Cuando un Dios nace, un propósito se le asigna. Son parte de sus genes, algún Dios del más allá le ha dado un don especifico al momento de nacer y su deber es hacerse cargo de esos poderes magníficos. Sigyn como la Diosa de la lealtad y Loki como el...
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« Sigyn »
—¡Es suficiente! ¡Alto ustedes dos! —un agente de traje negro entró de golpe a la habitación con una enorme arma que nos apuntaba. Loki y yo nos levantamos del suelo de inmediato.
¿Qué es lo que acababa de hacer? Casi acepto su plan de gobernar Midgard, aún no lo logro comprender. Quizás mi don de lealtad solo salió a flote de mi ser, o quizás fue el momento intimo entre ambos que me perdí en todos mis sentidos.
Pronto él alzó sus manos en forma de defensa al igual que yo cuando el agente se acercó a nosotros. Tengo el presentimiento que ese hombre nos dispararía.
—¿Les gusta esto? —se acercó a nosotros con la gigante arma— Hicimos el prototipo después de que enviaste al Destructor —se dirigió a Loki— Ni yo sé lo que hace, pero lo probaré ahora —luego me mira solo a mí— Y en cuanto a usted señorita, nos ha traicionado.
Abrí mis ojos con sorpresa en cuanto vi que Loki apareció detrás de él, aún cuando estaba a mi lado. Lo apuñaló con el pico del cetro, haciéndolo gritar. ¿Cuándo tomó ese poderoso bastón? El hombre gimió de dolor por el ataque y yo grité asombrada. Volteé a mi lado de nuevo y vi cómo el Loki que estaba conmigo hace un momento desapareció en un destello verde. Él había creado una ilusión en cuestión de segundos haciéndolo creer que estaba junto a mí para así asesinarlo.
—¡No! —grité cuando el hombre cayó ensangrentado al momento en el que Loki aparta el cetro de su pecho.
El dios sacó una sonrisa malvada hacia él.
—¡¿Qué es lo que hiciste?! —me acerqué al agente en el suelo, aquel tenía los ojos idos.
—Hice lo que tenía que hacer —seguía sonriendo.
—¡Lo has matado! —miré a Loki con mis lágrimas de furia cayendo de mis mejillas.
—Es solo otro humano, Sigyn —espetó con molestia.
—¿Cómo puedes ser tan frívolo? —negué con mi cabeza a la vez que me levantaba del suelo y me acercaba a él.
—No... ganarás... en... esto... —el hombre habló con dificultad, ambos lo volteamos a ver— Esto solo será... otro de tus fallas.
Eso enfureció a Loki, no obstante, ambos caímos al suelo debido a un fuerte tambaleo en la nave. Lo siguiente fue que la puerta fue destruida cuando Éride aparece. ¿Cómo escapó de su capsula?
—La bestia ha despertado, ¡es nuestro momento! —le avisó con apuro, Loki se levanta sin pensarlo.
—¡Loki! ¡Detente, por favor! —me levanté igual— No hagas esto, tienes qu-...
—No te metas ahora —habló Éride y me apuntó con su filosa daga. La miré con el ceño fruncido, pero mis ojos vuelven al pelinegro con la esperanza de que se detuviera pero sabía que no iba a suceder. Él solo tenía el semblante serio en mí.
