🍓Luna de Fresas🍓
Ron, Linka y Noah se marcharon después de tres días, dijeron que, más que nada, habían venido porque tenían cosas que pensar y que en Royal Woods sus padres no los dejaban en paz, también dijeron que querían pasar tiempo con nosotros antes de que nos encontráramos con una sorpresa que nos habían preparado cuándo regresáramos y que nuestras vidas iban a dar un giro, o algo así. La verdad es que había visto muy distraído a Noah, el poco tiempo que estuvo aquí, parecía en otro planeta y a veces lo veía muy concentrado. Algo se tramaba, y por lo que vi, era algo que no les agradaría a sus padres. Las dos semana del viaje pasaron rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya nos quedaban dos días para volver y en realidad no quería, ya que significaría regresar al trabajo, dar el examen de admisión para la universidad y comunicarle a mi madre lo que quiero estudiar finalmente. Sabía que mamá me apoyaría al igual que mi novia, pero mis suegros... tenían mucha expectativas de mi y eran como mis segundos padres, a los que luego traicionaría... Aparte un mechón de cabello a el rostro de Ronnie, siempre mientras dormía tenía cabello cubriéndole los ojos y eso a veces me molestaba, no me dejaba verla. Aunque también era buena excusa para acércame a ella.
-Ronnie Anne, despierta, hay examen de matemática -le susurre al oído.
Se despertó de golpe y miro a todos lados, seguramente buscando a la maestra.
-¡Dios, no estudie! ¿Qué voy a hacer? ¡Voy a reprobar! -exclamo al borde de la desesperación. Luego enfoco mejor la vista y se dio cuenta que seguíamos en el caribe, de viaje y que aparte eran vacaciones. Me dedico una sonrisa asesina y salí corriendo de allí, estábamos en una hamaca colgada entre dos palmeras, en plena playa tropical.
La arena era blanca y el mar tan celeste como el cielo, corrí a través de ese fantástico paisaje sin mirar atrás, sabía de antemano Ronnie Anne buscaría venganza por haberla asustado así.
No habia mucho turistas allí, hoy había un recorrido en canoas por las orillas del mar y la mayoría había ido ahí.
Así que aprovechamos el día para disfrutar de la playa solo para nosotros, Aunque ella se había quedado dormida nada más recostarse en la hamaca. De pronto, Ronnie se lanzo sobre mi y ambos caímos. Rosamos por la arena hasta llegar a la orilla del mar, nos mojamos un poco y en cuanto reaccione, ella me tenía acorralado.
-De aquí no te escapas, anciano -sonreí al escucha el apodo que me había puesto. La mire con intensidad, esperando ponerla nerviosa, pero había olvidado algo; desde nuestra primera vez, parecía que ya nada le avergonzaba, y eso era desventaja para mi, que no podría molestarla, no tenía recursos.
-Bueno, ya que no puedo escaparme, que tal si hacemos algo -levanto una ceja y me observo sugerente, esperando mis palabras- Sabes... siempre me pregunte como sería hacerlo en la playa...
-¡No, Lincoln, ni siquiera lo imagines! -se levanto de un salto y comenzó a caminar en cualquier dirección con tal de alejarse de mi, sabía que aún le molestaba que me refiera a tener relaciones en publico como si nada, era el único punto a favor que tenía.
Me coloque de pie y fui tras ella, cuando la alcance la sujete del brazo y la atraje hacia mi.
-Estaba bromeando, aunque debo admitir que me encanta verte así .le dije mientras la abrazaba y me reía de ella. Tenía las mejillas enrojecidas, como cuándo era niña y hacía un escandalo por no comer galletas.
-Alguien te podría oír -me dijo acercándose a mí.
-Si, claro. La toallas y las palmeras son taaan chismosas. -me golpeo el brazo y luego me abrazo. Hace poco Ronnie Anne se había puesto un poco cariñosa, nunca en mi vida la había imaginado así. A pesar de continuar con nuestras peleas habituales, era extraño tenerla solo para mí. Aún no cabía en la felicidad saber que yo no sufriría más pensando que ella legaría a casa de la mano de cualquier chico para presentarlo como novio, o pelear con ella y estar mese sin hablarnos. Ahora tenía la certeza que cuándo me fuer a acostar por las noche, no me torturaría pensando que se sentiría besarla o haberle confesado que la amaba, porque era verdad y podía decírselo cuándo se me de la gana.
-Linc, tengo hambre. Vamos a almorzar al hotel. -me sugirió.
-No, yo quería ir contigo detrás de esas palmeras que hay por allá, ya sabes... -me fulmino con la mirada y me calle, al parecer seguía un poco molesta con lo de la broma y lo de mencionar cosas relacionado a hacerlo.
-Eres un pervertido, un pervertido que será mi esposo -me agarro del cuello y me beso con una sonrisa. Nos fundimos el uno al otro por unos minutos, al separarnos, ella choco su nariz con la mía y me miro directo a los ojos.- Y así como el pervertido que eres, me gustas.
-Ya lo sabía. -Me jacte, pero ella fingió molestarse y salió corriendo mientras gritaba;
-¡Si me alcanzas antes de llegar al hotel, te preparare una sorpresa! -tarde un poco en asimilar sus palabras, pero le ordene a mis piernas a correr a toda la velocidad en cuanto me di cuenta de que esa sorpresa podía se lo que estuve sugiriendo todo ese rato.
-No me has alcanzado, torpe. Creo que gane -Se burlo. Su cabello negro se alboroto cuándo una corriente de aire cálido paso y cubrió su rostro con pequeños mechones.
-La naturaleza se esta vengando de ti -le dije apartándole el cabello. Cuándo su rostro quedo descubierto, la bese en los labios y por una fracción de segundos creía que me daría un ataque o algo. Fue suave, silencioso y tan dulce como volar sobre nubes de azúcar, cada minutos que pasaba junto a ella, me convencía más de que debería encarar a mi madre.
-Lincoln, sigo teniendo hambre -susurro cuándo me aparte unos milímetros de sus labios.
-Ve al cuarto, yo pediré algo.
Subió a la habitación y yo fue a recepción. Pedí un carrito con champagne, fresas, crema y chocolate. Me dijeron que estaría en mi habitación en diez minutos, así que subí en seguida para esperar junto con Ronnie. Al entrar, ella veía televisión calmadamente. Cambiaba de canales una y otra vez, sin decidirse por uno.
-¿Que tienes ganas de ver? -me pregunto.
-No lo sé, tal vez una película romántica -me miro incrédula. La mirada que me dedico parecía decirlo todo. "¿Estas bromeando?"
-Odio esa clase de películas, lo sabes -espeto.
-Si, lo sé. Pero también me odiabas a mi, y mira como estamos ahora -me acosté a su lado y la atraje hacia mi de su cintura.- De novios, en una cama compartida, en nuestro viaje, a punto de tener relaciones...
-No inventes cosas que no suceden -me interrumpió divertida.
-Lo ultimo no lo estoy inventando -susurre contra su cuello. Cuando comencé a besar su piel, tocaron la puerta y maldije para mis adentros al recordar las fresas. Me levante de prisa y recibí a la persona que llevaba el carrito. Era una chica rubia que sonrío al verme, parecía una cualquiera. Estaba tan acelerado y con la sangre hirviendo, que prácticamente le lance la propina y la ignore, cerrando la puerta con seguro y llevando el carrito con comida al lado de la cama.
-Fresas -se limito a Decir Ronnie.
-Con chocolate. -Añadí. Eso cambio su actitud, ella amaba el chocolates tanto como las galletas de Ellie o a Lalo II. Se puso de pie y se acerco al carrito. Tomo una fresa y la sumergió hasta la mitad de la fuente de chocolate, al sacarla, este comenzó a endurecerse.
-Abre la boca -Me ordeno. Me empujo contra la cama y me obligo a sentarme. Ella se sentó sobre mi y acerco la fresa a mis labios- Vamos, torpe, No esta envenenada.
La provee y saboree el dulce y amargo sabor de la fruta con el chocolate, ella sonreía como nunca. De pronto mientras seguía masticando, me beso el cuello al mismo tiempo que desabrochaba mi camisa.
-Te daré la sorpresa de todas formas. -murmuro encogiéndose de hombros.
Me obligue a tragar lo que estaba masticando y la bese tirándola contra la almohada.
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Debería odiarte, pero no puedo (Ronnicoln)
Fanfic"¿Porque?" Era la pregunta que retumbaba en aquella latina, "¿Porque a mi?" ¿Cómo un hermoso romance iba a terminar así? ¿Como? ¿Cómo alguien destruyo su vida tan fácilmente? Sin saber lo que le esperaba en el futuro junto a la persona que más ama...