Capítulo 20

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Annika

Pesé a que al principio tenia mis objeciones y quería volverme para seguir trabajando. Pero, no voy a ser hipócrita, porque es algo que odio, así que voy a admitir que fue un buen día. Me la pase bien. 

Estuvimos en yate poniendo música y bailando. O más bien yo los veía bailar, a mis invitados para ser más precisa. Josh era una tabla de madera, pero le ponía muchas ganas y energía, lo que así que se viera bien, más aún cuando Harper se le acoplo y empezaron a hacer el tonto. Aaron, por otro lado, y para mi sorpresa, el si se mueve con gracia y cierta sigilesa. Supongo que es la sangre latina, como se excuso Josh a su falta de movimientos.  

Mi hermana hizo que trajeran de esos toboganes inflables, de los que te arrojas desde el barco. Me negué, porque le tengo cierto pavor al desnucarme en eso de semejante altura, pero Aaron uso la carta de: 

"Anda Anni, si en nuestras vacaciones en la playa no hemos tirados juntos." 

Otra cosa que tengo que admitir, es que fue divertido. Aaron no me soltó en ningún momento, mientras ambos nos deslizábamos por el tobogán, gritando a todo pulmón. 

Disfrute gritar. De alguna forma solté lo que tenía acumulado dentro. Yo no soy de las que lloran, soy más bien de las que gritan para demostrar algo. Y mi forma de deshago es gritar. 

Lo que le siguió después fue que anduvimos en esas motos acuáticas, recorriendo el amplio mar con su hermosas aguas cristalinas. 

Fue un día entero de haberme soltado y de no haber pensado en nada más que lo que estaba sucediendo ahora. Fue la primera vez en años que mi empresa no pasa por mi cabeza en todo el día. Deje mi celular en el camarote y allí quedo. No recordé la existencia de nada. 

Lo más extraño es que pese a que me olvide de todo, en ningún momento se me cruzo de que Aaron en realidad no es mi prometido. Se sintió como si lo fuera. Como si no tuviéramos que fingir. Él dejaba besos espontaneas en mis mejillas y en ningún momento eso me fastidio o lo sentí forzado. 

Estar cerca suyo me hace sentir de esa forma. Espontanea. Así como es él. Me transmite y me contagia su vibra. Lo miro y no puedo evitar sonreír de esa forma dulce como él. 

¿Cómo es que alguien en tan poco tiempo genere esas pequeñas sacudidas en tú vida? 

Por nadie hubiera hecho todo lo que hoy. 

Si vamos así los primeros días, ¿Qué puedo esperar para todo lo que queda de la semana? 

Mañana llamaré a Patrick. Él me pondrá en orbita de nuevo y pinchará la burbuja. 

- Quiero que vayan todos a preparase para la cena. - anuncia mi hermana. - Será en unas horas y como ya bien dije, es vestimenta formal. 

- En ese caso Aaron, Josh y yo tendremos que cenar en nuestros camarotes. - digo. - Porque no nos comunicaste de está velada. 

- Que bueno que siempre vengo preparada para imprevistos. - dice Kim con una sonrisa. - Soy algo así como una hada madrina. Vengamos no hay tiempo que perder. 

Entramos y nos dirigimos a uno de los tantos camarotes que hay. En el cual sobre la cama hay muchas valijas además de fundas largas con perchas, colgando de las puertas del armario. Kim se acerca y baja el cierre de una de las fundas. 

- Si que vienes preparada. - dice Josh con sorpresa. 

- Pues claro, íbamos a estar en el medio del océano. - le responde. Le extiende. - Un smoking negro para ti. 

Josh lo toma. - Gracias. 

Abre el cierre de la otra funda. - Y otro para mi querido cuñado. 

Bajo ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora