Prólogo

7.4K 221 11
                                    

Sentada en la silla detrás del escritorio en mi oficina lo veo atravesar la puerta con ese traje azul cobalto y una camisa blanca sin corbata, mientras se acerca me ve de esa manera perversa en la que suele hacerlo con esos ojos rasgados que me fascinan y esa sonrisa canalla que siempre lo acompaña. 

¡Dios! Cómo me pone esa sonrisa con esa cara de niño bueno que se gasta.

Me levanto cuando llega a mi lugar y cuando quiero saludar me toma de la nuca besándome de esa manera en la que siempre lo hace con esa pasión que nos desborda cada vez que estamos juntos, me sienta en el escritorio y seguimos comiéndonos la boca hasta que nos separamos por falta de aire.

-¿En algún momento me dejarás saludarte de manera normal antes de perder el aliento por tus besos?- le digo ya que siempre es igual no me deja decirle ni Hola sin que antes asalte mi boca.

Aiden me mira pensativo.

-Dal -acaricia mi mejilla -para que hacer eso cuando puedo besarte como me gusta, además eso también cuenta como saludo -me dice de manera pícara sonriendo y alzando una ceja -Y no te veo muy disgustada cuando lo hago así que mi respuesta a tu pregunta es NO, no te saludaré de manera normal es mas rico hacerlo como lo hacemos. 

Le da un mordisquito a mí labio inferior y sonrío.

-Está bien, tendré que hacer un gran esfuerzo por besarte entonces.

Me acerco a su boca y le doy un mordisco a su labio inferior como lo hizo él conmigo antes de rodear su cuello con mis brazos y besarlo de nuevo.

Le saco la chaqueta, él desabrocha mi blusa y baja las copas de mi sujetador mientras yo aparto su camisa. Estoy casi desnuda de cintura para arriba y acaricio su pecho desnudo, seguimos devorándonos la boca.

Sus manos bajan hasta mis muslos y se meten debajo de mi falda para subirlas poco a poco hasta llegar a las bragas que están húmedas desde que lo ví entrar en la oficina.

-Estás tan mojada, me encanta sentirte de esa manera -mete los dedos entre mis bragas y juega con mi clítoris por un momento hasta avanzar e insertar el dedo índice en mi interior mientras su pulgar juega con mi botoncito de placer.

Gimo por lo que me hace sentir y lo hago más fuerte cuando siento dos dedos más en mi interior y empieza a masturbarme al tiempo que toca mis pechos con su otra mano sin dejar de besarme.

Acaricio su paquete y parece piedra así que empiezo a soltar su cinturón y no me deja terminar de abrir su pantalón porque me acuesta después de hacer espacio en el escritorio desordenando todo con un barrido de su brazo, siento su boca en mis pezones mientras me sigue masturbando de manera salvaje, mi orgasmo ya está cerca. Sus labios están en mi cuello, boca y pechos me besa por todos lados, mi orgasmo llega cuando muerde mi cuello y arqueo mi espalda cuando esa deliciosa sensación recorre mi cuerpo.

Lo miro cuando ya estoy un poco recuperada y saca su mano de mis bragas y lleva sus dedos a la boca mirándome cuando los saborea. Acerca su boca para susurrarme al oído.

-Estás divina Domenika me encanta tu sabor -me estremezco porque su susurro me hace cosquillas en el oído, me besa de nuevo y yo entierro mis dedos en su cabello porque me encanta despeinarlo, hasta que un carraspeo nos hace detenernos y miramos a la persona que está en la puerta. 

Allí está él viéndonos como si quisiera matarnos.

Alexander Evans, mi esposo.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora