Cap.11

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🔑Cuarto compartido🔑

Tiempo transcurrido: 2 meses.

-Pásame el azúcar.

-Lo tienes a diez centímetros de tu brazo, tómala tu.

-¡Que me des el azúcar, Lincoln!

-¡NO!

-¡Listo! ¡No me caso, pido el divorcio absoluto, contratare a alguien para que llegue a mitad de la boda y diga "Yo me opongo" -Le grite a Lincoln en el desayuno.

Las cosas no iban bien, Tal vez el anciano estuviera considerando el matrimonio ahora que éramos novio oficiales. Habían pasado dos meses después de su cumpleaños y nuestro compromiso, pero más allá de parecer la pareja feliz que fuimos en el parque de diversiones con los chicos, volvimos a ser los mismo de antes. Y de alguna manera eso me gustaba.

-Toma -Me extendía el frasco de azúcar con la cabeza gacha y la voz cansada, esto de las peleas lo estaba estresando, aunque para mi era un respiro de tantos besos y cariños que me daba en la escuela.

Si creía que la peor parte habia pasado cuándo le contamos a nuestros amigos que nos casaríamos, es porque habia olvidado que aún iba a clases. Todas las chicas comenzaron a dedicarme miradas aterradoras, los chicos nos molestaban con la luna de miel y Alex... Él era el primero en iniciar las burlas

-Ronnie, ¿Me puedes acercar la miel? -Me pidió Carlitos, La miel estaba más lejos que el azúcar, así que me levante y la tome para entregársela.

-¡¿Te paras por la miel y no por el azúcar?! -Exclamo Lincoln, su cuello iba acalorándose por la frustración y no paro de bufar hasta que terminamos de desayunar.

Mi padre ya habia ido a trabajar, mamá desayunaba en la cama cuándo despertara -Al medio día- Bobby no se encontraba en casa porque vivía en la universidad y Rita comía en la cocina. Nuestros desayunos sin la supervisión de un adulto eran un caos total.

-Iré a lavarme los dientes, espérenme -Nos avisó Lily subiendo las escaleras con Carlitos atrás como su cola. Nos quedamos solos en la entrada, listos para irnos a la escuela. Mire de soslayo a Lincoln, nunca logró usar el uniforme como debía; La chaqueta arrugada, la camisa afuera, las pantalones por debajo de lo normal y la corbata suelta alrededor de su cuello.

Me acerque a él y comencé a anudar su corbata, al menos se vería un poco más presentable. A veces me preguntaba que habia pasado con el chico que todos adoraban de pequeño.

-Tienes que pasarla por abajo, la pones por aquí y ya esta. -Mientras le arreglaba la corbata le daba indicaciones para que aprendiera. Él me dedico una sonrisa y beso mi mejilla.

-Tendrás que darme clases particulares si quieres que aprenda a como anudar esta cosa -Me dijo, sosteniendo entre las manos el extremo largo de la corbata.

-No es necesario, puedo hacer esto todas las mañana -Le dije, restándole importancia con la mano. Sin embargo, para Lincoln, mis insignificantes gestos de amabilidad tenían mucha relevancia.
Entrelazo nuestras manos y tiro de mi para quedar más cerca de él.

-¿Te habia dicho que te amo? -Susurro en mi oído. Me estremecí, durante la ultima semana el papel de esposa me estaba afectando demasiado, cuándo quería aparentar que no me importaba nuestro matrimonio, él hacia que mi corazón se agitara y que mi pulso se disparara

-Creo que una mil veces -Le respondí tratando de alejarme.

-¿Tan pocas? -Lincoln y su romanticismo, me enfermaban para bien y para mal.- Entonces tendré que decírtelo una mil veces más por el resto del día.

Debería odiarte, pero no puedo (Ronnicoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora