Capítulo 2

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Annika 

El diablo. 

Ese es el apodo que mis devotos empleados usan para describirme a mis espaldas. Idiotas. Como si no lo supiera. Aún así no me molesta. Se que soy dura, exigente y que no doy segundas oportunidades. Así se llega a la cima, sobre todo si eres una mujer tratando de dominar un mundo hecho para hombres. De igual forma, eso nunca me ha frenado, al contario, me ha impulsado a querer estar por encima de todos aquellos que se creen capaces de subestimarme. 

Nací con privilegios. Una familia, padres presentes, libertad, una buena economía que me permitió asistir a las mejores escuelas y universidades. Un mundo lleno de posibilidades. Aunque, no me conforme siendo una cara bonita, con buenos modales y ropa cara, a la busca de un marido que me mantenga, como mi madre y mi hermana. Quería mucho más que lo me podría ofrecer un hombre que solo me quiere para trofeo, como una esposa modelo y madre dedicada. 

Siempre quise que todos conozcan mi nombre, alrededor del mundo. Que sea sinónimo de grandeza, elegancia, cálida... crear un imperio. 

Y lo hice...

***

Una vez que termino con mi rutina facial de todas las mañanas, me adentro en mi vestidor. 

La noche anterior ya había pensado en estrenar el vestido blanco que diseñe para mi nueva colección, por lo que saco de uno de los cajones un conjunto de ropa interior blanca de encaje. Una vez que termino de ponérmela, saco de su percha el impecable y perfecto vestido. Elijo zapatos del mismo tono y para romper con tanto color uniforme, tomo una de mis carteras color suela. 

Suelo rehuir de este color, me parece muy de novia, pero en verdad me enamore de este vestido y pese a que intenté con otro color, solo en blanco le daba ese toque de perfección. 

Y hoy es ese día para usarlo. 

El diablo vestido de blanco, ya puedo oír a la comitiva bromear con eso. 

Me cuelgo la cartera al brazo, después de meter todo dentro, agarro mi carpeta personal donde tengo todo lo de la empresa, junto con la correspondencia que me dio Patrick anoche. Salgo de mi casa, en bello barrio de Manhattan y me subo al auto que me espera todas las mañanas. Al subirme este arranca. 

Sentada en la parte trasera, comienzo a abrir los sobres. Son de invitaciones a eventos, famosos que me envían las gracias por vestirlos, incluso una es de esa cantante que está tan de moda, a quien elegí como cara de mi nueva fragancia. 

Suspiro con fastidio al reconocer la letra de mi hermana en el ultimo sobre. 

¿Qué será ahora? 

Sin duda esto si que no me lo imaginaba. - pienso en shock al leer de que se trata. 

- Señorita Virago, aquí estamos. - me informa mi chofer, al detenerse en el frente del edifico donde en la ultima planta están mis oficinas. 

- Gracias. - me bajo. 

Me encamino molesta hacía adentro. Camino derecho hacia los elevadores. Nadie se atreve a cortarme el paso. Presiono el botón de nuestro piso y se cierran las puertas. Pasan unos segundos cuando se vuelven a abrir. Y al dar un paso afuera, uno de los internos ya me espera a mi lado. Me doy mi cartera y él me da mi vaso de café starbucks. 

- Buenos días. - se va oyendo que me dicen todos. 

Sigo caminando hacía mi oficina. Patrick, mi asistente, se para a mi lado. 

- Me lo diste a propósito para que me lo llevara y así no abrirlo aquí. 

- No quería que la oficina explotara cuando abriera ese sobre. Tú hermana me llamo para avisarme. 

Bajo ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora