Cuando un Dios nace, un propósito se le asigna. Son parte de sus genes, algún Dios del más allá le ha dado un don especifico al momento de nacer y su deber es hacerse cargo de esos poderes magníficos. Sigyn como la Diosa de la lealtad y Loki como el...
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« Sigyn »
Después de todo, regresamos a Asgard.
Yo debía volver de todos modos, mi mente y alma sabían muy bien mi posición y de mis grandes responsabilidades en el reino. Aunque aún no perdonaba a Loki del todo, al menos estábamos bien y eso me tranquilizaba por el momento. Han pasado dos días desde que me confesó aquellas palabras. Estaba en un momento de vulnerabilidad cuando lo dijo y parte de mí sabía que no estaba mintiendo. No lo sé, mi ser sintió el suyo en armonía en ese momento y por eso lo tomé muy en serio. Sus ojos y voz sonaban sinceros, pero si realmente él se sentía de esa forma respecto a mí; tendría que demostrarlo de verdad. Debido a eso, no me cegaré tan pronto ante esas palabras que para mí tienen significado.
—Buenos días —lo oí decir a mi lado con una voz recién despierta. Mi rostro veía el techo de nuestra alcoba debido a que, al yo despertarme, mis pensamientos atacaron mi cabeza cuando vi a ese especifica zona.
—Buen día —murmuré, ahora sí viendo su rostro.
Ante la alumbrada habitación por el reflejo del sol; sus ojos se miraban más brillantes. Su rostro neutro me provocó nervios, por lo que aparté mi mirada de la suya.
—No parabas de moverte durante toda la noche —lo dice más bien con duda pero en un tono calmado.
—Lo lamento, quizás estaba un poco incomoda por mi estado —traté de excusarme.
Los pensamientos no me dejaban, esa era la realidad.
—Déjame ver —avisó, después se acercó a mi cuerpo y me apartó la fina sábana de terciopelo que me cubría para ver mi vientre— Ha crecido tanto —con su dedo índice tocó con delicadeza mi estómago abultado sobre la tela, sus ojos miraban a su propio dedo recorrer la zona con lentitud— ¿Cómo te sientes? —me miró, pero sin dejar de tocarme.
—Bien —le sonreí un poco— A comparación de otros días que me despertaba fatal por las náuseas y los mareos.
—Perdón por dejarte abandonada las últimas semanas —se apartó para sentarse sobre la cama— Es solo que... la discusión que tuvimos me dejó con un dilema en mi interior.
Aquel día en el callejón de Midgard, Loki me dijo que mi falta de confianza hacia él en los últimos días lo dejaron en dolencia. Yo puse mi mano sobre su hombro, entonces me mira atento.
—Lamento haberte juzgado —suspiré, era la verdad— Tú solo me estabas avisando y yo te apunté con el dedo echándote la culpa. Siempre te he tenido fe y hallo de comprender la forma en la que actúas, pero esa vez la furia me consumió que no pensé con claridad.
—Tiene sentido, mis engaños te hicieron así —suspiró— Igual lo lamento.
—Solo espero que igual confíes en mí —miré sus ojos— Y por favor, no vuelvas a mentirme. O bien, crear ilusiones para pretender que estás conmigo —relamí mis labios por los nervios— Cuando lo descubrí; me hizo sentir mal.
