Capítulo 23

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Annika

Por suerte el lunes mi hermana tenía cosas que ultimar con Cameron de la boda, así ni ella ni mi madre iban a fastidiarnos por el día, o al menos durante unas horas. 

Mi intención era ponerme al día con el trabajo, después de que ayer no hice nada por estar en yate. Pero Harper invito a Josh y Aaron a ir con ella a la playa y ambos aceptaron, así que no me quedo de otra que ir con los dos. No me quedo tranquila si los dejo solos. 

Una vez que llegamos a la hermosa playa, nos acomodamos con nuestras cosas uno en cada reposera. Con Harper nos acostamos en estas a tomar sol, mientras los dos amigos se dirigieron hacia el agua.  

- ¿Qué sabes del amigo de tú prometido? - me pregunta, rompiendo el silencio. 

- ¿De Josh? - pregunto extrañada. Ella asiente. - Divorciado, creo que tiene dos hijos o tres y... es socio de Aaron, se conocen de hace un tiempo. 

- ¿Está con alguien ahora?

- No lo creo. ¿Por qué?

Me mira divertida. - ¿Por qué crees Annika? 

- ¿Te gusta Josh? Apenas lo conoces. 

- Es solo para pasar la semana, ya que vine sin acompañante, creo que lo haría más llevadero. 

Si supieras....

- Además me parece divertido. - sigue diciendo. - Y si es amigo de tú prometido, debe ser un hombre decente. Últimamente me conformo con eso. Hoy en día no es sencillo conseguir uno de esos, por más común que eso suene. Tienes suerte. 

- ¿Por qué? - le pregunto sin entender. 

- Que encontraste a alguien encantador. 

- Ah si. Soy muy afortunada, Aaron es genial. 

- ¿Genial? Dios prima, sigues igual de tosca. - dice. - Se ven muy lindos juntos, además de que él te mira venerando el piso por el que caminas. 

- Tampoco tan así... - digo riendo. 

- Es porque no prestas atención entonces. Ayer las dos barbies no dejaban de suspirar y cuchichiar entre ellas. No te descuides, porque no van a desaprovechar la oportunidad de clavarle sus uñas recién hechas. 

- Kim ama a Cameron, siempre fue así, desde que somos niñas. 

- Kim quiere todo lo que tú quieres. 

- Eso es ridículo, porque ambas somos muy distintas y queremos cosas diferentes. 

- ¿Lo son? ¿Realmente son distintas? 

- No vuelvas a compararme con ella. - digo con fastidio. 

- Está bien, no te molestes. - dice. - Solo trato de decirte que disfrutes eso que te da la vida. Y que no lo eches a perder. Aunque supongo que eso ya lo sabes, es decir, te vas a casar con él. Y la Annika que conozco, eso sería lo ultimo que hubiera hecho. ¿Realmente te vas a casar? - me pregunta.

La miro. - ¿A que te refieres? - pregunto. 

- A que si realmente se van a casar o si ya no se casaron. 

Uff, menos mal, casi me da algo. 

Río, para que no se note lo nerviosa que me puse por un segundo. 

- No, aún no nos casamos. 

- No me extrañaría que lo hicieras sin decirle a nadie. 

- Sabes, no me lo había planteado, pero ahora que lo dices. 

Ríe. - Por favor no, que tú madre me va a matar si se entera que yo te di la idea. - dice. - Así que ya sabes, quiero que me juntes con Josh para una noche de pasión. - vuelvo a reír. - No te rías, ahí notas lo necesitada que estoy que recurro a esto como si fuera una colegiala pidiéndole a mi amiga que le pase una nota al que me gusta. 

- Creí que tú y Frank estaban bien. 

- Terminamos hace dos años, me engañaba con su secretaría, la que me dijo que era lesbiana. 

- Lo siento. - digo apenada. 

- No te preocupes, todos me decían que era un imbécil, pero yo era la única que no lo notaba. 

- También lo decía por haber estado tan ausente. 

- Está bien, no te culpo. Se que tus motivos tendrás. 

- Motivos egoístas. 

- Creo que no está mal que uno se priorice a si mismo. Además, tan mal no te ha ido. Se que te va muy bien con tu línea y tienes a tu lado a un hombre increíble. Solo míralo. - dice eso ultimo divertida. 

Miro en la dirección en la que ella lo hace, frente a nosotras. Aaron sale del agua, lleva su traje de baño, su cuerpo está todo mojado, al igual que su cabello, que se pasa ambas manos por este, haciéndolo hacía atrás. 

Todo un espectáculo. 

- Eso si que ha sido egoísta, Annika. No se come adelante del hambriento. - dice Harper. Río. 

Aaron se para frente a nosotras. 

Y la vista de cerca mejora...

- El agua está increíble, ¿seguras que no quieren ir? - nos pregunta. 

- Si tu dices que está increíble, has despertado mi curiosidad. - dice Harper parándose. - ¿Josh sigue allí? 

- Si. - le responde Aaron. Ella se encamina hacia el agua, dejándonos solos. - ¿Vamos? 

- Prefiero quedarme aquí y seguir disfrutando un poco más de la calidez del sol. - digo. Aunque el sol no es lo unico que me calienta en estos momentos. 

- Está bien. - dice riendo. 

- Pero, ya que estás, me puedes hacer un favor. 

- Claro, lo que quieras. 

- ¿Me das una mano y me pones bronceador en la espalda? - le pregunto haciendo como si no fuera la gran cosa. - Le iba a pedir a Harper, pero salió corriendo hacia el agua. - le extiendo el bronceador. 

- Eh, claro... - dice y lo toma. Puedo notar algo de nerviosismo en su voz. Y me da cierto placer saber que lo pongo nervioso. 

- Genial. - digo con una sonrisa divertida. Me doy la vuelta, quedando boca abajo y me desprendo las tiras del bikini. - Cuando quieras... - agrego luego de que pasan varios segundos y no siento que se acerque. 

Luego de eso, no tardo en sentir sus grandes y cálidas manos por mi espalda. Pero no lo hace así nomas, apenas tocándome, sino que las yemas de sus dedos se deslizan por toda mi piel en unos agradables movimientos. Luego sube a mis hombros y los masajea, lo que me da una sensación muy placentera por todo mi cuerpo. 

Me giro para agradecerle y me sorprendo al tener su rostro a unos centímetros del mío. Está sentado a mi lado, en el borde de la reposera, mientras me observa con ese brillo que tienen sus ojos. Tiene una leve sonrisa. 

- Gracias. - digo. 

- No hay de que. - me dice aún con ese gesto. Un gesto como de cierta complicidad, como si estuviéramos jugando el mismo juego, para el mismo equipo. - Te estaremos esperando si cambias de parecer. - deja un beso en mi mejilla y se da la vuelta para volver hacía el mar. 

Y yo me quedo con la vista de esa espalda que me encanta. 

Dios, yo también parezco una adolescente que se calienta con mucha facilidad.

Estoy jugando con fuego. Y nada bien sale cuando uno juega con eso.  




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