Cuando un Dios nace, un propósito se le asigna. Son parte de sus genes, algún Dios del más allá le ha dado un don especifico al momento de nacer y su deber es hacerse cargo de esos poderes magníficos. Sigyn como la Diosa de la lealtad y Loki como el...
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« Sigyn »
Solo pudo ser él.
¿Quién más?
Entonces mi mirada se transforma a una de enojo. Mi ser no siente a Éride con bondad, por más lejos que esté de mí, no la siento con buenas intenciones.
—¿Fuiste tú, no es así? —mascullé.
—¿Qué? —arrugó su frente por mi acusación.
—Tú diste la orden, ¡no me mientas! —negué con mi cabeza con decepción.
—No sé de qué hablas, Sigyn. ¿En serio crees que después de mi libertad tengo el poder para decidir sobre la entrada a este reino al ser quien me ayudó a una guerra conflictiva? —sonrió con sarcasmo— No, no lo creo.
—Es que no hay alguien más —retrocedí un par de pasos dispuesta a alejarme.
—No me crees, ¿cierto? —preguntó, viéndome con seriedad.
No podía. Mi mente está hecho un desastre ahora por las inmensas dudas. Por lo tanto, no podía creerle.
—Creí que confiabas en mí —seguía con esa actitud seria.
—Ahora no lo sé —suspiré y decidí marcharme de ahí.
Luego de dos largas semanas, Éride no se había presentado por aquí. Todos parecen tranquilos en el palacio, por lo que no pregunté sobre la diosa de la discordia a nadie. Por un momento pequeño pensé que fue una mentira de él, pero no lo creo. Loki y yo seguimos en distancia, y eso me ponía nerviosa. El hecho de no haber confiado en él en ese instante, lo dejó un poco rabioso. Por mi parte, no podía culparme. Thor piensa lo mismo que yo, la reina la adora pero no creo que haya dado esa orden, y ni hablar de Odín. Solo pudo ser Loki.
Deseché todo lo que pude en la taza, debido a otro fuerte mareo. Los síntomas cada vez eran más fuertes, e incluso mi cuerpo se sentía cansado la mayoría del tiempo. Luego de estar lista, bajé al comedor para ver a la reina dando algunas ordenes.
—Buen día, Sigyn. ¿Amaneciste con hambre? —me sonrió.
—¡Demasiada! —dije divertida, había amanecido con bastante apetito como usualmente debido a mis cambios.
—En un momento estará el desayuno. Por cierto, ¿lista para la fiesta de celebración? —preguntó con una suma emoción.
—Oh, lo olvidé. ¿Es hoy? —pregunté torpemente.
La reina había estado planeado desde hace unos días una fiesta de celebración para Loki y para mí ya que quería festejar el anuncio del nuevo descendiente de Asgard al reino entero. Iba a venir una buena cantidad de gente, por lo que iba a ser un evento formal. Sinceramente ayudé muy poco a Frigga con el tema, no he podido sentirme al cien con los síntomas atacándome y con el tema de Éride me he puesto solo más nerviosa. Por mi bien, trataré de estar tranquila. No iba a suceder esta noche por el festejo, pero haría lo posible para relajarme.
