Capítulo 11

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Alexander

Camino a casa en el auto con Nika vamos en silencio aunque no incómodo como el anterior, ver a la bebé calmó un poco los ánimos entre nosotros pero eso no significa que estamos bien. Debemos hablar de lo que pasó, el fin de semana me ignoró totalmente y hoy solo me ha dirigido la palabra porque era necesario que lo hiciera.

Tengo a la mejor mujer como esposa y no la merezco, la he herido con mis errores pero yo la amo con todo mi corazón y no he dejado de amarla ni un segundo, al contrario la amo más que cuando empezamos a salir. Soy un maldito por engañarla como lo hice y lo más irónico es que las veces que lo he hecho ella me ha descubierto, no han habido más mujeres. Estoy aterrado por lo que decida porque no quiero perderla.

Giro mi rostro hacia ella para echarle un vistazo rápido y la veo absorta mirando la ventanilla, se ve triste a pesar de que en el hospital hizo su mejor esfuerzo actuando con normalidad para que su familia no preguntara nada, no puede ocultar que no está bien pero esa tristeza se esfumó mientras cargo a la pequeña Anne, se veían tan hermosas que desee que fuéramos nosotros los afortunados de recibir tan precioso regalo.

Cuando decidimos que queriamos ser padres dejo los anticonceptivos y después de chequeos médicos para ambos nos dieron el visto bueno y lo intentamos durante casi 8 meses pero no sucedió, todo ese tiempo estuvo estresada con un carácter horrible, yo solo quería estar con ella y apoyarla porque la situación nos afectaba a los dos pero me alejo, entonces la cagué con esa abogada que había conocido en la compra de un terreno. La lleve a un restaurante a cenar y allí mi mujer nos vio juntos, definitivamente no fue un buen momento en nuestro matrimonio.

Después de todo lo que pasó solucionamos nuestros problemas y aparcamos nuestro sueño de padres, no era nuestro momento por eso no sucedió, cuando más desesperado se está por tener algo más lejano se vuelve pero sé que no poder hacerlo nos lastimó a ambos.

Nika habla haciéndome salir de mis pensamientos.

-Sophie nos invitó el domingo a su casa, el abuelo y papá van a cocinar para celebrar el nacimiento de Anne.

-Me gusta la idea, hace tiempo no compartimos con ellos. También debemos ir a casa de Alan el sábado, Dan me dijo que ya tenía todo listo.

La miro de reojo y aún sigue viendo por la ventana.

-¿Quieres que vayamos a comer? -le pregunto rogando que no sea negativa su respuesta.

-No tengo hambre.

Respiro profundo, sé que no me lo va a poner fácil y me lo merezco.

-Nika no has almorzado porque salimos de la reunión directo al hospital y esta mañana estoy seguro que no desayunaste.

-Te dije que no tengo hambre Alexander.

Cada vez que me dice así me parte el alma.

-Nena debes comer, no te ves bien no puedes seguir así. El fin de semana en casa apenas saliste de la habitación -le digo suavemente y trato de tomar su mano pero aparte de un golpe.

Entro al estacionamiento del edificio y busco el lugar que me corresponde. Cuando me estaciono y apago el auto volteo a verla ya tiene su cartera en la mano para salir.

-Nik…

Sale rápidamente dejándome con la palabra en la boca y dando un portazo.

-¡Mierda, mierda, mierda! -digo golpeando el volante varias veces -¡¿Por qué eres tan imbécil Alexander?! ¡¿No ves las consecuencias de pensar con el pito?!.

Me grité a mí mismo, froté mi rostro y meto los dedos en mi cabello despeinándome.

Mi teléfono suena y veo que es mi hermano, si no le contesto insistirá hasta que lo haga es como un grano en el culo a veces.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora