Cuando un Dios nace, un propósito se le asigna. Son parte de sus genes, algún Dios del más allá le ha dado un don especifico al momento de nacer y su deber es hacerse cargo de esos poderes magníficos. Sigyn como la Diosa de la lealtad y Loki como el...
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« Sigyn »
Por la mañana me levanté nerviosa y con náuseas, pero traté de tranquilizarme para estar mentalmente preparada. Pronto hablaría con padre de todo para mi trato con él. Le pediría que dé la orden de dejar a Loki libre. Obviamente no sería para nada sencillo pedirle algo así, tendría que darle mil motivos que espero pueda comprender. Pero no quitaba el hecho de que estaba aterrada de hablar con el rey a solas sobre el dios del engaño.
Ha pasado cuatro días desde que hablé con Loki en su celda. No llegamos a nada con nuestra última charla y yo no le admití que estaba embarazada. No estaba lista aún para confesárselo, nuestra convivencia ha sido distante y dura. Desde lo de Nueva York todo ha empeorado.
Pero no iba a dejarlo. Seguiría estando a su lado para apoyarlo pase lo que pase.
Sin embargo, la reina me ha estado aconsejando con el tema de mi embarazo y me ha estado ayudando en todos los aspectos tanto emocionales como físicos. Por ahora solo tengo malestares como náuseas y mareos constantes, pero aún podía dar lo mejor de mí con mis deberes y ocultar la noticia.
Pasé por los jardines del palacio, donde miré a Thor entrenando con sus amigos los guerreros.
—¡Sigyn! —se acercó a mí— Buenos días, ¿te apetece entrenar con nosotros? ¡Es un día estupendo! —sonrió con muy buen humor.
—Thor, la verdad es que... ¡ah! —esquivé un movimiento suyo hacia mí— ¡Oye! —esquivé otro— Aún ni estoy preparada...—y otro— ¡Espera! —me agaché por instinto.
—¿Qué pasa, Sigyn? Eres mucho más ágil que esto —alzó una ceja confundido y me ayudó a levantarme del suelo.
—¡Deja a la princesa tranquila, Thor! Aún es temprano, no la molestes —se burló Fandral a lo lejos.
—Lo lamento —sacudió mis hombros con sus manos— ¿Estás bien? —preguntó preocupado— No has entrenado estos días y me parece extraño en ti. Siempre eras puntual con tu hora de entrenamiento, ¿qué ha pasado?
—Bueno, he estado ocupada —sonreí un poco nerviosa— Oye, quisiera saber si... ¡ah! —esquivé otro movimiento suyo de combate— ¿Qué fue eso? —alejé su mano.
—Quería ponerte a prueba, lo lamento, pensé que estarías preparada. Sigyn, te noto extraña, distraída, ¿segura que estás bien? —tocó mi frente— ¿Es acaso por lo de Loki? Sé que está en una celda ahora, y eso te ha de preocupar más que todos. Yo igual me siento mal por él, pero ¿qué podemos hacer al respecto? Si él no...
—No, Thor. Basta —suspiré, aparté su mano de mi frente— No es eso. Bueno sí, gran parte sí y estoy muy preocupada igual pero...
—¿Entonces entrenamos? —se puso en marcha por lo cual abrí mis ojos— No me gusta verte así de inquieta, y sé lo mucho que te gusta entrenar por lo que será bueno para que te distraigas.
