21. Medianoche azul

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« Loki »

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« Loki »

Con el paso del tiempo, algunos meses pasaron como desliz. Los asuntos en el mundo de Asgard han estado serenos últimamente, mi situación con Sigyn sigue en un ambiente mucho más pacífico. Desde que hemos confesado nuestros sentimientos, la postura entre ambos ha mejorado. Mi ser interior sigue sin comprender lo que ella siente por mí, una clase de amor que jamás había experimentado en mi vida. Para mí sigue siendo inconcebible que alguien se preocupe verdaderamente por mí, que me aprecie por cómo soy, que halle la forma de querer comprender mis actos de rebeldía o tristeza acumulada. No merecía a Sigyn, ni su dedicación o su sensato amor por más que yo la ame también. Jamás podría darle esa paz que necesita, a veces hago acciones que son estultas, cometo muchos errores a menudo. Esos pensamientos me abrumaban hasta dejarme agotado en mi interior, no quería lastimarla emocionalmente y hago lo posible para alejarla de problemas que no se merece.

Escuché cómo los guardias abrieron las enormes puertas de la entrada principal, en eso veo entrar a una pelirroja de cabellos largos y un vestido frondoso color oscuro; es Éride. No sabía que vendría el día de hoy, por lo que me acerco hacia ella. Logro apreciar mejor que lleva consigo una canasta en sus manos, al verme frente a su ser, ella me sonríe con una felicidad acumulada en su rostro.

—Buenas tardes, Loki. 

Es lo primero que me dice, pero no respondo.

—Me da mucho gusto verte luego de tanto tiempo —se hincó ante a mí como saludo pero volvió a su postura normal— Hasta luces diferente, puedo notar que tu cabello negro ha crecido —lo tocó.

—¿A qué has venido exactamente? —alejé su mano de mí. Éride alzó una ceja con confusión. 

—¿Qué? ¿Ni un "buenas tardes a ti también"? Tus modales han cambiado de igual forma —soltó una leve risa, yo solo la miré con seriedad— Bien, he venido a entregarle esto a la reina Frigga. Es un regalo mío y del pueblo, lo hemos hecho con dedicación y agradecimiento por sus lindas atenciones —me mostró la canasta.

—¿Sabes, Éride? Te has tardado en venir, ¿no lo crees? —pregunté y ella se ríe.

—¿Acaso me estabas esperando? 

—Luego de tu permiso de volver a este reino, creí que tu gran curiosidad no tendría límite y llegarías hasta aquí al instante —comenzamos a caminar por los pasillos.

Aquella diosa nunca le faltaba en poner un pie en este sitio desde que era niña, sus padres fueron grandes amigos de los reyes y por eso mismo establecimos una amistad. Sigo creyendo que nuestra cercanía fue importante de niños, al crecer, las cosas cambiaron un poco. O al menos para mí, pues dejé a un lado mis momentos de aventura infantil para dedicarme a otras cosas que preferí hacer en solitario. 

—Esa es la cosa, no quería venir —suspiró con lentitud— Supuse que no era cien por ciento bienvenida. Mi reputación no fue la mejor los primeros meses, pero he trabajado duro para demostrar mi gran amor por este mundo. La reina Frigga fue tan amable, el tener su confianza de vuelta significó mucho para mí.

Loki & SigynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora