaso. El Lincoln de siempre había vuelto y eso me convertía en la chica más feliz del universo. Y esta vez no lo estropearía, cuadraría de nuestra relación para no volver a sufrir nunca más.

-¿Sabes....? -le dije finalmente tomándole la mano cuándo bajamos el ultimo escalón.- Ya siento que te amo... -No vi su rostro pero por su mano temblorosa supe que le gusto escucho eso. Tomo mi mentón y me beso la comisura de los labios.