Cuando un Dios nace, un propósito se le asigna. Son parte de sus genes, algún Dios del más allá le ha dado un don especifico al momento de nacer y su deber es hacerse cargo de esos poderes magníficos. Sigyn como la Diosa de la lealtad y Loki como el...
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« Loki »
No puedo seguir aquí.
Todo es presión y humillación en este maldito reino. Pero eso se ha acabado, he elaborado un glorioso plan para que sepan lo poderoso que puedo llegar a ser. Todos aquí en Asgard me ven como un desperdicio cuyo valor es igual a cero. Y eso se ha terminado a partir de hoy.
Éride vino a verme justamente este día, pero no tenía intenciones de perder el tiempo charlando. No obstante, me descubrió en la cámara de trofeos. Ella conocía parte de mí, pero solo aquella en la que demuestro ser ágil. Le mostré el teseracto en mis manos el cual pertenece a este mundo y el poderoso bastón llamado cetro que contenía una poderosa gema que conseguí gracias a sitios que visité solo antes de ser casi exiliado luego de mi pelea con Thor y Odín. Aquella pieza que estoy robando es tan potente que me serviría de mucho para tener a todos de rodillas.
—Yo puedo ayudarte, Loki —sonrió con ambición— Soy la diosa de discordia y el conflicto, sé luchar con sabiduría. Formaríamos un gran equipo para destruir el mundo de Midgard.
—Oh, Éride —solté una leve carcajada llena de ironía— Esto es más serio de lo que crees. No es sobre destruir, es sobre reinar —quité mi expresión anterior, siendo reservado.
—Lo sé, pero en mí nace un deseo de guerra. Yo te entiendo, Loki —hizo una leve pausa— Y sé que puedo ayudarte a conseguir tu objetivo. Siempre hemos sido buenos guerreros juntos.
La diosa del conflicto tenía razón, ella podría funcionar para elaborar mi plan. Necesitaba sus habilidades, por lo que sería de gran ayuda para mí.
—Junta a la tropa, tú sabes a cual me refiero —ordené y ella asintió con una sonrisa llena de malicia— Y vayamos a otro sitio ha elaborar esto, no es seguro estar aquí —desaparecí el teseracto conmigo.
Antes de contarle mi proyecto, fui a la cocina para alejar a Sigyn en caso de que me buscara. La vi ahí comiendo algunas nueces. Me acerqué a ella, y sin bromas, comencé a hablar.
—Estaré ocupado en una de las salas, por favor no molestes —exigí.
Entonces me mostró confusión.
—Loki... quiero saber si estás bien, ¿puedo ayudarte en algo? —se acercó a mí.
La noté preocupada, pero no necesitaba su compasión. No quería meter a Sigyn en esto, es demasiado buena como para dejarme elaborar mi plan. Sé que es fiel a mí, pero evitaría a toda costa a que vaya a hacer guerra. Y de verdad me urgía ir a aquel mundo de débiles, sé lo mucho que le importa a Thor. Por eso Éride es mi mejor opción en esto, no creo que la diosa de la lealtad y la compasión esté a favor de mi propósito.
—Haz lo que te pedí —fue lo último que dije para irme.
Sali de ahí, Éride solo me sonrió al verme pero yo seguía serio.
