23. El secreto de un Dios

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« Loki »

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« Loki »

—No...—murmuré ido, mis ojos se encontraban engrandecidos por la sorpresa de su confesión. Sentía una enorme decepción que se acumulaba en mi pecho por el mismo asombro.

Sigyn no pudo hacer eso.

—Vamos Sigyn...—apretó mis manos con las suyas— Sé que eres la diosa de la lealtad, fiel a todos, pero si fuiste tú la que decidió besarme aquel día entonces es porque sientes lo mismo que yo. 

No respondí, seguía perdido profundamente en mis pensamientos. Entre más hablaba ese ayudante, más me enfurecía. Si lo que me dice es real, con decepción me pregunto: ¿cuándo ellos compartieron un momento así de sentimental en el que, según él, se besaron? 

—No puedo dejar de pensar en ti, princesa. Desde el día que te conocí, supe que había algo especial en ti. Tu puro corazón que me dejaba sin aliento —suspiró triste, sus ojos me recorrían el rostro— Pero es una lastima que la verdadera Sigyn no pueda saberlo, porque sé que eres tú Loki —dijo entre dientes, apretando con fuerzas sus dedos en la piel de mis manos para dañarme.

Ahí volví a mi ser real, desapareciendo mi ilusión de inmediato. Mi rostro estaba fruncido por la molestia de su presencia, ni siquiera me dolía su agarre en estos momentos. Sin pensarlo mucho, lo alejé de mí de una patada que lo lanzó. Él cayó al suelo, soltó un bufido pero se levantó con prisas para atacarme.

—¿Creíste que no iba a darme cuenta? No soy un estúpido como para caer en tus travesuras —masculló con furia.

—¿Qué es lo que buscas? —pregunté, alzando mi cabeza— O más bien, ¿Qué es lo que quieres?

—¿De ti? Nada —se ríe— No busco nada de ti, pero ahora que te apareces, solo me estorbas en mi camino.

Lo acorralé en la pared, haciendo que aparezca mi daga en mi mano y así rozarla sin cuidado en su cuello. Él gruñe en odio, mirándome con sus cejas fruncidas.

—Así que esta es tu verdadera actitud —dije y encajé un poco más mi daga— No me sorprende, la mayoría de los arrastrados como tú siempre sacan sus garras al final del día. Sin embargo, no quiero que te metas con Sigyn para lograr lo que quieres.

—¿Sabes? La querida diosa de lealtad tiene una relación especial para mí —arrastró las palabras debido a que no lo dejaba respirar con normalidad.

De pronto, me golpeó en el estómago a todo puño. Demonios, logró distraerme con sus asquerosas palabras. Yo caí de rodillas, agarrando mi zona afectada por el impacto. Mi daga cayó, un hecho que aprovechó aquel ayudante para tomarla.

—No querrás asesinarme —dice él con una sonrisa burlona, yo alcé la cabeza para verlo— Te haría ver como el malo, ¿no crees? 

Con otra ilusión, aparecí detrás de él.

Loki & SigynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora