Annika
El gran día llego. El día del desfile.
Pese a que llevo haciendo esto desde hace un tiempo ya, no puedo evitar ese día ponerme nerviosa y bastante alterada. Pero por la mañana Kim y Cam se casaron en el ayuntamiento. Así que la improvisada boda, logro que tuviera mi mente ocupada durante varias horas. Will y yo fuimos los testigos. Mis padres estuvieron allí para apoyar a Kim, al igual que los padres de Cam. Fue una ceremonia muy bonita e intima. Desee tanto que Aaron hubiera estado allí.
Luego de eso, con Patrick fuimos al salón donde por la tarde será el desfile. La pasarela estaba lista, al igual que el backstage dónde ya estaban los percheros con la ropa, al igual que todos los peinadores y maquillistas. La música y las luces también ya se encontraba en orden.
Esos dos días al año, en los que tengo mis desfiles, son los más importantes de mi vida. Me preparo por meses para que todo salga perfecto. Y siempre estoy muy ansiosa y feliz, pero está vez otra cosa ocupa mis pensamientos. Una persona, mejor dicho.
Yo jamás he sido de los que se sienten que no pertenecen, es un sentimiento que no es habitual en mi, sino todo lo contario. Aunque, por primera vez, en estos momentos, me siento así. Siento que este no es el lugar en el que debería estar. Quisiera tan solo largarme.
- Annika, las modelos ya están todas aquí. - me informa Patrick, acercándose. - ¿Doy la indicación que ya comiencen los peinadores?
- Si, que ya empiecen. - digo. - ¿Los vestidores llegaron todos?
- Si, ya están todos aquí.
- Genial.
- Tú ropa también ya llego. Si quieres ir a vestirte, yo termino de controlar todo acá. Aunque todo está perfecto, tal como te quieres.
Lo miro. - Si. Iré a cambiarme.
- ¿Te encuentras bien? - me susurra. - Te noto algo ida. ¿Quieres que te busque una aspirina? ¿O una copa de vino?
- No, no. Solo estoy pensando. - le respondo.
Me dirijo hacía una de las habitaciones de la enorme mansión, que siempre dejo apartada para tener mis cosas personales y cambiarme de ropa para luego mi caminata final cuando termina el desfile. Me gusta caminar por esa pasarela, mientras recibo los aplausos de las personas. Al entrar veo colgado en una percha el llamativo vestido que diseñe hace meses precisamente para este momento. Me acerco y acaricio la tela, mientras lo observo.
Por algún motivo mis pensamientos me llevan a esa noche en el yate con Aaron. Bailando bajo las estrellas, con él cantándome al oído. Tengo tan clavada en el corazón a esa noche, que no hay forma que llegue a olvidarla. Porque esa noche supe lo que era la felicidad de estar con alguien. Muchas cosas me han dado felicidad a los largo de mi vida... mi trabajo, mis logros, pero nunca alguien. Siempre estuve bien conmigo mismo, pero esa noche descubrí que no es tan malo compartir tú vida con alguien. Y con el pasar de los días, me di cuenta que podría acostumbrarme a estar con Aaron. Y ahora que lo perdí, se que no puedo seguir haciendo de cuenta de que no paso, que él no existe y que no lo extraño.
Suelto el vestido, agarro mi cartera y salgo de la habitación.
- ¿Qué sucede? - me pregunta Patrick, al cruzarme con él.
Me detengo. - Tengo que irme, tú quedas a cargo.
- Aguarda, aguarda. ¿A dónde vas? ¿Te falta algo? Mandaré a alguien que te lo busque.
- No, tengo que ir yo.
- Annika, es desfile es en unas horas.
- Hay otro lugar en el que debo estar.
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Bajo Contrato
RomanceAaron cree que no puede haber caído más bajo luego de que quebrara su negocio... sin trabajo, sin dinero y próximo a ser desalojado. Pero por un golpe, literal, del destino, conoce a Annika. Ella es una exitosa empresaria, a quien no le falta nada...